2 Ene 2025
13.3 C
Nueve de Julio

Lo digital reduce el impacto del aislamiento (gracias tecnología)

«El impacto real del aislamiento es menor al esperado, gracias a la tecnología moderna, a Internet, los servicios en línea y la aplicación de toda la tecnología antes descripta», explicó el autor, y es cierto. Por ese motivo, y no es tema de la nota aunque sí es comentado por estas horas, es imprescindible ordenar el uso de la banda ancha para evitar saturaciones que podrían perjudicar a todos.

La palabra central del momento es… aislamiento.  Si, aunque el causante sea el coronavirus a quien no vemos y al que la mayoría venimos felizmente conociendo a través de sus efectos por las estadísticas, lo que nos está causando una verdadera crisis social es el aislamiento. Y resulta lógico, el ser humano es sociable, no se reconoce a sí mismo en forma aislada, de hecho, la primera gran crisis de su vida es cuando descubre que él y su mamá son dos seres diferentes.  

Estamos en medio de la peor crisis que le tocó vivir a la humanidad en sus últimas generaciones, y se vive tal cual una guerra, las autoridades procuran reducir el progreso de la enfermedad, aislando a la población, muchos responden negando el peligro y tratando de abarrotar sus alacenas, como si acumulando papel sanitario estuvieran a salvo del peligro….

Pero la vida continúa, nuestro país y el mundo no se pueden declarar de vacaciones como muchos quisieran, hay que atender a los enfermos y a los que pueden llegar a estarlo, velar por la seguridad, deben continuar prestándose los servicios públicos, la economía debe resentirse lo menos posible porque hay cuentas que pagar y mucha gente vive al día, nuestros estudiantes necesitan seguir con su formación y todos necesitamos estar en comunicación con nuestros seres queridos. Y es con todos esos argumentos, cuando el parate y el aislamiento asustan a muchos casi tanto como el coronavirus.

Algo positivo respecto al aislamiento, es que estamos en plena Era Digital y en estos tiempos que corren, contamos con recursos informáticos y de telecomunicaciones, que nos ayudan a superar algunos efectos colaterales vitales de la crisis extrema que vivimos, incluida la cuarentena.  Por más que guardemos dos semanas de confinamiento o un mes, muchas de nuestras tareas importantes siguen adelante, es que contamos con herramientas tecnológicas muy valiosas, como las que nunca antes tuvo la humanidad.

El smartphone era algo impensado pocos años atrás y nos resolvió muchas necesidades, que antes se cumplían en forma mucho más compleja, costosa y lenta, mediante la combinación de otros dispositivos muy gravosos, voluminosos y menos prácticos, que si tuviéramos que llevarlos todos juntos, no habría espalda, ni presupuesto que los resistiera.

 

Nos hemos acostumbrado que para todo existe una aplicación que nos resuelve una necesidad, desde el home banking para nuestras cuentas, el acceso a los distintos medios informativos, las redes sociales, los servicios de mensajería instantánea, el correo electrónico.  Nos comunicamos con alta calidad de audio y video en forma gratuita, con todo el mundo y nos parece algo absolutamente natural.  

Un celular ya no es simplemente un teléfono, sus cámaras, su acceso ágil a Internet, sus aplicaciones, la variedad de recursos de telecomunicaciones, sin empleo de la línea telefónica, el GPS, los sistemas de emergencia, el acceso a compras en mercados digitales, en los cuales podemos adquirir prácticamente cualquier producto, pagar impuestos servicios y hasta abonar esos productos maravillosos que compramos.

La tarjeta de crédito está siendo reemplazada por un sistema de pago on-line, con código QR. Desde nuestros dispositivos, nuestros reclamos son mucho más simples, directos y sin hacer cola y hasta nos permiten ver la película que nos interesa.  Las computadoras, han reducido su tamaño, favoreciendo su portabilidad, con ágiles conexiones de internet y bajísimos consumos de energía, que hacen que la batería dure mucho, con un peso ínfimo y confiabilidad extraordinaria.

