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sábado, 30 noviembre, 2024

Y los hombres…¿qué?

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Violencia de género

Más de mil personas se convocaron en la ciudad el miércoles para manifestarse en contra de la violencia de género en la plaza central de nuestra ciudad. La movilización así se unía a la campaña nacional “Ni una menos”… Cuando hablamos de violencia de género inmediatamente aparece la imagen de que la víctima es una mujer, varias o muchas o cientos, como en la Argentina.

 

Sin embargo, es un flagelo que también las tiene como victimarias. Muchas veces son los hombres las víctimas de ellas pero ellos prefieren el silencio a la denuncia. Y no aparecen en las estadísticas.

Un hombre maltratado es aquel que es habitualmente agredido, en forma física o verbal, por su esposa, sus hijos o por quienes conviven con él. Por el tipo de sociedad patriarcal en la que vivimos, la golpeada suele ser la mujer. A un hombre le cuesta admitirlo.

Los hombres maltratados no se atreven a denunciar estos hechos, porque los ven como algo que puede afectar a su hombría.
La percepción común es que los hombres nunca son las víctimas de la violencia doméstica. Para resolver el problema debemos liberarnos de este tabú y tener un acercamiento más equilibrado al problema.
En muchos países, entre ellos algunos del continente americano, el número de hombres que reciben malos tratos de sus parejas es prácticamente similar al de las mujeres, cuando no mayor.

En los Estados Unidos, por ejemplo, el número de hombres maltratados por sus esposas supera al de las mujeres golpeadas por sus maridos, mientras que en España, la carga está pareja, lo que ha motivado a un grupo de hombres de este último país a crear una plataforma institucional con miras a revertir esa tendencia

Si bien cuando se habla de violencia familiar se suele pensar en la agresión física, el maltrato verbal o psicológico es a veces mucho más doloroso.
La valorización que se hace de los actos del hombre y cómo se le habla suelen ser formas de violencia mucho más comunes de lo que se cree.

La agresión verbal es más citada ante los profesionales por los hombres que por las mujeres.
La desautorización de la palabra frente a los hijos es sumamente agresiva para los hombres, aunque la comunidad tiene poca conciencia de esto. Cuando este tipo de críticas no se realiza en la intimidad, las agresiones se transforman en graves denigraciones.

 

 

El 19 de mayo de 2010 el diario La Nación publicaba que, en nuestro país, el 19% de la violencia doméstica afecta a los varones, según cifras oficiales; en la mayoría de los casos se trata de maltrato psicológico que no se denuncia por pudor. Y tiraba algunas cifras oficiales. Un informe elaborado por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, revelaba por entonces que de un total de 13.238 personas afectadas, el 19 % corresponde a varones. Los datos arrojados por el organismo mostraron, además, que nueve de cada diez casos denunciados se refieren a agresiones psicológicas. Detrás de este tipo de violencia, aparecen la física (68%), la económica (30%) y la sexual (13%).

Aunque las estadísticas demuestren que la cantidad de casos es considerablemente menor en hombres que en mujeres, el fenómeno de la violencia familiar no está reducido a una cuestión de género y afecta cada vez más a los varones, que deben soportar todo tipo de maltratos de sus parejas. La idea resulta extraña. ¿Cómo es posible que un hombre pueda ser golpeado por una mujer sobre la que tiene una superioridad física?

La respuesta quizás sea por la simple razón de que la violencia no es una cuestión de géneros. Es una cuestión de actitud frente a la vida. Y frente a nuestros semejantes. La violencia se ejerce desde todos los órdenes y en todos los ámbitos. Por pretenden ser justos, incurren, sin querer en la injusticia.  Por tanto reclamar la violencia contra las mujeres, se está omitiendo la de los hombres: ellos también a veces son las víctimas.

Un ejemplo de la violencia ejercida desde este punto de vista es que no hace mucho tiempo, se inauguró en nuestra ciudad una comisaría, al igual que en otros tantos puntos del país, que se especializa en atender a las víctimas de este tipo de violencia. Pero se eligió para ello  un nombre desafortunado: Comisaría de La Mujer… ¿Y la de ellos…dónde está?

Es cierto, muchos dirán que las políticas públicas están destinadas a alcanzar a la mayor cantidad de ciudadanos posibles. Y siempre hay excepciones. Pero sería interesante que quienes están encargados de este tema (instituciones intermedias, ONGs y el mismo Estado) revean su actitud ante las campañas masivas publicitarias y ante las denominaciones desacertadas para contener, como lo es en un sistema democrático, también los derechos de las minorías…

FRASES PARA DESTACAR

“La violencia no es una cuestión de géneros. Es una cuestión de actitud frente a la vida. Y frente a nuestros semejantes”.

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