24 de marzo 1976-2025
Recuerdo dos hechos que marcaron un cambio en la rutina diaria de los que a los 13 años comenzábamos la secundaria en marzo de 1976 en un pueblo de la pampa húmeda. La tapa de La Razón, que llegaba a 9 de Julio a las ocho de la noche, donde se veía el helicóptero saliendo de la casa de gobierno retirando a Isabel Perón y el cambio de nombre la materia ERSA (Estudio de la realidad social argentina) reemplazado por Instrucción Cívica.
Nuestra vida siguió en forma “normal” sostenida por la desinformación que padeció todo el país y por las costumbres tan arraigadas de la vida de una comunidad chica cuya propia dinámica la hace casi inmodificable.
Nos dimos algunos “lujos” en el pueblo. Lo tuvimos dando misa y clases en el colegio al Capellán Von Wernich durante algún tiempo paseando en su Opel K180 color amarillo. Alternaba la bucólica vida de pueblo con los viajes a La Plata para dar asistencia espiritual a los choferes de la picana.
Vinieron Malvinas, el paulatino fin de la dictadura, la primavera alfonsinista, el conocimiento de los hechos más aberrantes que hayamos sufrido como país, el consenso casi total de la condena al espanto.
Pero el huevo de la serpiente permaneció latente. Nos trajo hasta hoy donde las verdades se construyen en un laboratorio y se expanden por la redes a través de camisas negras informáticos para alimentar a una audiencia sedienta. 30.000, 20.000, 10.000, que cambia? No fue un juego de la play, fue una maquinaria asesina puesta en marcha desde el estado para imponer un modelo económico y una forma de vida occidental y cristiana como motivos salientes.
Si olvidamos o nos distraemos, convalidamos estas nuevas formas 2.0 de perseguir objetivos parecidos donde ya la represión y el despojo comenzaron su trabajo.
Por Gabriel Alejandro Gobelli
DNI 16.302.39
