Hoy recorremos la capital del departamento del Ródano, Francia. Antoine de Saint-Exupéry nació en el centro de Lyon en 1900. La ciudad inauguró una escultura el 29 de junio de 2000 con motivo del centenario del nacimiento del célebre escritor y aviador. Saint-Exupéry está sentado y le cuelgan las piernas en el pedestal de mármol blanco que lo alza. Le acompaña el pequeño príncipe. Esta escultura es lo más parecido que tiene el escritor a una tumba. El viajero tardará poco en dar con ella, en un lateral de la Plaza Bellecour y a un paso de la casa donde nació. La imagen de Saint-Exupéry y del pequeño príncipe nos acompañará mientras paseamos por la ciudad.
Basta ascender a la colina de Fourvière, hasta la basílica de Notre Dame de Fourvière, para comprender cómo la geografía de Lyon está conformada por dos ríos, el Ródano y el Saona. Se puede subir en funicular y luego descender a pie, si se prefiere. Precisamente, desde esta privilegiada ubicación, se expandió Lugdunum, la antigua capital de la Galia durante el Imperio Romano. Podemos aprovechar la visita a este punto panorámico para visitar dos de los vestigios romanos más importantes de Lyon: el teatro y el odeón, construidos en la ladera de la colina.
Lyon, situada en la región Ródano-Alpes, es un destino perfecto para una escapada rápida. Es una ciudad creativa, en la que nos aguarda buena gastronomía, calles para pasear (su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad), la magia del cine con los hermanos Lumière, y la presencia del inmortal Antoine de Saint-Exupéry. En cierta forma, a Lyon se viaja para volver a ver la vida con los ojos de la niñez.
Saint-Exupéry nació en el número 8 de la rue du Peyrat, junto a la popular Plaza de Bellecour. En la actualidad la calle ha pasado a llamarse como el escritor. O al menos, en su versión abreviada y conocida por todos. Como curiosidad, tal como correspondía a su linaje aristocrático, se le bautizó con cinco nombres: Antoine Jean Baptiste Marie Roger de Saint-Exupéry. En el edificio hay una placa en su recuerdo.
Lyon es cuna de soñadores. No solo Antoine de Saint-Exupéry, también dos hermanos que supieron dar movimiento a los sueños con el cinematógrafo: los Lumière. Si la ciudad nombró una de sus calles principales con el nombre del autor de “El Principito”, parecía justo que hiciera lo mismo con los hermanos Lumière y la Rue du Premier Film, donde se encuentra la bella casa estilo art decó de la familia, hoy un interesante museo que muestra los pasos de la invención del cine.
En Lyon se grabó la primera película de la historia, junto al museo del cine, se encuentra el hangar donde fue grabada la primera película de la historia: La salida de los obreros de la fábrica. Si has visto los 46 segundos que dura el documento de Louis Lumière, reconocerás la forma de la cubierta de la antigua fábrica familiar. Se logró mantener el techo original para el recinto del InstitutLumière, que hoy se dedica al estudio, investigación y difusión de actividades relacionadas con el cine y el patrimonio de los famosos hermanos.
Sabemos que a Saint-Exupèry le gustaba comer y reunirse con sus amigos en largas veladas. Disfrutar de la gastronomía es algo muy francés; pero parece que en los lioneses lo es más todavía: es común afirmar que en Lyon nace la nouvellecuisine de la mano del chef local Paul Bocuse. Y si París tiene los bistrós, Lyon tiene los bouchons. Son locales pequeños, con mesas de manteles a cuadros, vinos de la casa, quesos y los platos populares basados en casquería. Toda una experiencia atreverse con la andouillette, una salchicha elaborada con el intestino y el estómago del cerdo. ¡Es el plato estrella! Y por favor, no se vayan si probar, aunque solo sea una vez, el brioche prâlinée. ¡Toda una delicia!
Al cine de los Lumière, a la poesía de Saint-Exupèry, a las delicias de la gastronomía, hay que añadir los murales que se encuentran repartidos por toda la ciudad. Lyon es una de las cinco ciudades del mundo en lo que se refiere a arte mural. Un centenar de frescos cuentan la vida y la historia de la ciudad. Por ejemplo, el mural de los Lioneses repasa todos los personajes célebres de Lyon. Imprescindible contemplar el “Mur des Canuts” que describe la historia del barrio Croix Rousse en sus 1.200 metros cuadrados (es el mural más grande de Europa). En toda ciudad con río hay puentes, y en Lyon no hay un río, sino dos. Según datos oficiales, la ciudad cuenta con 29 puentes en total (16 sobre el Sanora y 13 sobre el Ródano). Los puentes no solo sirven para cruzar, también son miradores perfectos para contemplar el Viejo Lyon desde las orillas. Todos fueron destruidos en 1944, excepto el de la Isla Barbe y las pasarelas de L’Homme de la Roche y Saint-Vincent.
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