El obispo, Monseñor Ariel Torrado Mosconi agradeció a todos los hogares de los barrios de Ciudad Nueva que abrieron las puertas a los seminaristas que misionaron durante la semana. Lo hizo a modo de cierre de la misión, en la misa que celebró el sábado por la tarde en la Capilla San Pedro y San Pablo y en donde lo acompañaron el cura párroco de la Iglesia Catedral, el Padre Guillermo Gómez y el Padre Enrique Barbudo.
Durante la misa pidió especialmente por cada una de las familias que permitieron un acercamiento de la Iglesia. Luego rezó por los frutos la misión y agregó: “Evangelizar es así. Uno tira la semilla de la palabra de Dios y nosotros, en la fe, sabemos que esa semilla será fecunda. Aunque no sabemos cuándo germinará ni quién recogerá los frutos, sin embargo, desde ya tenemos que tener la dicha y el gozo en la fe de haberla sembrado”, manifestó el prelado.
Por otra parte reconoció que la Iglesia debe estar más presente en este sector de la ciudad y a la vez aseguró que esta misión es punto de partida de ese compromiso. También agradeció al Padre Enrique Barbudo y a las Hermanas del Oratorio, cuya labor pastoral desde hace años en Ciudad Nueva “es un signo de la presencia de Dios en este barrio”.
Por último exhortó a los dieciocho seminaristas de la diócesis que participaron en la misión a renovar su entrega para que sean, como pide el Papa Francisco, una Iglesia en salida, cada vez más callejera y misionera.