Sin pedir permiso, un buen día del pasado 2019, la pandemia irrumpió e impactó de lleno en todo el planeta. No importa en qué lugar hayas estado, o en qué situación te haya encontrado, y mucho menos, a qué clase social pertenezcas, nadie pudo ni puede escapar a los efectos de una crisis sanitaria y económica mundial sin precedente en la historia cercana de la humanidad. La dinámica social y familiar sufrió cambios de la noche a la mañana, las prioridades y necesidades de cada comunidad, de cada familia cambiaron, y en muchos casos, para siempre.
En un escenario envuelto por la incertidumbre, la escuela pasó a estar en el centro de la escena, lugar que jamás debería haber perdido. Su rol educativo y social, pasó a ser determinante para las familias, docentes y directivos, pero principalmente para los niños, niñas y adolescentes de nuestro país. Podríamos afirmar que hoy los desafíos son muchos, pero hay cinco que exigen respuestas complejas y profundas.
El desafío de reincorporar a los alumnos que abandonaron en pandemia
Los efectos de casi dos años sin clases presenciales – con alternancias en algunas zonas del país en ciertos momentos de esta larga pandemia que todavía subsiste-, evidencia graves consecuencias estructurales del sistema educativo. De un momento a otro, 1516 millones de alumnos en el planeta tuvieron que empezar a estudiar a distancia. En la Argentina esa cifra alcanza los 11 millones. Claramente, los sistemas y la comunidad educativa no estaban preparados y tuvieron que encontrar los modos de acompañarlos para que el proceso de aprendizaje no genere un daño sin precedentes.
En el camino quedaron muchos alumnos fuera del sistema educativo. De acuerdo con la evaluación de continuidad pedagógica que el Ministerio de Educación realizó en junio de 2020, se detectaron 1,1 millones de niños, niñas y adolescentes que por diferentes motivos se habían desvinculado de sus escuelas y de las clases remotas. Estamos hablando de un 10% de los 11 millones de alumnos que componen la matrícula de los niveles inicial, primario, y secundario. Si bien en algunas zonas del país, se hicieron algunos esfuerzos por ir en busca de aquellos alumnos que nunca se conectaron en pandemia, nada fue suficiente para lograr su reincorporación.
El desafío de impulsar la inclusión digital post pandemia
Luego de desatada la pandemia, las tecnologías digitales cobraron una nueva centralidad en la agenda de la política educativa. Las autoridades nacionales y provinciales desarrollaron un conjunto de respuestas educativas digitales de emergencia para sostener la escuela sin presencialidad. Todo esto en un país con altos márgenes de desigualdad, donde la brecha digital ya era una problemática pre pandemia. Según la UNESCO, en Argentina 1 de cada 5 estudiantes de primaria no tiene Internet en su casa, es decir un 19,5% no tiene posibilidad de estudiar online. En el ámbito secundario también se observa la misma dificultad, un 15,9% no tiene acceso a Internet. Para ser más claros, los datos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) de Argentina, son contundentes: cerca del 40% de los hogares argentinos no cuentan con acceso a internet fijo.
Definitivamente, acortar la brecha digital entre las distintas clases sociales y zonas geográficas del país es fundamental en un contexto de pandemia, pero también para lo que se viene post pandemia. Todo indica que escenarios de educación híbridos (presencial/virtual) van a ser muy recurrentes en los ciclos escolares venideros, porque la tecnología llegó para quedarse y sumar, y no para dividir. La Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica muestra que en 2020, el 48% de las y los jóvenes manifestaron que durante la pandemia aprendieron a utilizar más y mejor las tecnologías -computadoras, redes sociales y aplicaciones para la comunicación y aprendizaje a distancia-, por fuera de su actividad en la escuela (Secretaría de Evaluación e Información Educativa -Ministerio de Educación [SEIE-ME] / UNICEF, 2020).
La tecnología no es una enemiga, el objetivo es complementar y no reemplazar roles ni funciones, ya que la presencialidad es insustituible en el proceso de formación y de construcción de vínculos sociales de un niño, niña o adolescente. La posibilidad de evaluar escenarios híbridos, permitió el surgimiento de interesantes propuestas como “Aula en Casa” de Educabot. Se trata de una plataforma con una interfaz sencilla, de rápida implementación y con acceso inteligente que ofrece a más de 50 mil usuarios de 7 países de América Latina la posibilidad de contar con una plataforma educativa gratuita en pocas horas.
“Hoy los sistemas educativos necesitan recuperarse del shock de la pandemia. Cada uno de los actores que participamos de la comunidad educativa tenemos el desafío de seguir trabajando para que la escuela aproveche las soluciones tecnológicas para promover un entorno en el que cada estudiante sea protagonista no sólo de su aprendizaje, sino también de su futuro”, afirmó Matías Scovotti, CEO y Cofundador de Educabot.
La pandemia mostró la importancia de la conectividad y la infraestructura tecnológica para chicos y chicas y también para los hogares. “Uno de los aspectos clave para la educación post pandemia es pensar a las tecnologías como bienes públicos y a la conectividad como un derecho. En este sentido, es fundamental avanzar en la creación de una canasta básica digital que permita ampliar el acceso y la apropiación de estos recursos”, subraya María Teresa Lugo, Especialista en Políticas TIC y Educación.
