Numerosos fieles acudieron el domingo a la misa pidiendo por la beatificación del Cardenal Eduardo Pironio donde el obispo recordó dos de sus valiosos legados: la alegría y la esperanza.
Al cumplirse los 19 años del fallecimiento del insigne hijo del pueblo de Nueve de Julio, la Iglesia Diocesana imploró a Dios para que llegue el día en que los cristianos puedan honrar a este querido hijo del pueblo en los altares.
Durante la homilía el Obispo, Monseñor Ariel Torrado Mosconi resaltó dos aspectos de su legado espiritual: “Se ha dicho de él que ha sido un profeta de nuestro tiempo, un profeta de la esperanza y de la alegría. Estos fueron uno de los temas más queridos de su espiritualidad y de su reflexión teológica, de su enseñanza pastoral y de su mismo testimonio de vida… La alegría y la esperanza son, precisamente, esa sal y esa luz que el mundo actual necesita y espera hoy de los creyentes”, enfatizó.
Asimismo recordó la importancia de su trabajo pastoral en pro de los jóvenes. Mencionó que sin duda esa pasión por ellos ha sido la que llevó hace 30 años a que San Juan Pablo II realice en nuestra patria la Primera Jornada Mundial de los Jóvenes fuera de Roma.
Finalmente exhortó a los nuevejulienses a sentirse orgullosos de que “un hombre de nuestro pago vaya camino a los altares y que nos debemos comprometer cada vez más a la oración, a la promoción del conocimiento de su persona, y a hacer presente la riqueza de su legado espiritual”.