La crisis global nos enfrenta con un trance inédito, que nos obliga a aislarnos hasta de nuestros seres queridos y reducir o detener todas nuestras actividades laborales y/o de estudio, pero la solución tecnológica actual, la de todos los días, la que conocemos o que a lo sumo sirve haciéndole pequeñas adaptaciones, nos ayuda a mitigar este daño tan importante, porque muchas de las situaciones con las que nos podemos encontrar a diario, requieren de gestiones que podemos resolver mediante el acceso a internet y particularmente con el uso de aplicaciones o accesos remotos que se manejan desde nuestro celular o computadora personal.

Apenas hace diez años atrás, hablar de semanas de aislamiento global, hubiera asestado a la economía y a la educación un golpe realmente muy difícil de soportar.

Y es que quiénes estudian y sus docentes estamos acostumbrados a la presencia física real en un mismo recinto, cara a cara. Con la implementación de plataformas tecnológicas que nos permiten desarrollar la educación a distancia, hemos empezado a emplear técnicas qué nos permiten dictar clases a nuestros alumnos a distancia, hasta incluso, en algunos casos, con mayores facilidades, que en la modalidad presencial, dado que nos permite aportar al mismo tiempo contenidos de audio, video y texto sumados a nuestro aporte presencial, atender consultas, enviar ejercicios, corregirlos en forma manual o automática, controlar, en tiempo real, quiénes realmente están conectados y trabajando sobre la plataforma, sus dudas y comentarios y enviarle inmediatamente bibliografía que les favorezca para la comprensión de la temática que se está dictando.

En medio de la crisis actual y en muchos casos en forma bastante improvisada, distintos actores de la educación se están convirtiendo a gran velocidad a la educación a distancia, de esta manera, uno de los aspectos más temidos de la crisis, el retraso de la educación de nuestros niños y jóvenes se está superando en forma bastante exitosa.

Lo mismo sucede con el teletrabajo, mediante el cual resulta factible realizar muchas de las tareas de la oficina desde cualquier lugar del mundo. Lo mismo pasa con reuniones virtuales, sin importar la distancia a la que se encuentren físicamente los distintos partícipes, coordinación de agendas, atención a clientes, incluyendo la derivación de llamados telefónicos, aunque los distintos operadores se encuentren dispersos por diversos países. Todo esto hace que la labor de trabajo o estudio desplegada desde el hogar o el lugar que nos encuentre el aislamiento, no tendrá, en muchos casos, mayor conflicto o daño.

Gracias al teletrabajo, no debemos tomar como que la economía está totalmente parada, dado que muchas de las tareas que se cumplen habitualmente desde una oficina, pueden ser perfectamente realizadas desde el hogar y con el suficiente control de seguridad, necesario para evitar que el empleado mienta, diciendo que está trabajando cuando en realidad está en otra cosa.

Las personas con dificultades físicas, que viven solas o aquellas otras que temen por su seguridad, pueden contar con botones de pánico que inmediatamente les contacten con un servicio, que concurra rápidamente a asistirles y quienes tienen problemas de salud, pueden tener un chequeo remoto, mediante sensores que pueden reportan cualquier anomalía al Servicio de Salud, a fin de disparar los mecanismos de atención inmediata.

Otro aporte que mitiga el aislamiento, es la contención que brindan los medios informativos y las redes sociales, venciendo la soledad, con programas de esparcimiento e informando noticias en tiempo real.  Respecto a esto último la gran batalla a librar es respecto a las denominadas fake news y el accionar inescrupuloso de los trolls procurando sembrar rumores para inducir a la población a creer mentiras mal intencionadas.

Esta crisis indudablemente tiene ribetes dramáticos, pero el impacto real del aislamiento es menor al esperado, gracias a la tecnología moderna, a Internet, los servicios en línea y la aplicación de toda la tecnología antes descripta. No me gustaría cerrar diciendo que “Gracias a la tecnología el mundo es un pañuelo” por la asociación de ideas con el virus y los resfriados. Pero, sinceramente, la tecnología es en esta crisis un pañuelo en el que secaremos muchas de las lágrimas de los efectos colaterales de la pandemia y eso particularmente, nos permitirá sobrellevarla mucho mejor.

(Urgente 24)

Últimas noticias

Santiago Baztarrica: preparado para el gran salto

En noviembre tuvo prácticas en el circuito de Barcelona y su buen desempeño le valieron ser llamado nuevamente para...

Noticias relacionadas