AVANZAN LA FORMACIÓN DE CENTROS CONTRA LAS DROGAS EN LA DIÓCESIS.
Es la primera localidad que pone en marcha este tipo de centros barriales. De este modo comienza a concretarse la petición insistente de Monseñor Ariel Torrado Mosconi para que se creen en cada una de las comunidades de la diócesis.
Se presentó el primer Centro barrial de Prevención de Adicciones de la diócesis de 9 de Julio en la localidad de Pellegrini. Lo hicieron a través de múltiples actividades recreativas, educativas y pastorales miembros de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, junto al cura párroco Germán Loriente y a jóvenes recuperados que trabajan para sacar a otros de la calle y de la droga.
De esta forma se da el primer paso en crear en cada una de las ciudades de la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio un centro comunitario de prevención y acompañamiento de los jóvenes, tal como lo ha promovido de manera insistente monseñor Ariel Torrado Mosconi. “La Iglesia no puede mirar para otro lado respecto a esta situación y debe hacer cuanto esté a su alcance para responder a las nuevas formas de pobreza que se presentan en la actualidad” afirmó en reiteradas oportunidades.
Se trata del primer Hogar de Cristo que se replica y, cuyo antecedente, es el que creó en 2008 el por entonces Cardenal Jorge Bergoglio en la villa 21-24. Cabe recordar que en diciembre el obispo y el referente de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones de Cáritas Nacional, el licenciado Pablo Vidal, impulsaron esta iniciativa entre referentes diocesanos en la primera reunión que se realizó en Nueve de Julio.
Los centros barriales tienen como objetivo el trabajo en prevención y sobre todo, el acompañamiento de los niños y jóvenes que se encuentran cautivos bajo el yugo de la drogas. Buscan tener una mirada integral de la persona humana y sobre todo acompañarlos con los requerimientos particulares de cada joven. “La misión de la Iglesia es el de anunciar el valor de cada vida humana y la fe y acompañar a la persona en la situación en la que está…”, aseguró en varias oportunidades Monseñor Torrado Mosconi. “A algún joven habrá que acompañarlo para que termine sus estudios secundarios, a otro para que consiga trabajo, a otros con algún tema de salud o porque están muy solos… El objetivo es que estos centros barriales tengan contacto directo con la gente, con el barrio y se establezca una relación de ida y vuelta”.
Pellegrini dio el primer paso
El padre Germán Loriente, junto a jóvenes recuperados y otros miembros de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la localidad de Pellegrini misionaron, desde el jueves hasta el sábado, con actividades diversas que apuntaron principalmente a niños y a jóvenes, aunque también se hicieron extensivas para los adultos. El primer día se realizaron charlas debates en tres escuelas secundarias, en donde los misioneros dieron sus respectivos testimonios de cómo salieron de las drogas. Luego se desarrollaron encuentros deportivos para jóvenes y adolescentes en la plaza del barrio San Marcos y en la que colaboraron profesores del CEF local. El primer día finalizó con una charla en el salón parroquial que estuvo a cargo de psicólogas del Centro de Prevención de Adicciones (CPA) de Pellegrini y que se concentró en el modo de afrontar la realidad de las adicciones.
Durante la segunda jornada, se sumaron a las actividades anteriores, visitas a las escuelas primarias donde los misioneros brindaron charlas de prevención a los niños. Allí además se los invitó a participar de las actividades recreativas que se desarrollaron por la tarde y que logró sumar a las madres de manera espontánea con las que también los misioneros compartieron charlas informativas y preventivas.
La última jornada tuvo como dato distintivo las mateadas entre misioneros y adultos, también en un intercambio ameno e informativo sobre las adicciones.
De este modo Pellegrini es la primera localidad que pone en marcha este tipo de centros barriales en la diócesis. Otras ciudades, como 25 de Mayo y Nueve de Julio, también están dando señales de claros avances en la materia. El objetivo final es que en cada ciudad exista un Hogar de Cristo para atender las necesidades, sobre todo espirituales, de quienes están cautivos del flagelo de la drogadepencia.