(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
Muy a menudo escuchamos la frase, NO PUEDO. Y muchas veces ni se intenta hacer el mínimo para ver si se es capaz. Y la única respuesta es ¡YO PUEDO! Lo voy a INTENTAR, y no existen edades para dar el puntapié inicial. Normalmente se da en personas sedentarias, mayores, por temor a hacer algo nuevo, salir de una estructura, pánico, o simplemente por el que dirán.
Y seguramente todos conocemos alguien que nos da fuerzas y nos motiva a intentarlo.
Tengo la bendición de estar rodeado de gente maravillosa y que son ejemplo de constancia, superación, voluntad, esfuerzo. Donde los límites son los desafíos de cada día. Personas con capacidades diferentes a adultos mayores. Y resumo en todos los alumnos en personas que son referentes, para mí UNA INSTITUCION del deporte, que día a día toman el desafío de mejorar y luchar por su vida, con edades de 80 a 90 años, Nino Maferetti, Hugo Ostolaza , Osvaldo Carignano, por citar algunos.
Hay personas que sienten que nada lo pueden, que su vida no va a cambiar, que los que le tocó es así, y existe un lugar donde se pueden sentir seguros, felices, y encontrar propiedades curativas, Y es con el ENTRENAMIENTO.
Durante mucho tiempo, los psicólogos establecieron que el EJERCICIO ES BENEFICIOSO PARA LA SALUD MENTAL, y durante la última década, investigaciones también demostraron que puede llegar a ser una herramienta valiosa para abordar el TRASTORNO DEL ESTRÉS.
Para muchos, el deporte tiene poderes de sanación, donde los traumas los dejaron sintiéndose indefensos, impotentes y débiles, el entrenamiento, los trabajos de fuerza, ayudan a sentirse fuertes, no solo físicamente, sino también psicológicamente, dando sensación de control.
Lamentablemente algunas personas se quedaron con la frase, sin dolor, no hay ganancia. Y cuando la actividad física se orienta a la salud se debería entrenar SIN DOLOR, a conciencia y con intensidad.
Grupos de salud mental comenzaron a formalizar que el entrenamiento, los trabajos de fuerza, como una herramienta terapéutica. Estudios manifiestan al entrenamiento, a la fuerza y el trabajo de resistencia, como generador de resiliencia.
Numerosa cantidad de personas manifiestan que luego de recurrir al entrenamiento, al gimnasio, es donde encuentran un lugar de conexión mente cuerpo, y que al entrenar y luego de finalizado sienten su cuerpo más cuidado, seguros, tranquilos y conectados en sí mismo y con el mundo que los rodea. Es una manera de comprender y mejorar los mecanismos psicológicos y neurológicos como herramienta terapéutica.
Si bien casi todos los tipos de ejercicio son beneficiosos para las personas con algún trauma psicológico, estos se obtienen cuando involucran un entrenamiento de intensidad moderada alta que incluye los trabajos de fuerza. También se demostró que el entrenamiento de resistencia de alta intensidad ayuda a mejorar la calidad del sueño y la ansiedad, lo que puede mejorar la salud y el bienestar en general.
Como manifestamos al comienzo del artículo, la edad, el sexo, la condición, no es ningún impedimento para poder hacer actividad física, o para tomar la decisión del YO PUEDO, de intentarlo y ser capaz de vencer obstáculos y barreras que impidan crecer como persona.