Con las nuevas tecnologías, las comunicaciones radioeléctricas parecen obsoletas. Redes sociales, smarthpones, tablets y un sin fin de comunicaciones parecen a simple vista otorgar el certificado de defunción a la radiodifusión. Sin embargo, ésta sigue cumpliendo un rol clave durante situaciones de catástrofe en donde falla la nueva tecnología, inclusive hasta la más sofisticada de estas. En 9 de Julio hay alrededor de 120 entusiastas de esta forma de comunicación.
El romanticismo de la actividad consiste en que la voz de un hombre común de barrio con un equipo simple quizás que armó con sus propias manos, puede viajar a través del espacio y llegar a cualquier parte del planeta. Y que, para sorpresa de los adictos a las nuevas tecnologías, lo puede hacer prescindiendo de ellas: sin celulares, sin internet, sin Smartphones…
Humberto Clerico y Daniel Dottori llevan 22 y 37 años de aficionados a las comunicaciones en Nueve de Julio. Ambos definen a esta actividad primero como un hobby. Pero también con un fuerte componente de compromiso social.
La actividad básica de un radioaficionado consiste en hacer contacto con otras personas de cualquier parte del mundo, intercambiar conceptos sobre el lugar de origen de cada uno, estilo de vida, costumbres, etc y además realizar experimentos para mejorar estos sistemas y compartir la información sobre esas mejoras. “El radioaficionado experimenta en todo lo que sean equipos y antenas y se comunica por las distintas bandas a cualquier parte del mundo”, resume así las actividades de este hobby, Humberto Clerico.
Pero también implica un fuerte compromiso solidario a través del servicio a la comunidad. Puesto que en situaciones de emergencias o de catástrofes, cuando toda comunicación falla, inclusive las más sofisticada, las comunicaciones por radio son las únicas alternativas. Por eso los radioaficionados trabajan con otras instituciones. En el caso particular de Nueve de Julio lo hacen con Defensa Civil local, provincial y nacional. También trabajan con otras instituciones afines “en apoyo” a nivel internacional.
“Hace algunos meses atrás ayudamos con la búsqueda de personas durante las inundaciones de La Plata”- ejemplifica así la labor social Clerico-.”Como no había otro medio de comunicación: toda la gente se había quedado sin teléfono ni nada porque no había corriente, el único modo de encontrar a la gente era por radio. Desde aquí nos tocó ubicar a unas mueve personas de Nueve de Julio por medio de la radio”.
Las miradas apocalípticas aseguran que de desaparecer las comunicaciones en el planeta, la radiodifusión podría subsistir. Y el secreto está en la tecnología simple que utilizan. “Nosotros decimos que con cualquier alambre podemos comunicarnos. Nuestras antenas son de alambre y con ellas nos comunicamos con todo el mundo. Y un equipo de radio anda con 12 volts. Así que con cualquier batería, de cualquier auto, aunque esté parado, podemos conectarlo al equipo y hablar”, explicó Daniel Dottori. “Eso es lo que hicieron durante las inundaciones en La Plata: había un montón de autos parados en la calle, sacaron las baterías y el radioaficionado así pudo prestar ayuda y comunicar a los familiares. Dimos un apoyo mínimo pero dimos un alivio a la gente”.
Coleccionistas de mensajes
La mayoría de los aficionados se impone el desafío de obtener comunicaciones con la mayor cantidad de lugares posibles. Otros tienen como reto transmitir desde los lugares turísticos, históricos o inhóspitos. En todos ellos hay un denominador común: el amor por la electrónica lleva implícita una necesidad comunicativa: la emoción de lograr que las ondas electromagnéticas viajen de una antena a otra aprovechando las condiciones de la atmósfera.
Se podría decir que son coleccionistas de mensajes. Cuando dos aficionados logran establecer contacto por primera vez, se envían mutuamente por correo postal una tarjeta personal (denominada QSL), que sirve como la confirmación, como la prueba fehaciente de una comunicación efectiva. Es además una muestra de camaradería. Los miembros de este grupo conservan entre ellos un clima de cordialidad y compañerismo. La garantía es una regla inviolable para todo aficionado. “No podemos hablar ni de política ni de religión. Así se evitan tensiones”, explicó Dottori.
Las experiencias y anécdotas llueven a montones. “Hace unos años, me tocó comunicarme con los Cascos Azules durante la guerra de Croacia-cuenta Clerico – Alguien del regimiento de la ciudad de Azul tenía a su señora embarazada. Y tuve que comunicarle que sí, que había sido papá- hace una pausa – Anécdotas de esas hay a montones”.
Dottori ejemplifica también las recurrentes comunicaciones con la Antártida. “Durante los meses de invierno para ellos que tienen que estar encerrados y que se les hace insoportable uno de los hobbies que tienen permitido es la comunicación por radio. Siempre nos comunicamos con ellos para alivianarles un poco la noche, es decir el día que es noche para ellos. También seguimos a la Fragata Libertad cuando hacen el recorrido alrededor del mundo”.
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Datos útiles
Para ser radioaficionado
Para ser radioaficionado es necesario un curso en cualquiera de los radio clubes oficiales.
El Radio Club 9 de Julio iniciará los cursos a principios de septiembre. Se dictarán los sábados.
Indicativo
Una vez que el aspirante aprueba el examen, la Comisión Nacional de Comunicaciones le otorga su licencia y el indicativo. Se trata del conjunto de letras y números con que se identifica cada radioaficionado y varía según los países y provincias.
Los cursos comenzarán en septiembre y se dictarán los sábados en un horario conveniente para aquellos que trabajan.
¿Querés comunicarte con el club?
Para comunicarte con el Radio Club de 9 de Julio podés dirigirte los martes, jueves y sábados, de 17 a 20:30 hs a la sede que está ubicada en Arturo Cano al 600.-