(Por Dra. Mariana Gil – Médica Invitada de la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA) Especialista en Hematología del Hospital San Roque, Hospital Ferreyra y Hospital Privado de Córdoba – M.P. 30460/7 – M.E.14546)
Los linfomas se dividen en dos grandes grupos: Linfoma de Hodgkin (también conocido como “enfermedad de Hodgkin”) y los Linfomas No Hodgkin (LNH) que son los de mayor incidencia. Estos últimos se dividen a su vez en cerca de 60 subtipos diferentes. Los más comunes son: Linfoma folicular, Linfoma difuso de células B grandes, Linfoma linfocítico de células pequeñas, Linfoma de células del manto, Linfoma de Burkitt, Linfoma de células T, Linfoma cutáneo de células T; entre otros.
Se desconocen las causas primarias que llevan al desarrollo de los linfomas. Algunas investigaciones relacionan su aparición con factores ambientales y con ciertos productos tóxicos. Sin embargo, no se ha demostrado una relación directa con ninguno de ellos. Se sabe que las personas con un déficit en la inmunidad, tanto congénito como adquirido como HIV-SIDA, pacientes receptores de un trasplante de órganos o que están siendo tratados con drogas inmunosupresoras, presentan un mayor riesgo de desarrollarlos, lo cual se ha vinculado con un fallo en los sistemas de vigilancia del propio organismo.
Según un estudio realizado por la Lymphoma Coalition en los 69 países en los que tiene representación, los pacientes con un diagnóstico precoz tienen 70% de probabilidad de supervivencia a 5 años. Esa probabilidad decae al 58% de los pacientes con diagnóstico en estadio avanzado. Es por ello que un diagnóstico a tiempo resulta sumamente importante para poder iniciar el tratamiento adecuado, a fin de lograr los mejores resultados. La enfermedad puede adquirir distintas formas de presentación. En algunos casos, su diagnóstico puede no ser sencillo, dado que no hay pruebas de laboratorio específicas que detecten los linfomas.
Conocer los síntomas es sumamente importante, el principal signo de alerta es el crecimiento (generalmente indoloro) de uno o varios ganglios linfáticos. Pero como el mismo puede obedecer a otros factores o puede no estar accesible a la palpación, es importante estar atentos a la presencia persistente de otros síntomas que están asociados a los linfomas, sin que haya otro motivo que justifique su aparición: sudoración nocturna, aumento de la temperatura hasta los 38 grados por la noche, pérdida de peso, escalofríos, fatiga, falta de energía, pérdida del apetito, tos, picazón persistente en todo el cuerpo y/o erupciones, falta de aire y dolor de cabeza.
La elección del tratamiento va depende de varios factores, entre ellos el subtipo de linfoma, la extensión de la enfermedad y la edad del paciente. Para su tratamiento se utilizan por sí solas o combinadas diversas estrategias tales como la quimioterapia, la radioterapia y los anticuerpos monoclonales. En determinados subtipos de linfomas, y bajo circunstancias muy precisas, algunos pacientes pueden ser tratados con trasplante de médula ósea. En casos seleccionados, a pesar de la naturaleza tumoral de la enfermedad, puede estar indicada la observación estrecha con abstención terapéutica.
El análisis de varias series de pacientes ha mostrado que el 58 % de los pacientes tardaron 6 meses en concurrir al médico después del primer síntoma y que apenas el 20% había sospechado de la enfermedad antes del diagnóstico, ya que el 73 % desconocía la existencia de la misma. Por ello, la labor la Asociación Civil Linfomas de Argentina (ACLA) resulta muy importantes, ya que logran que se sepa más sobre esta patología y (fundamentalmente) sobre los síntomas, que son la clave para su diagnóstico temprano y el éxito de los tratamientos, así también, ofrecen a los pacientes acompañamiento psicológico y defensa de sus derechos. Si quiere conocer más sobre los linfomas visite la web www.linfomasargentina.org.
Para conocer más sobre esta enfermedad, el viernes 31 de marzo a las 19 horas, la Dra. Mariana Gil brindará una charla por Zoom gratuita sobre Linfomas. Esta actividad gratuita es organizada por la ACLA y está destinada a pacientes, sus familiares, profesionales de la salud y todos aquellos interesados en conocer más sobre esta patología. No requiere inscripción previa. ID: 306 920 3708 – Clave: ACLA.