Según un estudio de la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos, inhalar el olor de la comida durante, al menos, dos minutos puede reducir la ansiedad generada por el hambre, dejando paso a otros alimentos mucho más saludables.
El 80% del gusto procede del aroma de los ingredientes utilizados en una receta. Además, ayuda con la preparación de los jugos gástricos de la digestión, ayuda a generar apetito y tiene la capacidad de recordarnos platos del pasado. Es el sentido con más memoria, indican desde el portal Ternasco de Aragón.
Pero un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos, reveló una nueva función del olfato. La investigación publicada en el prestigioso Journal of Marketing Research indicó que inhalar el olor de la comida durante, al menos, dos minutos puede reducir la ansiedad generada por el hambre, dejando paso a otros alimentos mucho más saludables.
Es decir, que si una persona huele papas fritas o aros de cebolla fritos contenta su apetito y puede satisfacer su hambre con una ensalada o una fruta.
«El aroma ambiental puede ser una herramienta poderosa para resistir los antojos de determinados alimentos. De hecho, los estímulos sensoriales sutiles como los olores pueden ser más efectivos para influir en las elecciones alimentarias de niños y adultos que las políticas restrictivas«, explicó el autor Dipayan Biswas, profesor de mercadotecnia de la Universidad de South Florida College of Business.
Lo más importante para lograr la saciedad es el tiempo de exposición a la comida. Los investigadores pusieron un nebulizador de aroma que desprendía, por separado, el olor de alimentos saludables, como las fresas o las manzanas, y otros más perjudiciales para nuestra salud, como las galletas o la pizza.
La parte de la muestra que estuvo expuesta al olor de la comida chatarra no quisieron comer los alimentos después de olerlos, pero sí optaron por la fruta. Los del otro grupo sí quisieron comer la comida basura.
(Urgente 24)