El ser humano apareció hace unos 200.0000 años, pero en todo ese tiempo no fue tan innovador como en los últimos 150 años. Predecir es difícil, pero podríamos hablar con certeza que hay una correlación positiva entre las innovaciones y la aceleración del proceso creador.
En 1880, Edison patenta la lámpara eléctrica y el mundo cambió, los humanos dejamos de depender del sol para trabajar, podíamos producir sin importar el horario. Apareció el transporte, cambiando las prácticas de producción y acumulación de alimentos. Las máquinas hicieron más productivos a los trabajadores. Solamente en 130 años acá estamos. El hombre moderno tiene 50.000 años, pero los cambios drásticos se han producido en los 150 años y, si miramos estos, seguramente veremos una evolución en los últimos años que nos asusta. Piense desde el teléfono, la fotografía, la radio, la tv, internet, GPS, Amazon, criptomonedas la secuencia de ADN y cientos de descubrimientos médicos más. Se calcula que en los primeros 15 años de siglo XXI ha habido más innovación que la mitad del siglo anterior. Ergo, todo cambia y cada vez más aceleradamente. El hombre más rico del mundo es el dueño de Amazon, una biblioteca sin estantes ni edificios.
La cuestión es que la innovación crece a un ritmo exponencial, y algunos futuristas ven en el 2045 la inteligencia artificial, aún aquellos que predicen la inmortalidad. Esto produce escozor y dilemas éticos, algunos dicen que la IA (inteligencia artificial) podría significar el fin de la humanidad, y algunos piensan en una tercera guerra mundial entre los que apoyan una inteligencia superior a la humana y sus detractores.
Ud. amigo lector puede creer o no, pero en todo caso vale lo que Ud. piense.
La realidad es que estos detalles de la innovación creciendo exponencialmente, me sorprende que pasen desapercibidos para muchos en ámbitos donde esto es crucial como en la educación.
Sin duda, los países de dividirán entre innovadores y los demandantes de innovaciones.