El desafío de recuperar el terreno perdido en materia de aprendizajes
El formato de la educación a distancia debe contar con nuevos elementos para desarrollarse de manera eficaz, y al mismo tiempo poder ensamblar con el regreso a las aulas que necesitan incorporar nuevas propuestas digitales, pensadas y diseñadas de acuerdo a cada plan educativo, sin dejar de lado la realidad de cada escuela y alumnado del país. Si hay algo que se ha puesto en evidencia debido a la pandemia, es la desigualdad digital pero también social, al mismo tiempo que la falta de interesantes propuestas de mejoras de los aprendizajes, porque no todo es tecnología, no todo es presencialidad. Si queremos bajar la tasa de deserción escolar, el desafío está en proponer alternativas que atraigan el interés de los alumnos.
En esta línea de ver cómo recuperamos el terreno perdido en materia de aprendizajes y el entusiasmo de los alumnos en sus distintas edades, trabaja la plataforma Matific, pensada y diseñada para la enseñanza de las matemáticas en los niveles inicial y primario. Un enfoque único para enseñar matemáticas jugando, desde jardín de infantes a sexto año en escuelas de todo el mundo, mediante minijuegos prácticos e interactivos. Un sistema de aprendizaje en espiral modular y progresivo, adaptable a los diferentes planes de estudios de cada país, región o zona –con la posibilidad de ser aplicado online y offline en aquellos lugares/escuelas sin conectividad-.
“El valor agregado de Matific también está relacionado con su aporte que hace para mejorar el diseño de políticas públicas. Por esa razón, trabajamos junto con los Ministerios de Educación Nacionales y también jurisdiccionales en Chile, Colombia, Perú y también en el marco del Plan Ceibal de Uruguay. En todos los casos, e incluso en contexto de pandemia, se han obtenido mejoras generales en los aprendizajes de matemática cercanas al 20%. Pero lo interesante es cuando nos focalizamos en aquellos estudiantes con mayores dificultades: la mejora asciende a un promedio del 45%”, afirma Martin Salas, Account Manager de Matific para América Latina.
El desafío de mejorar y fortalecer la gestión educativa institucional
La pandemia nos invita a repensar la escuela del mañana, una discusión que venía quedando postergada y que la crisis puso en agenda. ¿Cuál es la clave para una verdadera transformación educativa? La clave es trabajar colectivamente, escuchar las voces de los alumnos, pensar en lo que están necesitando; pero también rescatar y resignificar el rol del docente. Así lo piensa Eutopía, un modelo educativo inclusivo e innovador impulsado desde la Vicaría Pastoral de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, en alianza con la Organización de Estados Iberoamericanos y cuenta con el apoyo de Fundación Telefónica Movistar y “La Caixa” Foundation, a través del proyecto ProFuturo.
“Los cambios culturales, profundizados por la pandemia, nos exigen revisar los modos de pensar y hacer la enseñanza, a partir del reconocimiento de las formas de aprender y crear conocimiento en la contemporaneidad. Es fundamental el liderazgo de los directivos a la hora gestionar transformaciones, en contextos sociales de incertidumbre y complejidad educativa. El desafío es gestar y favorecer las condiciones institucionales para el aprendizaje colectivo de docentes y estudiantes”, afirmó Luciana Alonso, Directora de la Alianza que impulsa Eutopía.
Por su parte, Pablo Bongiovanni, Dr. en Educación y Docente de la Universidad Católica de Santa Fe, afirmó: “una nueva relación pedagógica puede estar a punto de comenzar con la incorporación de los modelos híbridos. Para ello necesitamos diseñar propuestas híbridas con un fuerte foco pedagógico-didáctico que puedan llegar a cada alumno y alumna, a sus familias, sus contextos, sus posibilidades, más allá de toda coyuntura. Tenemos una escuela que pide a gritos ser renovada”.
El desafío de promover esquemas de formación y desarrollo de habilidades post pandemia
La pandemia aceleró la transformación digital en el sector productivo para lo cual es necesario generar una propuesta de formación para los jóvenes en habilidades del siglo XXI, pensando en un mercado de trabajo continuamente en movimiento, y en nuevas demandas y necesidades de profesionales en un mundo cambiante, y cada vez más digitalizado.
Repensar la oferta educativa en el marco de un escenario productivo pos pandemia, sería el camino ideal para una transformación con visión a futuro, porque el vacío en este aspecto es evidente y lo muestra el informe Ideas para la Argentina del 2030, publicado por la Jefatura de Gabinete de la Nación, el cual señala que cerca del 50% de las empresas tiene dificultades para cubrir los perfiles profesionales adecuados debido a falta de competencias técnicas (27%), falta de experiencia (20%), falta de candidatos que se postulen (19%).
Esta situación se profundizó con la pandemia, sin ir más lejos, el Banco Interamericano de Desarrollo, asegura que el 65% de los trabajadores de la Argentina se encuentran en ocupaciones que podrían ser automatizadas. Definitivamente, el escenario post pandemia no será nada sencillo para nuestros jóvenes.
“Si pretendemos crecer económicamente, se necesita definir el perfil productivo del país y orientar en el mismo sentido las políticas de empleo y formación. Sin dudas, tal esfuerzo requiere de estrategias sostenidas en las que Estado, sector productivo y sector formativo trabajen en conjunto”, afirmó Santiago Fraga, Director de la iniciativa Futuro del Trabajo.
(PortalBA)