(Por Agustin Ponissi / Entrenador nacional de básquet / @agus.ponissi)
Muchos entrenadores nos rompemos la cabeza preguntándonos: ¿Qué debo hacer para que este jugador juegue mejor?
La respuesta normalmente suele ubicarse en detalles técnicos o tácticos, puntillosos cambios que el jugador puede realizar y que mejoran su participación en un entrenamiento o partido. Sin embargo, cuando nos ponemos a analizar de manera mas general a todos los jugadores, profesionales y amateurs, de cualquier edad podemos encontrar un denominador en común que pocas veces se trabaja y siempre trae buenos resultados.
Para iniciar el análisis es importante marcar un punto, no estamos hablando solo de jugadores de primera división o profesionales. Hablamos de toda persona que desea hacer un deporte ya sea con amigos o compitiendo, en los casos de la competencia se nota mucho mas ya que el desenlace (ganar o perder) ya implica un punto de infelicidad.
Ser feliz jugando o mientras jugamos, es la máxima expresión de libertad y diversión para una persona, no hay situación mas linda para un jugador que realizar una buena jugada, meter un lindo gol o meter un buen triple disfrutando de cada momento de este. Pensando en los momentos donde las cosas no salen bien la sensación de frustración o enojo se ve mermada si uno de verdad logra disfrutar del juego.
Acá viene un punto importante del análisis, ser feliz haciendo un deporte nos ayuda a realizar mejor nuestras tareas. El nivel de relajación que uno logra encontrar cuando realmente disfruta del juego son favorables para nuestro rendimiento ya que al estar relajado con bajos niveles de presiones logramos tomar mejores decisiones y llevarlas a cabo de mejor manera.
Pensemos ahora en los jugadores profesionales. Pensá en el jugador que quieras, del deporte que más te guste, si logramos abstraer que en momentos su cara demuestra concentración muchos de los mejores atletas disfrutan de jugar el deporte que hacen. Esa es la sensación que nos dejan a nosotros también cuando los miramos, pensemos en Maradona o Messi, en Federer o Michael Jordan. Cada golpe, cada gol o cada punto que realizan se lleva a cabo con tanta relajación con tanto trabajo y disfrute que hasta uno mismo se lleva esa sensación de felicidad. Todos hemos pensado mirándolos por la tele, “este tipo es feliz jugando”.
Los entrenadores mas importantes, que manejan a los jugadores mas importantes, hablan siempre de llevar al profesional a disfrutar del juego. Intentar llevarlo al momento más amateur posible donde las presiones ajenas al juego no existían y de esa manera puedan ser felices en el campo de juego. Como entrenador en plena carrera de aprendizaje yo intento en los jugadores llevarlos al máximo momento de felicidad, a que disfruten de cada momento del juego en el lugar donde les toque participar. Soy un convencido que los jugadores felices en el campo de juego son mas productivos, sobre todo en momentos críticos del juego. En los momentos en que el juego tiene sus puntos más críticos los jugadores buscan la tranquilidad en su entrenador o en su capitán de equipo, imagínense que reacción pueden tener ellos si esa persona lo único que les pide es que sonrían que se diviertan y que lo disfruten.
Otro tema es el ser feliz jugando en etapa de formación, cuando los chicos juegan a un deporte hacen eso: jugar. Nunca podemos olvidarnos de ese concepto a la hora de enseñarles el deporte. El día a día de la formación, la competencia y el deporte no es tan lineal como gano siempre o pierdo siempre. A veces se gana, a veces se pierde, a veces se juega bien a veces se juega mal. Los chicos deben aprender (en mi forma de trabajar) que la felicidad dentro de la cancha no se negocia, hayamos tenido el mejor o el peor partido, hayamos salido campeones o últimos siempre tenemos que ser felices jugando al deporte que amamos.
Cuando logremos enseñarles a los chicos a ser felices siempre dentro de la cancha superarán con mayor facilidad la frustración y el enojo que pueden generar las derrotas duras contra un equipo. La felicidad innegociable durante el juego va a ser la mejor cura a las críticas de padres poco deseables o de entrenadores que nunca entendieron para que están dentro de una cancha.
La felicidad de los jugadores no solo va a hacernos ganar partidos o campeonatos, también como entrenador vas a ganar jugadores que desarrollarán un nuevo sentido que los va a potenciar en su deporte.
Ese es nuestro desafío como líderes, como guías de un equipo, que tanto el mejor jugador como el que aún está aprendiendo lo más básico del deporte sean felices jugando dentro de nuestra cancha.