Otra vez el tránsito. Pero ahora con cara nueva, o no tanto. Carlos Agrati, flamante director del área. Un sincericida en estado puro.
Antes que nada debo decir que es aburrido escribir una vez más sobre un tema recurrente. Es tedioso porque ya se hizo el año pasado y durante lo que va del 2017 también. De hecho esta es la tercera de este año (Ver La Bestia Indomable y Jugando con Fuego). Que los accidentes, las motos ruidosas, con casco o sin casco, los autos, los agentes, las demarcaciones, las multas, los funcionarios, bla, bla, bla, bla… Es aburrido porque hay facilidad de palabras para decir mucho de nada y hacer poco en concreto. Cambian los funcionarios, pero no los de arriba sino lo que podríamos denominar “paragolpes”, aquellos que, en el fondo, están para ser la primera línea de defensa a la hora de los reclamos y la primera opción a la hora de que una cabeza tenga que rodar. Tránsito y Seguridad es un ejemplo. En fin, aquí vamos de nuevo, una vez más.
Un viejo conocido
Carlos Agrati es un hombre con experiencia en tema tránsito. Lleva veinte años en la Municipalidad y desde hace un mes es nuevamente Director del área, por tercera vez en tres gestiones distintas. Hoy está de vuelta en un puesto que al parecer nadie quería agarrar. Su antecesora fue una agente que pasó de la calle a la Dirección sin escalas y ahora regresó a la vía pública. Suponemos que como viene actuando el Gobierno en varias de las carteras municipales, al parecer le da lo mismo quien las maneje. Prensa zafa, al vecino no le interesa si alguien está a cargo. Pero otras como Seguridad o Tránsito son más, digamos, sensibles. Buscan a un candidato. Pero las personas elegidas no agarran porque no les cierra el sueldo municipal u otras cuestiones. Y entonces, ¿qué hacemos? Acá es donde aparecen funcionarios que ya han estado alguna vez y que bueno, algunos salen de su retiro, otros se los rescata de alguna oficina en la cual están destinados a tareas menores a sus habilidades. Lo importante es que sirvan de “paragolpes”.
Sinceridad brutal
Sinceridad es la palabra que mas repitió Agrati en la entrevista que se le hizo la semana pasada en el programa “Un Plan Perfecto” (LaV 9hs FM Forty 106.9). Una charla intensa y larga en la cual el flamante Director de Tránsito dejó más dudas que certezas, más intensiones que realidades, pero puso la cara. Me dirán ¿y eso que tiene ver? En una administración en la que sus funcionarios más importantes no se animan al diálogo y la confrontación, el gesto de Agrati es cuanto menos destacable. Y además dijo cosas que hasta ahora ningún otro había dicho.
Nos cansamos de hablar de la problemática del tránsito en nuestra ciudad. Cuestión que por supuesto es compleja y atañe a toda la ciudadanía. Agrati la define como “una compleja relación entre los actores que transitan en la vía pública”. Formado a nivel nacional, el ordenamiento del tránsito sigue siendo su desafío.
“Hoy tenemos un nivel de accidentes alto”. Aplausos. Por fin un funcionario público que lo dice. Y en continuado llega la pregunta: ¿Que hacemos ahora cuando ya se ha probado casi todo?
CARLOS AGRATI: La mayor cantidad de accidentes son con moto y en las esquinas. Lo educativo va de la mano con lo operativo. Hoy tenemos un determinado plan de trabajo que es necesario readaptar año tras año porque la ciudad crece. Un plan progresivo, continuo, educativo. Trabajamos con un mapa accidentológico.
SEMANARIO EXTRA: ¿Ahora si lo hay? Hasta hace unos meses nos dijeron que no había ninguno. ¿Quiere decir que ahora hay estadísticas?
CA: Yo creo que si ..Alguien las debe estar haciendo.
Sinceridad en carne viva. No hay duda que Agrati es sincero. ¿Quieren más? “No estamos a la altura de los acontecimientos muchas veces, lo reconozco”.
Directo. Contundente. Inapelable. A confesión de parte, relevo de prueba, para traducirlo en una frase del derecho.
