(Por Prof. Fernando «Cocó» Maineri)
Cómo funciona y para que realizarla.
Inicialmente fueron diseñadas para prevenir y observar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, pero se han convertido en herramientas imprescindibles para los deportistas.
Proporcionan datos muy útiles para planificar nuestro entrenamiento y advierten sobre problemas o patologías que pueden provocar, por ejemplo, casos de muerte súbita.
Debe ser supervisada por un médico especialista ya que el deportista llega a una situación de esfuerzo submáximo (cercano al máximo del que su organismo es capaz) que permite realizar valiosas medidas, pero implica un riesgo.
El instrumental para la toma de valores requiere normalmente que se realice en un laboratorio, aunque ya existen dispositivos portátiles para realizar la prueba en pista o campo.
Hay diferentes protocolos, pero todos coinciden en iniciarse con una carga suave que se va incrementando hasta llegar a una intensidad a la que el sujeto no puede responder y se ve obligado a parar.
Se realiza un electrocardiograma antes de la prueba y se visualiza o se controla de forma continua durante el ejercicio y al menos durante tres o cinco minutos durante la recuperación, lo que aporta entre otros, datos sobre nuestra frecuencia cardiaca y nuestra capacidad de recuperación.
También se realiza un análisis directo de gases inspirados y espirados (oxigeno consumido y el dióxido de carbono eliminado), que permite hacer una determinación exacta del consumo máximo de oxígeno y detectar de manera precisa los umbrales aeróbico y anaeróbico.
También se mide la presión arterial y se pueden tomar muestras de lactato antes de la prueba y durante las diferentes fases de recuperación.
Los datos recogidos antes, durante la prueba de esfuerzo y en la recuperación pueden ser complementados con otras pruebas como antropometría, analítica sanguínea, espirometría, etc. Que permiten una completa valoración del estado de forma del deportista.
Es importante que, al elegir al profesional médico para realizar la prueba, como el profesor, entrenador que te guie, tenga cierta experiencia en el contacto con el deporte y con el deportista. Científicos hay muchos, pero que hayan pasado y sentido la sensación de entrenamientos, de cargas, intensidades, volúmenes, pausas, cansancio, recuperación, emociones, etc … es importante para entender, evaluar, y valorar al deportista, a la persona. y entrenar si es necesario, por SENSACIONES, no siempre, cada día estamos al 100%.