(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
El cuerpo regularmente produce nuevo hueso y descompone al hueso viejo. Cuando se es joven, el cuerpo produce nuevo hueso más rápido de lo que descompone al viejo y por ello, aumenta la masa ósea. La mayoría de las personas alcanza el punto máximo de su masa ósea entre los 25 y los 35 años de edad.
Los cambios en la postura y la marcha son comunes con la edad. Los cambios en la piel, el cabello y otras partes del cuerpo también son comunes con el paso del tiempo.
El esqueleto proporciona apoyo y estructura al cuerpo, Las articulaciones son las zonas en donde se unen los huesos. Estas proporcionan la flexibilidad al esqueleto para el movimiento. En una articulación, los huesos no tienen contacto directo entre sí, en lugar de eso están amortiguados por cartílagos, membrana sinovial alrededor de la articulación y líquido.
La gente pierde masa o densidad ósea conforme envejece, especialmente las mujeres después de la menopausia. Los huesos pierden calcio y otros minerales.
La columna está conformada por huesos llamados vértebras. Entre cada hueso se encuentran unas estructuras de aspecto gelatinosas, los discos intervertebrales. Con el envejecimiento, el tronco se vuelve más corto a medida que los discos pierden líquido en forma gradual y se hacen más delgados.
Las vértebras también pierden parte de su contenido mineral, haciendo que cada hueso sea más delgado. La columna vertebral se vuelve curva y comprimida (apretada). También se pueden formar espolones óseos en las vértebras, provocadas por el proceso de envejecimiento y el uso general de la columna vertebral.
Los arcos del pie se vuelven menos pronunciados, lo que constituye a una perdida ligera de estatura.
Los huesos largos de los brazos y las piernas son más frágiles debido a la perdida mineral pero no cambian de longitud. Esto hace que las piernas y los brazos se vean más largos al compararlo con el tronco acortado.
Las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. El líquido dentro de estas puede disminuir. El cartílago puede empezar a friccionarse y a desgastarse. Los minerales se pueden depositar en algunas articulaciones y a su alrededor (calcificación) esto es común alrededor del hombro-
Las articulaciones de la rodilla y la cadera pueden comenzar a perder cartílago (cambios degenerativos). Las articulaciones de los dedos pierden cartílago y los huesos se adelgazan ligeramente
La masa corporal magra disminuye. Esta disminución se debe en parte a la pérdida del tejido muscular (atrofia). La velocidad y la cantidad de los cambios musculares parecen ser provocados por los genes. Los cambios musculares empiezan, con frecuencia, a los 20 años en los hombres y a los 40 en las mujeres.
Los músculos están menos tonificados y son menos capaces de contraerse debido a cambios normales en el tejido muscular y a los cambios en el sistema nervioso por el envejecimiento. Los músculos se pueden volver rígidos con la edad y pueden perder tono, incluso con ejercicio regular.
Efectos de los cambios:
Los huesos se vuelven más frágiles y se pueden romper con más facilidad. Se presenta disminución de la estatura general, principalmente debido a que el tronco y la columna se acortan.
El deterioro de las articulaciones puede llevar a inflamación, dolor, rigidez y deformidades. Los cambios articulares afectan a todas las personas mayores. La postura se puede volver más encorvada, las rodillas y las caderas se pueden flexionar más, el cuello se puede inclinar, los hombros se pueden volver más estrechos, mientras que la pelvis más ancha.
El movimiento es lento y puede ser limitado. El patrón de la marcha se vuelve más lento y más corto, también inestable y con poco movimiento de los brazos. Las personas mayores se cansan más rápido y tienen menos energía.
La fuerza y la resistencia cambian. La pérdida de masa muscular reduce la fuerza.
Problemas comunes:
La osteoporosis es un problema común, en especial para las mujeres mayores. Los huesos se rompen más fácil, las fracturas por compresión de las vértebras pueden causar dolor y reducir la movilidad. La debilidad muscular contribuye a la fatiga, debilitamiento y disminución de la tolerancia a la actividad.
El riesgo de lesión se incrementa debido a que los cambios en la marcha, la inestabilidad y la pérdida del equilibrio pueden conducir a caídas.
Prevención:
El ejercicio es una de las mejores maneras para retrasar o evitar los problemas musculares, articulares y óseos. Un programa de ejercicios moderado puede mantener la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad. El ejercicio ayuda a que los músculos permanezcan fuertes y la persona pueda disfrutar de su independencia por mucho más tiempo. El ejercicio, la actividad física, producirá un estado de bienestar y seguridad para desenvolverse libremente.