Cómo es posible sin morir en el intento
(Por Lic. Gonzalo Merlo – GH Soluciones)
Esta semana se celebró San Valentín y que mejor analizar como emprender con tu media naranja; hay algunos que prefieren mantener separada la familia del negocio y otros creen que ambos deben ir de la mano, vos que pensas?
Entre los deseos más recurrentes de las personas que trabajan, está poder pasar más tiempo con la familia, y en concreto, con sus parejas. No tener que resignarse a verse solamente algunas hora por la noche para cenar después de un día cansado, sino verse todo el día de la mañana a la noche, comer juntos, planear, decidir en qué y cómo gastar juntos y “trabajar juntos”.
¿Te parece mucho? ¿Es un sueño? ¿Hasta dónde podes resistir compartir la diaria con tu pareja?
Si bien durante siglos muchas relaciones amorosas han surgido en el ámbito laboral, conocer a tu media naranja en donde trabajas o en tú empresa es otro cuento, porque emprender es como subirse a una montaña rusa llena de sorpresas y retos. Todo lo opuesto a un trabajo jerarquizado e híper organizado.
Trabajar y asociarte con tu pareja en tu propio negocio es literal, la base del emprendimiento: “comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad y peligro”… No es muy romántico…
Si sumamos a la ecuación de pareja emprendimiento más el factor del género, el resultado puede ser una bomba maravillosa pero altamente dañina si no la comprendemos a profundidad como un fenómeno complejo y cada vez más recurrente.
Los emprendimientos que no requieren presencia física como los digitales, favorecen el trabajo y la asociación de las parejas porque permiten una comunión entre las metas profesionales y la posibilidad de pasar tiempo de calidad en entornos diferentes, al no estar sujetos a una oficina física. Pero sobre todo, favorecen este fenómeno porque emprender es un acto de fe, pasión e idealismo. Y ¿quién no quiere compartir todo esto con la persona que ama?
¿Emprender juntos o por separado? Esa es la cuestión. Emprender con la pareja no es para todos. Si las cosas fueran blanco y negro, el mundo de los emprendimientos se podrían dividir en dos bandos:
- Los que creen firmemente que hay que mantener una distancia razonable entre la vida familiar y de pareja, con los negocios
- Los que creen firmemente que no hay mejor negocio que el que se comparte y extiende a la familia
Ambas posturas son válidas, pero cuando las condiciones son propicias y se logra una unión profesional-amorosa-familiar, los beneficios pueden multiplicarse de forma muy provechosa para las dos partes.
Si queres emprender con El ó Ella, se requiere poner en práctica algunas acciones en conjunto que te ayudaran a no morir en el intento:
- Alinear las carreras: Es normal que tu pareja y tú tengan intereses, experiencias y curriculums distintos, aunque se dediquen a un mismo tipo de trabajo. Para poder sacar un negocio adelante entre los dos, es necesario tener en claro cuáles son los objetivos y metas reales de cada uno.
No basta con tener gustos en común o experiencias similares. Se requiere que la visión y la forma de lograr las metas sea común y congruente para ambas partes.
- Combinar los estilos de trabajo: Uno de los conflictos más recurrentes y una de las causas más comunes por las que las parejas que trabajan juntas fallan, es la diferencia entre los estilos de trabajo. Cada uno tiene fortalezas por aprovechar, es por ello que una comunicación efectiva es necesaria para poder explotar el potencial particular de cada uno y no morir en el campo de batalla.
Si vos sos mejor para la comunicación y las ventas y él o ella es mejor en el campo administrativo e intelectual, sacale el jugo en vez de pelear por ello. Es recomendable ver la posibilidad de trabajar con un asesor y coach, que verá la forma de optimizar y hacer el mejor equipo.
- Definir los límites entre casa y trabajo: Es un mito eso de “dividir la vida profesional de la personal” en un 100%, establecer límites tangibles y medibles es una estrategia que puede, en cierto modo, garantizar una convivencia más armónica y eficaz entre tu media naranja y vos.
Casi siempre son las mujeres las que se llevan más carga de trabajo, pues en promedio hacen más tareas domésticas que los hombres. Además llevan una carga simbólica importante: hacer un management general de la organización del hogar encima de todas las responsabilidades laborales. Establecer límites, horarios y una división de tareas claras y específicas tanto en el terreno profesional como en el privado.
- Mantener tu identidad: Es complicado mantener tu identidad intacta al tener pareja y más aún al compartir el 90% de tu vida cotidiana con esa persona. Sin embargo, otra de las causas más frecuentes por las que las parejas asociadas fracasan es por la generación de frustración en alguna de las partes pues, en ocasiones, el equilibrio de los intereses es difícil de alcanzar.
Algo que debes tener muy claro es el por qué estás emprendiendo y por qué con tu pareja. Es importante no hacerlo por las causas equivocadas y saber qué te mueve, qué te duele, qué problema quieres resolver tú en el mundo.
- Finanzas compartidas: Muchos recomiendan que las parejas tengan libertad financiera. Esto en el ámbito de los negocios es imposible, pues las dos personas están conformando y representando una sociedad. La clave del éxito financiero y la paz de la pareja, dentro y fuera del negocio es que una persona sea capaz de llevar la ejecución administrativa y financiera de las decisiones que toman ambas partes.
Presupuestos, control de gastos y recortes serán el pan de cada día, pero con orden y respeto al trabajo de ambos roles, pueden llegar a un punto en que esta área deje de ser un problema y que se convierta en un área de impulso y de ambición.
Es necesario que cada seis meses puedan evaluar el desempeño, metas alcanzadas, retos, crecimiento, para saber y tener claridad sobre lo que no está funcionando y lo que a la otra persona le parece que no está funcionando. Así como las grandes corporaciones realizan evaluaciones periódicas de sus empleados.
Trabajar con tu pareja y sobre todo si se trata de un emprendimiento, no es algo para tomarse a la ligera. Debe verse desde dos ángulos: el profesional y el personal. Así como tomar las decisiones que sean lo más adecuadas para las dos partes.
Los consensos sí son posibles, y cuando se logran, la magnificación de los aprendizajes y también del dinero, son muy considerables y beneficiosas, además de que refuerzan la relación de la pareja, el conocimiento mutuo y el respeto y admiración. Emprender implica sacrificios pero si logras alinear tus objetivos y valores a los de tu pareja podrán ser imbatibles.
Feliz San Valentín!!! En el trabajo y en casa también…