La herencia colectiva es un gran impulso para el desarrollo de una sociedad. Saber de dónde venimos, acompaña los pasos a seguir para nuestro futuro. Mantener en la memoria de un pueblo los modelos de aquellos que lo fundaron, es necesario para valorizar ese lugar. En cada cultura la historia no es solo una leyenda que recita el pasado. Encontrarle el fundamento a las vivencias y a los hechos que nos hicieron quienes somos, son la base de la evolución.
En la ciudad de Pigüe, provincia de Buenos Aires, fundada por franceses, se encuentran asociaciones como el Amicale junto con la sociedad francesa y la Alianza francesa que intervienen en la preservación y difusión de la cultura aveyrones, raíz de ese territorio. Si bien la sociedad de Pigüe fue mutando e integrando otras descendencias, su estilo francés se recrea en mucho de los ámbitos de la ciudad. Gratamente recorrerla, admirar los jardines y su arquitectura nos trasladan imaginariamente a ese pueblo que hasta el día de hoy, está presente en las calles pigüenses.
En un viaje institucional se logró un intercambio cultural de la escuela Agropecuaria de Goyena, una localidad cercana, con un liceo Agrotécnico Frances. Así se comenzó a recrear un plato madre de la cocina aveyronesa, El aligot. Preparación a base de puré de papas junto con un queso particular que no está estacionado, con consistencia elástica. Su característica principal es que la preparación cuando alcanza el punto justo toma una consistencia de hilado y al levantar la preparación se ve una masa de puré untuoso que no debería cortarse. Sumamente exquisito. Este plato popular, que no era sencillo de preparar por que se utiliza un queso especifico producido en esa región, el queso Tomme. Aunque no había venido con la costumbres de los primeros inmigrantes, surgió la idea de la producción del queso en esta región e incorporar la preparación como un alimento típico.
Reconocer la historia de un lugar como propia y arraigarla desde la niñez es fundamental para el desarrollo de una sociedad. Hace unos años el Amicale elabora el Aligot en el mes de octubre para los niños de 6to año de todos los colegios de la ciudad que enseñen el idioma francés. A partir de esa actividad los chicos además de aprender el idioma, conocer de la historia de la ciudad, pueden vivenciar la tradición desde la cocina. Esta tradición que se está logrando sostenerla con gran esfuerzo las autoridades de la asociación Amicale, como también, de los que la conforman.
Es sin duda la mejor propuesta para poner en valor la impronta de la región. Por un lado la producción lechera con tradición de campo que se vive diariamente en torno a la ciudad. Como también presentar la cultura de los primeros inmigrantes que se asentaron en una región prospera. Se estimula a la producción del queso Tomme, específico de la preparación, en donde productores de quesos locales como la firma el Balcón de los Arroyos se perfeccionan para lograr un producto igual o mejor que el aveyrones. Esta propuesta no solo brinda el conocimiento a los pequeños sino que trata de concientizar a la recuperación de los valores de aquellos que llegaron con vocación de trabajo.
La experiencia fue muy significativa para mí, compartirla junto con mi hija y con sus compañeros hizo que remarque la función de la cocina en la vida de una sociedad y la importancias de la producción local de los alimento.
La Receta de esta semana serían las indicaciones para preparar el Aligot en tu casa, pero mi consejo es que te tomes unos días de descanso y viajes a Pigüe. Te vas a sumergir en una nostálgica cultura francesa llena de propuestas que enamoran. En este momento mi lugar, mi hogar. Dentro de unos años, un destino con reminiscencias. Cuando la comida es el nexo para dejar registro en la historia, las acciones quedan registradas en el inconsciente y rememorarlas es transportarse a esa época. Marcamos historia a partir de lo que les brindamos, Y qué mejor que brindarles a nuestros hijos productos con historias.
Agradezco a la señora María Amalia Rodríguez autoridad de Amicale por contarme sobre su labor, a las maestras de 6to La Salle y a los chicos que disfrutaron de una experiencia divina.