Los objetivos de nuestra vida están ligados a aquello que creemos podemos lograr, a veces vamos descubriendo ese motor que nos hace dar cuenta que se puede un poquito más y otras veces es una fuerza interior con la cual nacemos, que tiene delimitada la meta en nosotros sin siquiera saber el por qué. Los que traen esa llama de la superación se transforman en buscadores constantes de nuevos desafíos. Son intrépidos y se sumergen a las aventuras con la sólida idea de que sí las pueden concretar. Esas personas son las que con valentía y sacrificio sortean los obstáculos y convierten un mundo mejor para ellos y para los de su alrededor.
Las respuestas de los productores a la pregunta del porqué producen, son tantas y tan variadas como cada uno de ellos. El cómo llega a ese objetivo, es sin ninguna duda por sus propios pasos y con sus experiencias de vida. Cada obstáculo es singular a cada persona y sus logros son aprovechados de igual forma. En lo único que todos coinciden es en la pasión que les florece de adentro cuando producen. Es como algo dormido que muy en el fondo había que despertar. La tierra tiene eso, te contagia, se brinda en su más fehaciente expresión y eso la convierte en una actividad cautivadora. La respuesta de Andrea cristina Fortinisky me sorprendió. Su vida no fue de privilegios, aun así ella se siente bendecida. Nació donde hoy vive junto a su esposo Ángel Smith y a sus dos hijos de 3 y 8 años, desde muy chica conoce el sacrificio que tiene la chacra. Las difíciles situaciones que tuvo que sortear para terminar sus estudios secundarios no la desanimaron, siempre encontraba alternativas para ir desde su casa, hasta la parada del colectivo y luego de un viaje de 40 km llegar a la EFA (Escuela de la Familia Agrícola). Después de cumplir con esa meta, quiso seguir estudiando y aunque se casó muy joven y al tiempo tuvo sus pequeños, no le faltaron las ganas por seguir aprendiendo. Estudió enfermería y la travesía de viajar 40 km a la localidad de Alem los días que tenía que asistir durante 3 años, no fueron el determinante para terminar la carrera. Esto se le hizo imposible tras sufrir un accidente de tránsito, me cuenta que siente que solo lo postergó, y que ese sueño en algún momento lo va a poder concretar.
Antes de su llegada a la feria, Andrea tenía a la venta sus productos desde su casa, así es como muchos de sus vecinos se acercaban para adquirir sus conservas y escabeches. Los fines de semana también eran dedicados a la comercialización, ella junto con su esposo ofrecían casa por casa sus conservas y demás productos que les brinda la tierra y los animales que mantienen. Esta mujer joven de menos de 30 años luchó mucho para conseguir todo lo que hoy tiene, el sufrimiento padecido por las distancias en principio para acceder a la educación y seguido en los trabajos, es lo que le hace valorar más su trabajo con la tierra. Andrea junto a sus hijos se da cita todos los sábados en la feria de la localidad de Mojón Grande desde las 8 de la mañana, frente al polideportivo de la ciudad, los 8 feriantes que representan el trabajo de cada familia, ofrecen a la venta su producción. Hace dos meses que ella llega allí con la satisfacción de encontrar un espacio para todos, brindando productos con certificación municipal y con la calidad que ofrecen los pequeños productores locales. Su producción es diversificada, de la chacra obtiene las verduras que cosecha para la preparación de envasados en pickles o escabeches y dulces. Su esposo trabaja exclusivamente en el campo y todo lo elaborado está certificado de manera formal, eso la hace soñar en un proyecto a largo plazo que sea el sostén de la familia.
Se la percibe una mujer con fuerza y determinación, en busca de la superación y con un gran afán de llenarse de aprendizaje y conocimientos. Nació con esa manera de mirar el mundo, tiene una simpatía que cautiva y esa es la cualidad más significativa que refleja al charlar. La receta de hoy es la que ella prepara para vender.
Pickles de pencas de acelgas.
Ingredientes
- c de vinagre de vino
- c. de vinagre de manzana
- c. de vinagre de alcohol
- 20g de sal
- 15g de azúcar
- Coliflor
- Cebolla
- Pepino
- Zanahoria
- Morrón o ají colorado
- Pencas de acelga
- Hojas de laureles
- Pimienta en granos
Procedimiento:
Lavar los vegetales y córtalos en cubos pequeños o en juliana. Blanquear los vegetales colocándolos todos dentro de la olla y dejándolos cocinar durante 5 minutos aproximadamente. Retíralos, escurrirlos, acomodar las verduras hasta llenar las ¾ partes de la capacidad del frasco. Incorpora hojas de laurel, ramas de tomillo y pimienta en granos al gusto. Reservar. En una olla coloca todos los tipos de vinagre, la sal y el azúcar. Deja cocinar hasta que comience a hervir y termina de completar el frasco de pickles en conserva con este líquido. Tapar bien y esterilizar.