Objetivos
Repetimos que el tránsito en 9 de Julio es un problema con varias aristas y protagonistas. Con culpas compartidas de las cuales nadie se salva. Muchas son las acciones que se han intentado en la última década. Evidentemente con cero o poca efectividad. Entonces, ¿cómo se encara?
CA: La prioridad es vivir más tranquilo. Vamos a retirar a aquel vehículo modificado de la vía pública. Cualquier persona que provoque ruidos molestos será sancionada. También vamos a llevar educación vial a los colegios. Hay que hacerle entender al conductor que debe conducir conscientemente. Nosotros tenemos mucha responsabilidad.
SE: ¿No es el momento de que 9 de Julio tenga transporte público?
CA: Este es un momento de transición. Seguramente ya va a llegar a nuestra ciudad . Mientras, al conductor le pido que analice los riesgos.
SE: Evidentemente este tema no es una prioridad política de ninguna gestión anterior ni de la actual.
Esta claro. El crecimiento de la ciudad lleva plantear la necesidad de un trasporte público. La gente se moviliza en motocicletas, madres con chicos, de forma riesgosa, sin dudas. ¿Pero tienen alguna otra alternativa? No. Y acá es donde nos preguntamos si no es algo que el Gobierno Municipal podría encarar. Han explicado que es deficitario, pero bueno, la ciudad crece y quizás sería una ocasión en la cual el Estado invierta, banque, un servicio necesario que, además, seguramente aliviaría la problemática del tránsito.
No es un tema de campaña de ningún partido político. El único que hasta ahora lo planteó como proyecto fue Horacio Delgado en su campaña a intendente del 2011. Hoy que los planetas amarillos están alineados, ¿no sería un buen momento para plantearlo? No, no está en la agenda. En una ciudad que crece sin un ordenamiento, es lógico que este tema no esté al tope de la agenda.
Agentes con buen clima
Les compraron ropa vistosa, silbatos dignos de un referee de la FIFA, caminan el centro, pero si llueve mucho no salen, según nos ha confiado una fuente interna. Lo hemos visto hace casi un mes, quizás cuando Agrati estaba asumiendo. Un viernes de lluvia torrencial que inundó una vez más la calle Tucumán (a propósito, ¿hay algún proyecto para que esas cuadras no se inunden más?). Un río, ideal para hacer rafting por esa calle desde, digamos, Santiago del Estero hasta Edison. Autos que aun así intentan surfear la Tucumán, o cruzarla. A nadie se le ocurrió hasta ahora poner a los agentes de tránsito en un perímetro de una cuadra a la redonda de la calle inundada para detener el avance de esos conductores y decirles: No se puede pasar hasta que baje el agua. Es algo lógico como ocurre en cualquier ciudad con autoridades, digamos, previsoras. Se lo dijimos a Agrati y, nobleza obliga, tomó nota de la sugerencia. Pero también dijo que a veces “surgen muchas cuestiones y el personal no alcanza”.
Está claro que los agentes de tránsito salen en desventaja. Están bien identificados, tienen ropas vistosas pero con eso no alcanza. Eso es cosmético. Tienen que tener el apoyo para infraccionar a quien sea, donde sea. No solo al que está mal estacionado. Eso es cazar en el zoológico. Se los tiene que apoyar. Dar las herramientas y también las condiciones para usarlas. Con continuidad. Por ejemplo, se compraron pipetas para controles de alcoholemia. Aplausos. Ahora, ¿se están realizando? ¿Cuándo? ¿Dónde? Nada se informa. Bueno, un clásico de esta administración. Respuesta evasiva la de Agrati que hasta ahora tiene el beneficio del poco tiempo en el cargo.
Sincero. La palabra que más dijo Agrati durante la entrevista. Tiene buenas intenciones, sin dudas. Pero la sensación es que en su interior sabe que su campo de acción está limitado. Todavía necesita sentirse respaldado. Su labor dependerá del apoyo político para darle una solución contundente a un tema como el tránsito que ya no resiste más campañas, palabras o moderadores de velocidad. Si no hay voluntad política de hacer o dejar hacer, Agrati o quien sea, no podrá tener éxito. Repito, lo bueno es que puso la cara, se bancó el diálogo, las preguntas, las repreguntas. Otros funcionarios locales le escapan a esto. Para eso están los “paragolpes”.