La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y resulta, además, uno de los más visibles. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar si realmente la “conocemos” lo suficiente. Controlarla en forma regular es una rutina saludable que puede evitar problemas mayores en un futuro. Hay algunos cambios que, en caso de ser detectados, requieren una consulta con un médico especializado: pueden ser manifestaciones del desarrollo de un melanoma, uno de los tipos más agresivos del cáncer de piel.
Estos tumores se originan a partir de unas células llamadas melanocitos -que son las que producen el pigmento (melanina) de la piel normal- y aparecen como una lesión nueva (“novo”) o sobre un lunar preexistente. Su tiempo de evolución es imprevisible: hay casos en los que se desarrolla con velocidad y otros en forma más paulatina. Aunque no es lo más frecuente, pueden afectar también las mucosas y los ojos. Cuando son detectados a tiempo estas patologías son curables, pero si no se les da una atención adecuada tienen altas probabilidades de expandirse a otras partes del cuerpo.
“La incidencia de melanoma es variable en diferentes países o continentes. Australia, por ejemplo, tiene una de las incidencias más altas del mundo, aunque con los programas de cuidado y detección precoz es uno de los líderes en disminuir la casuística. En Estados Unidos es el sexto tumor en frecuencia. En Latinoamérica, según el Globocan, el melanoma no está dentro de los 10 más frecuentes. Sin embargo se proyecta que el aumento en la incidencia de este tumor lo va a posicionar dentro de los cinco más frecuentes en las próximas décadas”, advirtió la oncóloga Yanina Pflüger, jefa del servicio de Melanoma y Sarcoma del Instituto Alexander Fleming (IAF).
Este martes 23 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Mundial del Melanoma, con el propósito de darle visibilidad a esta patología oncológica y generar conciencia sobre los cuidados. En este punto, los expertos coinciden en la importancia de que la población conozca e implemente la regla del “ABCDE”. ¿A qué hace referencia esta sigla? “Nos sirve como ayuda para alertar al paciente para que le preste atención a la aparición de una lesión Asimétrica, de Bordes irregulares, de Color irregular, de Diámetro en aumento o mayor a 6 milímetros y especialmente a su Evolución”, detalló la dermatóloga Marcela Moreno (MN 106685), jefa del Servicio de Dermatología Oncológica del IAF.
Los controles, de casa al consultorio médico
El diagnóstico temprano del melanoma, destacó Moreno, es una herramienta determinante al momento de hablar del pronóstico de esta enfermedad: la detección precoz disminuye tanto la morbilidad como la mortalidad. En personas sin antecedentes ni factores de riesgo, se recomiendan dos instancias de control.
1) El autoexamen. Es el control de toda la superficie cutánea que hace por el propio paciente. “Puede realizarse cada 2 o 3 meses, con ayuda de espejos, o de alguna persona de confianza para aquellas zonas de difícil acceso. De esta manera se busca que el paciente conozca su piel, y pueda descubrir y distinguir lesiones nuevas, o cambios en aquellas que ya conocía. Así podrá recurrir en forma temprana a un profesional médico”, explica la experta.
2) El control periódico con personal médico. Al momento de elegir un profesional, está comprobado que a mayor especialización, mayor será la certeza del diagnóstico de lesiones malignas. Por esto se recomienda que el control lo realicen médicos dermatólogos especializados en control de lunares, con experiencia en dermatoscopía. “Esta técnica mejora el diagnóstico, disminuyendo al mínimo los falsos positivos, evitando conductas y medidas innecesarias como las biopsias y cirugías. Por otro lado aumenta la capacidad de detectar lesiones malignas”, agregó Moreno. Luego, el especialista determinará cuál debe ser la frecuencia de los chequeos posteriores y si es necesario hacer nuevos controles.
Uno de los déficits en la lucha contra el melanoma es que aún no es habitual la asistencia a controles dermatológicos preventivos, a pesar del alto beneficio que representan. “La mayoría de los pacientes consulta por el hallazgo de alguna lesión que les llama la atención. Es una ventana de oportunidad en la cual deberíamos trabajar desde la salud pública y la prevención primaria”, agregó Pflüger.
Si el paciente tiene un antecedente personal o familiar de melanoma, más de 100 nevos o síndrome del nevo atípico, se le sugiere hacer los controles con mayor frecuencia y además se le indica una dermatoscopía digital corporal total, conocida como el “mapeo de los lunares”. “En la Unidad de Oncología Cutánea del IAF contamos con el Fotofinder. En este estudio se sacan imágenes clínicas del cuerpo entero en distintas posiciones y además se registran las fotos dermatoscópicas de aquellos nevos más importantes para un mejor seguimiento. Se realiza anualmente, se comparan las imágenes y así detectamos en forma temprana un lunar nuevo o cambios en los preexistentes”, resumió la dermatóloga Carolina Spinelli (MN 117118), miembro del equipo de la institución. (DIB)