Las aranceles implementadas por E.E.U.U. no dejan margen para dudas: estamos ante una alteración del comercio mundial donde cada país tendrá que sentarse a negociar sus inversiones con Estados Unidos o, por el contrario, buscar una menor dependencia con ese país negociando nuevos acuerdos con otros países, como lo está haciendo Brasil con China. Estados Unidos, más que un socio comercial de Argentina, es un gran competidor por los mercados asiáticos de granos y derivados. La única dependencia importante que tiene el sector agropecuario argentino con el país del Norte es con su pizarra de Chicago, que en estos días demostró un desacople con las pizarras del mundo.
Argentina, varios perjuicios
Si tomamos solo las exportaciones agroindustriales argentinas que van a América, EE.UU. es el tercer destino de productos agroindustriales argentinos, detrás de Brasil y Chile, con el 14 % del total exportado al continente. En algunos años, incluso, podrá estar peleando el cuarto lugar con Perú. En el caso de la ganadería, los consumidores somos los mejores socios comerciales para el sector: compramos el 75 % de su producción. El país gobernado por Donald Trump solo participa en el 8,5% del total de las exportaciones argentinas, siendo los productos más exportados el acero; el aluminio; el petróleo de Santa Cruz, Chubut y Neuquén; el oro de Santa Cruz; el litio y el cobre salteño, junto con los productos forestales misioneros. Como vemos, solo les interesan nuestros recursos naturales no renovables.
Del sector agropecuario, los productos exportados son aceitunas y aceite de oliva (27% de las exportaciones argentinas), azúcar, vino (27.5%), carne bovina, limones, cítricos dulces, jugo de manzana y miel (67.2%). Todos estos productos sufrieron el arancel del 10 %. El producto exportado del que más se habla en estos días es la carne bovina, porque el sector ganadero argentino marca la agenda en los medios de comunicación hegemónicos. Pero la realidad es que Estados Unidos es un destino secundario en la exportación de carne bovina.
El 75 % de la carne bovina argentina exportada va a China. Solo el 3 % va a EE.UU., siendo el quinto destino detrás de China, Israel (7,6%), Alemania (3,7%) y Chile (3,2%). La mejor política pública para este consumo es la Cuenta DNI del Banco Provincia, que, con su descuento en carnicerías, es la medida que más influye sobre la demanda de carne bovina argentina.
A partir de las medidas anunciadas desde la Casa Blanca, en contraofensiva, China dejó saber que pondrá un arancel del 125% a todos los bienes importados de Estados Unidos, que empieza a tener conflictos con el resto de sus socios comerciales. Esto puede ser beneficioso para Argentina, ya que Estados Unidos es competidor de nuestros productos agroindustriales.
Al mundo le van a sobrar bienes, pero el maíz y la soja los tiene América. Estas políticas proteccionistas de EE.UU. van a determinar que China redireccione su comercio (por ejemplo, el complejo sojero) a otros países agrícolas como Brasil y Argentina. Por otro lado, con otros productos como el maní y los porotos, donde EE.UU. es gran exportador mundial, siendo la Unión Europea su principal destino, este conflicto nos postularía como nuevo proveedor de legumbres a ese destino.
Este nuevo arancel hay que analizarlo teniendo en cuenta el que sufrió el mismo producto en otro destino. Por ejemplo, el vino, el aceite de oliva y las aceitunas importadas de la Unión Europea pasarían a tener un arancel adicional del 20% (porcentaje postergado por 90 días a raíz del sacudón inicial que provocaron los anuncios), mientras que estos productos importados desde Argentina tendrán un arancel adicional del 10%.
Si los valores del anuncio inicial se mantienen, esa diferencia beneficiaría a nuestro país. India, el mayor proveedor de miel a EE.UU., pasaría a tener un arancel adicional del 26%, mientras que la miel argentina, brasileña o de Nueva Zelanda, del 10%. A priori, podríamos decir que los nuevos aranceles de Trump pueden abrirnos la puerta de nuevos mercados, demostrando que Estados Unidos, más que un buen socio comercial, es un gran competidor por mercados como el de carne bovina o granos.
Está en el presidente de nuestro país aprovechar la oportunidad. Ojalá que este conflicto sirva para que las economías del mundo apuesten nuevamente a la producción genuina y no a la timba financiera.