Hay veces que las opiniones o los juicios de valor enmudecen ante la realidad explícita, que no queda más que exponerla. Solo auscultando la realidad y detectando los problemas es posible encontrar soluciones.
Más allá de los efectos nefastos de la pandemia y de frases hechas como “cada crisis es una oportunidad”, lo mejor sería tener oportunidades sin crisis. Escucho hablar de los muertos con un cinismo sin parangón. Por ejemplo, hay miles de muertos por año en accidentes de tránsito, pero no hay una voz que se levante y me temo que, porque son prolijos, se mueren con una curva plana y no provocan malos momentos en los hospitales. El año pasado perdieron su vida en accidentes 18 personas por día.
El hecho es que las sociedades no están recordando en forma permanente los muertos. Los recuerdan una vez por año en un acto cercano a la política y nada más. Haga una prueba, pregúntele al que tiene cerca cuantos murieron en Cromañón, o más cercanos, en el accidente de Once. Si hasta los presuntos responsables están en sus casas. La AMIA, la Embajada, un acto por año, no están presos los culpables. La memoria elimina rápidamente las cosas dolorosas, si no como seguir viviendo cada día.
Por supuesto entiendo el dolor de los que pierden seres queridos, aunque es la vida misma. Mi amigo el Cabezón me dijo un día, muy serio y con cara de sabio, en un velorio “nada se soporta mejor que el dolor ajeno” o como dice otro amigo cuando le digo ¿qué opinas de la muerte? – Estoy en contra.
La cuestión es que olvidar es un derecho y terriblemente necesario, dice Federico Ballarin en su libro REC, es una versión neuro-cientifica del Tango NARANJO EN FLOR, se presta atención, adquirir, guardar y olvidar.
Nadie toma decisiones según se muere gente, pero sí de acuerdo a lo que piensa del dólar, de los precios, de cómo se distribuye el ingreso y los impuestos, doloroso pero por ahora es así. Y como sabemos “la inflación repercute en los que menos tienen” y no creo estar equivocado si digo que a los cientos de miles que perdieron el trabajo en estos meses, cuando el PBI se derrumbe, nadie va a decir, “estamos mal pero evitamos muchos muertos”, sume negociación de la deuda, ahora lo de Vicentin. Por otro lado se reúne el gabinete económico con el Jefe de gabinete para comenzar a analizar cuestiones de salida de la pandemia.
Es la pura realidad, no es un juicio de valor, ni siquiera pensar si es bueno o malo. Se supone un crecimiento del desempleo y por consiguiente una caída en salario real del 8%. Los intendentes deben tomar en cuenta estos datos y comenzar a pensar soluciones.
Y me enojo más de la contumelia discursiva, tenemos grandes sectores de la población sin cloacas, sin agua potable y esos son muertes, lentas pero muchas, con una curva plana que evita el colapso de nuestro sistema de salud.
Vayamos pensando en empezar a buscar soluciones, buscar la salida de la cuarentena, yo insisto que a través de los municipios que son los que mejor pueden palpar la situación en su lugar.
Pero tengamos en cuenta que cualquier solución tiene que ver con la inversión y la creación de puestos de trabajo, entonces hay que recrear exceptivas positivas para el futuro, entonces ahí es donde por ej. el Caso Vicentin es un tiro a la línea de flotación, en términos de expectativas favorables.
El tema está planteado “Es, lo que es” y eso no es opinable y lo demás “lo dejo a su criterio”.