Sé que por estos tiempos la noche buena no tiene el mismo sabor que el de las pasadas, por lo menos es lo que se percibe en la calle, al hablar con un vecino y hasta en las puertas de los negocios donde antes eran un agolpamiento de compradores en busca del regalo perfecto. El año está camino a su fin, desde el día 24 solo comenzará la decadencia de un año que fue casi para el olvido; ¿cómo será el titular de los libros de historias citando este tiempo de pandemia que nos azotó de alguna forma a todos? . La palabra replanteo es incesante y casi como una lección de lo que por una cuestión divina teníamos que aprender. Pero este 2020 mucho se llevó, y como una marea constante que es la vida, también trajo lo suyo, así que repensando lo vivido desde comienzos de este año, hoy más que nada debemos levanta la mirada, brindar con una sonrisa y deleitarnos con un gran festín de mensajes voladores. Si, hoy estamos aquí, celebrando o no una festividad litúrgica, en la distancia pero estamos presentes.
Este acontecimiento no deja de ser motivo para la reunión, aun con pandemia de por medio, seamos pocos o muchos, hayamos podido viajar o solo por videollamadas, nos sentamos en torno a la mesa y degustamos cada plato como con la satisfacción de merecerlo. Y entre cada bocado podemos descubrir que hasta el pequeño hábito de la comida familiar fue trasformado, el consumo de cada producto hoy ya no es una cuestión de acierto. Somos portadores de lo que aprendimos como sociedad para hacer frente a cualquier engaño. Tenemos en nuestras manos herramientas para abrir los ojos y reclamar por nuestros derechos de una nueva forma de alimentación, siendo comprensivos en las formas de producción y en el rol que cumplen aquellos que cuidan y resguardan de lo que llevamos a la mesa. En este tiempo los conocimos, vimos sus caras, nos acercamos a sus vivencias y comprendimos sus historias. Ellos, los pequeños productores, los que la luchan constantemente con pandemia o sin ella, los que continúan con la ardua tarea de centinelas de cada planta que genera alimento. El campo los cautiva, ellos casi como un romance de verano hablan de su trabajo con pasión, lealtad, y como vigías están día y noche. Y hoy más que nunca son los que hacen de esta noche buena y de las que siguen una mesa soberana para todos. Porque el poder elegir es un derecho y uno de los tesoros de nuestra forma de gobierno constitucional, así que háganoslo consientes de este inalienable poder, y que cada producto de las mesas provenga de huertas, chacras y campos de nuestro país.
Mi recorrido por la feria para las preparaciones navideñas me inunda de felicidad, reconocer quien está por detrás de cada alimento lo convierte en un compañero más en mi mesa. Cada uno de los platos de estas celebraciones este fin de año van a tener la particularidad de conocer las manos que los produjeron. No pueden faltar los huevos rellenos, La ensalada de hojas verdes, el arrollado de pollo de campo, las ensaladas con melón y jamón de la feria. Tantos productos que se hacen cita en mi cocina para impulsar el comercio de alimentos frescos, justos, locales y de producción orgánica. Para el postre no puede faltar la ensalada de fruta, los frutos secos hechos garrapiñadas, algún pionono con crema fresca y frutillas con miel, todo cultivado y elaborado desde las chacras misioneras. Porque el valor más importante de esta fecha es la comunidad, el compartir entorno a la mesa, agradecer y celebrar la natividad divina.
La receta que te invito a preparar es la de un rico pionono una preparación versátil que lo podés disfrutar tanto dulce como salado y es ideal para tenerlo listo con anticipación.
Pionono
Ingredientes:
- Huevos 4
- Azúcar 4 cucharadas grandes
- Harina 4 cucharadas grandes
- Miel 1ctda.
- Relleno dulce (frutillas, Chantilly, chocolate)
- Relleno salado (jamón, queso, mayonesa, huevos, atún)
Procedimiento:
Batir los huevos en batidora junto con la miel y el azúcar hasta que la preparación tenga un tono blanco y se vea espumoso. Incorporar la harina tamizada con movimientos envolventes para no bajar el aireado de la preparación. Llevar a placa de bordes bajos con papel manteca. Cocinar por 15 minutos. Dejar enfriar y rellenar a gusto.