La Sociedad Argentina de Cardiología advierte que en esta época del año aumentan las consultas en las guardias por un tipo de arritmia, muchas veces generada por el consumo excesivo de alcohol.
Especialistas advierten por el “síndrome del corazón festivo” durante las fiestas de fin de año y aseguran que crecen las consultas en las guardias por un tipo de arritmia (la fibrilación auricular), muchas veces generada a partir del consumo excesivo de alcohol.
Desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y de su brazo comunitario, la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), recordaron que, en estas Fiestas, sin privarnos de festejar y compartir, se debe tener especial cuidado con el consumo de alcohol y de alimentos, ya que una ingesta en exceso en un período corto de tiempo puede poner en riesgo la salud del corazón.
“Está documentado que, durante las Fiestas, entre Navidad y Año nuevo, se incrementa la mortalidad por infarto más que en cualquier otro momento del año. De hecho, un estudio publicado en la revista Circulation, informó que el 25 de diciembre ocurren más muertes por ataques cardiacos que en cualquier otro día del año, seguido del 26 de diciembre y 1° de enero”, informó Martín Koretzky, médico cardiólogo, miembro del Consejo de Cardioecología y Hábitos Saludables de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Otras publicaciones describen un aumento global del 15% de eventos cardiovasculares durante la temporada de las fiestas, con un crecimiento de los ataques cardiacos de un 37% el 24 de diciembre, alcanzando su punto máximo a las 10 pm y con mayor frecuencia en personas mayores de 75 años, con diabetes u otras enfermedades cardiovasculares preexistentes.
“Si bien no contamos con datos de nuestro país, las estadísticas nos invitan a tomar conciencia para evitar este tipo de episodios, en cuya causa posiblemente converjan varios factores, como el estrés por el fin de año y por todos los preparativos para las reuniones, y también los excesos en las comidas y el consumo de alcohol en los días previos”, sostuvo Carolina Salvatori, Asesor del Consejo de Cardiología Clínica de la SAC.
Desde hace muchos años, se identificó a esta entidad como ‘Síndrome de Corazón Festivo’, a partir de comprobar que llegaban a las guardias, tanto personas sanas como de mayor edad, con una arritmia llamada ‘fibrilación auricular’, donde el corazón pierde su ritmo habitual, para latir en forma rápida e irregular, generando palpitaciones, falta de aire o dolor de pecho en quienes lo presentan.
También se la llamó como la ‘Fibrilación Auricular (FA) del fin de semana’, porque son casos que llegan a la guardia mayoritariamente los días lunes. Posteriores investigaciones hallaron una relación entre estos episodios y la ingesta excesiva de alcohol. La FA es un tipo de arritmia que puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca o demencia.
El alcohol se considera una sustancia tóxica para el corazón. Los efectos son más severos cuando se consume más de lo habitual y en un breve lapso. Esto lleva a que se liberen más adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que aumentan el ritmo cardíaco y la probabilidad de alteraciones en el mismo, y también la presión arterial. Sus efectos son similares a realizar un ejercicio de alta intensidad, al que habitualmente no estamos acostumbrados.
A la ingesta de alcohol se suma el consumo excesivo de alimentos generalmente poco saludables, la actividad social desmesurada y la falta de descanso adecuado; todo ello aumenta el riesgo de que se presente el síndrome del corazón festivo.
Otro estudio demostró que una sola bebida al día puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular en un 16%, en una persona con factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, mayores de 65 y enfermedad coronaria. Si en un día determinado la probabilidad de sufrir una fibrilación auricular es de 1 entre 1000, en una noche que se toma un vaso de vino o cerveza esta puede aumentar a 3 en 1000, y el riesgo se incrementa cuanto mayor es el consumo de alcohol.
“Si bien lo más habitual es que el síndrome del corazón festivo no genere consecuencias que lamentar, lo cierto es que tampoco se puede tener la certeza de que no haya complicaciones. Esto aplica en especial para las personas de mayor edad y para quienes tienen algún problema adicional de salud. Lo preocupante es que muchos no consultan o demoran la consulta por no arruinar los festejos”, consignó Koretzky.
“Es muy importante prestar atención a las señales de alarma que nos envía nuestro cuerpo, como dolor de pecho, falta de aire, palpitaciones y mareos, entre otros, y ante la menor duda consultar lo antes posible”, recalcó Salvatori.
Los consejos de los especialistas
-Limitar la cantidad de alcohol que consumamos, evitar los excesos y las mezclas. Es importante hacer un plan con antelación al festejo, ser consciente de lo que se come y se bebe, y de las cantidades. Por regla general, la cantidad de alcohol moderada para un hombre es de máximo dos copas (trago) diarias; para una mujer, no más de una copa al día. El consumo moderado de alcohol significa no intoxicarse y no consumir más de 350 ml de cerveza, 150 ml de vino o 45 ml de un licor fuerte. Recordar que, si estamos estresados, sin descansar o acumulando excesos, lo que bebemos y comemos nos impacta el triple.
-Hidratarse: Por cada vaso de alcohol, tomar un vaso con agua. La deshidratación aumenta el riesgo de padecer el Síndrome del Corazón Festivo. Continuar con hidratación al día siguiente.
-Controlarse: Tanto el consumo de alcohol o de alimentos debería hacerse despacio, pensar que el festejo puede ser largo, y poder ir eligiendo qué sí y qué no puede ser una estrategia para limitar los excesos.
-Tomar conciencia: lo que hoy llamamos ‘mindfulness’, durante las fiestas no tiene por qué significar privarse de algo; hay maneras de comer en forma inteligente, porciones pequeñas y siempre incluir en el menú opciones saludables y disminuir el uso de sal, embutidos, grasas y azúcares.
–si nos sentimos mal, alertar a algún familiar y escuchar a nuestro cuerpo. Es preferible una consulta de más, lo antes posible, que pagar las consecuencias por no molestar por ser una noche especial. (DIB)