17 Abr 2025
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Misiones: ¿Qué es lo que pide el productor yerbatero y a quién se lo exige?

por Mónica Gómez 

Las protestas de los productores se multiplicaron en la provincia de Misiones desde la
desregulación del sector yerbatero impulsada por el gobierno de Javier Milei mediante el
DNU 70/23, que eliminó la facultad del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para fijar
un precio mínimo de referencia.
Uno de los aspectos más llamativos en las manifestaciones de los productores yerbateros
es la diferencia en el motivo de sus reclamos. Los términos “precio justo” o “precio digno”
que utilizan en sus consignas revelan un doble sentido que refleja la diversidad de sus
argumentos y expectativas. El adjetivo “justo” significa “que obra según justicia y razón”, con sinónimos como “imparcial” y “equitativo”. En cambio, “digno” se refiere a “merecedor de algo”, con sinónimos como “merecedor” y “meritorio”. Entonces, surge la pregunta: ¿qué es lo que realmente piden los yerbateros y a quién se lo exige?

Un reclamo que se intensifica

El negocio yerbatero funcionó históricamente dentro de un mercado regulado, primero con
la CRYM -La Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), organismo que se creó en
1935 para controlar la producción de yerba mate en Misiones, eliminada en los 90- , y luego con el lNYM, creado mediante la Ley N.º 25.564 resultado del “tractorazo” de 2001 luego de años de lucha.
La presencia de un ente regulador otorgaba garantías a las 13.000 familias misioneras, en
su mayoría con pequeñas plantaciones de menos de 15 hectáreas. Estos productores,
atomizados y vulnerables, se enfrentan a unas pocas industrias yerbateras, que concentran
la capacidad de compra de la materia prima, dominan la industrialización y controlan la
comercialización del producto final. Incluso dos de las principales compañías del sector son
de origen correntino.
Con la virtual desaparición del INYM como regulador del valor de la materia prima -hoja
verde y yerba mate canchada-, estas empresas concentradas ahora imponen
unilateralmente los precios, fijando valores a su conveniencia, sin atender el reclamo por un precio justo, y mucho menos digno. En este nuevo escenario, los pequeños yerbateros
quedaron a merced de un mercado, en apariencia libre, en donde los industriales hacen y
deshacen a su antojo.
Es por ello que a lo largo de más de un año, los yerbateros agotaron todas las instancias de
diálogo con el gobierno nacional para solicitar la restitución del INYM. Con el
acompañamiento de la provincia de Misiones llevaron su reclamo a la Casa Rosada, al
Congreso de la Nación, a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, e incluso
realizaron un “yerbatazo” en el Obelisco. A pesar de estos esfuerzos, la respuesta ha sido la
misma: el gobierno nacional no restituirá la indispensable regulación.
Con esta negativa, direccionaron su pedido al gobierno provincial, que en varias
oportunidades se manifestó a favor de restituir las facultades del INYM y acompañó el
reclamo ante Nación. Aun así los productores decidieron hacer visible su lucha con
acampes en las rutas misioneras. Fue en este punto donde la falta de unidad dentro del
sector se hizo evidente.

Un movimiento fragmentado

Los referentes de las distintas zonas no lograron acordar un precio unificado para la
cosecha, lo que debilitó el reclamo. Inicialmente, la estrategia consistió en bloquear el
transporte de hoja verde y yerba mate canchada hacia los secaderos. Sin embargo, los
referentes de los productores del norte de la provincia decidieron trasladar las protestas a
los puestos de pago de la Agencia Tributaria de Misiones, desviando, sin sentido, la presión
hacia el gobierno provincial.
Al no llegar a un consenso sobre un precio concreto que debe valer la hoja verde, el único
monto que circuló como referencia fue el estimado por el INYM: $358 por kilo, un valor que
solo cubre los costos de producción sin garantizar rentabilidad. Este cálculo fue publicado
sin el aval del sector industrial, que también tiene representación en el directorio del INYM.
Mientras tanto, en la localidad de Andresito, los productores dieron inicio a la cosecha con la promesa de un empresario yerbatero de pagar un valor inicial de $310 por kilo, con
aumentos progresivos hasta alcanzar los $350. Un valor que apenas cubre los costos de
producción.

“Precio justo” versus “precio digno”

Con el paso del tiempo, los industriales también comenzaron a participar en la discusión, y
el gobierno provincial intervino como mediador a través del Ministerio del Agro. El ministro
Facundo López Sartori lideró reuniones de conciliación de largas horas entre la industria y
los productores donde el pedido del sector primario de la cadena yerbatera giró en torno a la necesidad de un “precio justo”.
A medida que las negociaciones continúan y la provincia continúa trabajando en la solución
al conflicto, la división dentro del sector yerbatero sigue siendo un obstáculo para lograr una solución consensuada. Mientras algunos buscan un “precio justo” que garantice la equidad entre los actores de la cadena productiva, otros exigen un “precio digno” que asegure la supervivencia de los productores más pequeños.
La incertidumbre persiste, los números que se barajan no llegan a solventar ni el valor del
costo de la productividad y la gran pregunta sigue siendo la misma: ¿en un mercado
desregulado, cuál es el precio que satisfaga a todos los eslabones de la cadena yerbatera,
el justo o el digno?
Para Hugo Sand, dirigente yerbatero e ícono del tractorazo de 2001, hoy presidente de la
Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (APAM), “el precio justo es aquel
que contempla la sustentabilidad del sector”. Este concepto se basa en la legislación
vigente, que establece un precio promedio. Sin embargo, el debate no puede quedar en la
definición teórica: el número concreto debe reflejar una rentabilidad real para los
productores.
Según los últimos cálculos, el valor que permitiría garantizar la sostenibilidad del sector
ronda los $470 por kilo. Esta cifra surge del costo de producción calculado por el INYM,
sumado a un 30% de margen de utilidad para el productor.
Aun así para Sand el precio Digno es un concepto superior y pone el foco en la necesidad
de la familia agraria y el cuidado ambiental. “Para el MAM ( Movimiento Agrario de
Misiones) y APAM el precio que requerimos es de $600 por kilo de hoja verde”, dice. Y
enfatiza: “cuando hablamos de dignidad tenemos que hablar de muchos aspectos como la
salud, el bienestar, el confort. Reconocer el valor del trabajo que requiere producir yerba
mate y ponerle un precio que otorgue calidad de vida y dignifique nuestro trabajo”, concluye Sand.

 

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