EL ENCUENTRO.
Falta el lugar.
Eso sí,
es la narración más bella que la imaginación sugiere.
Es la combinación de voces y suspiros
que tiene comienzo,
pero nunca un final.
Anhelarlo es pactar con las horas de los días,
de las tardes que nunca terminan,
de las noches.
Analizarlo es cerrar los ojos y dejar que las hojas vuelen suaves
con el último viento del otoño.
El encuentro es ampararse en el ensayo de una realidad
que se hace carne,
que tiembla,
que se esconde,
que quiere y no quiere,
que se entrega,
que espera,
que cree en la ocurrencia que un día se cumpla.
MACHÉ
No sé dónde va a ser, el lugar es impensado porque tal vez salgamos corriendo sin límite ni paradero, tal vez sea tan impensado que nos sorprenda en cualquier lugar y con la persona menos indicada. Ni siquiera sabemos cuál será el primer abrazo o el primer beso y eso esconde una sensación de emociones encontradas porque quizá sea con quien no quiero que sea, o con quien no conozco, porque no será cuestión de pensarlo o elegirlo, será cuestión de darlo, de darlo sin mirar a quien.
Ese encuentro me produce todo, ganas de llorar, de reír, de gritar, de bailar, de cantar. Me he puesto a pensar muchísimas veces la situación y he vivido momentos de imaginación muy hermosos. Me he visto abrazando a cada uno de mis seres queridos y a la vez con seres desconocidos. ¿Dónde será el primer encuentro, adónde iremos cuando la puerta se abra … alcen las barreras para que pase la farolera de la puerta al sol, sube la escalera y enciende el farol … ¿con ésta sí, con ésta no, con esta señorita o con este señor?
No sé, se me ocurren tantas cosas …
Mientras tanto yo imagino y rio, rio de alegría, que tanto nos falta, rio de emoción, de la emoción del llanto contenido porque no estoy sola o sí. Pero rio en época difícil donde pocos ríen.
Imaginemos encuentros entonces, si apenas cuesta nada, un cerrar de ojos, una mirada perdida por la ventana, o taparnos la cara con un almohadón. La cuestión es reír, mientras tanto, mientras el encierro se nos hace pesado y la vida transcurre igual.
Por lo pronto ampararse en el ensayo es una realidad, que cree en la ocurrencia que un día se cumpla.