Discutía días atrás con una persona que me decía algo que seguramente todos podemos decir abiertamente.
– No me pagaron el IFE (¿es justo o no?)
Yo le planteé el tema desde la perspectiva que si lo que le pagan es justo o no, el ej. típico es el de la “cerveza en la playa”. Debe haber notado que Ud. está dispuesto a pagar más por una cerveza en la playa tirado bajo los efluvios de febo, que si tiene que ir caminando por la arena caliente hasta el kiosquito. El tema es ¿que hace que una transacción económica sea considerada justa?. Esto depende de nuestra opinión.
Richard Thaler analizó este tema realizando preguntas de tipo: Una negocio vende repelente para mosquitos a $10, al día siguiente hay una invasión de mosquitos, el repelente vale entonces $ 15, y se preguntaba al encuestado si esta acción del comerciante era considerada: totalmente justa, aceptable o muy injusta. Piense lo que votaría Ud. Posiblemente puede pensar que es una cretinada aumentar el precio del repelente después de la invasión de los mosquitos, y si, pero es justamente lo que la teoría económica dice “aumenta la demanda, aumenta el precio”, es lo que debe ocurrir. El precio aumentará hasta el punto donde los que más valoran el uso de repelente estén dispuestos a pagar (valoración medida en función de su voluntad de pagar por él).
No es mi intención emitir juicios de valor sobre lo que es o debería ser justo desde la moral del comerciante. Lo que debería verse es lo que un ciudadano vería justo o injusto, lo que nos enfurece a nosotros… la gente común.
¿Qué pasaría si escasearan y se subastaran por ej productos navideños al mejor postor? De manera que los más pudientes los tendrían en su mesa y quienes no pueden pagarlos no los tendrían, y que si el resultado de la subasta fuera destinado a obras de caridad. ¿Los grados de aceptación serían diferentes? Y sería disímil si lo que se vende al mejor postor fuesen medicamentos, piénselo con una vacuna para Coronavirus. A todos nos resulta inaceptable un mercado de órganos por ej. La idea de que un rico pueda pagar por un riñón a un pobre.
La percepción de justicia e injusticia, como vemos, depende del encuadre que se le dé, el lugar, el tiempo, en síntesis: de las circunstancias.
Mire este caso. Suponga que un concesionario está vendiendo un auto común a un valor estándar, supongamos una situación de escasez decide vender los últimos $ 30.000 más caros ¿Lo considera justo?
El mismo auto, la misma situación de escasez, pero lo estaba vendiendo con un descuento de $ 30.000 sobre el valor estándar, visto el escenario decide eliminar el descuento y vender al precio estándar. ¿Lo considera justo?
Esta última opción se percibe como más justa.
De esta racionalidad estamos hablando cuando opinamos sobre lo que es en definitiva el gasto público. Esto dispara líneas de análisis que seguiremos viendo.