La actual sequía que sufre Argentina desde hace unos cuatro meses es calificada por la mayoría de los especialistas como la peor de los últimos 44 años. Según un estudio de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA) se registraron entre 100 y 400 milímetros menos respecto de lo normal para el promedio de lluvias caídas desde 1973.
“El panorama en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos está muy comprometido. Habrá una caída muy fuerte en la producción de maíz y soja. Esto va a repercutir en las economías del interior y en las arcas del Estado a nivel nacional”, explicó Jorge Chemes, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
En la provincia de Buenos Aires, los productores advierten “un gran daño” en la producción de maíz, soja, forraje y reclaman a Vidal la declaración de la emergencia agropecuaria para el territorio bonaerense.
“En algunos casos alguna chance queda de recuperar los cultivos, pero hay otros con pérdida absoluta. Con los pronósticos que tenemos se podría agravar. Todavía estamos a la espera que la Provincia declare la emergencia agropecuaria”, relató Félix Pissinis, vocal de la Sociedad Rural de Bragado.
La preocupación por la situación llegó ayer a la Legislatura Bonaerense a través de un proyecto de ley presentado por el bloque de concejales del Movimiento para la Victoria de Coronel Suárez a la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Marisol Merquel.
La iniciativa prevé la suspensión del cobro del Impuesto Inmobiliario Rural y la reprogramación del pago de los compromisos económicos y financieros que deban afrontar los productores agropecuarios.
“A nivel de la provincia de Buenos Aires, el 70% de las lluvias acumuladas en este período productivo no superó los 30 milímetros mensuales, agravando el estrés hídrico de los suelos”, detalló uno de los autores de la propuesta, el concejal y ex diputados provincial Ricardo Moccero.