La alineación con sus valores y sistemas de creencias es la base para convertirse en un líder eficaz.
Para ser un gran líder en el mundo actual, no es suficiente con ser un experto brillante en algún tema. Y es aún más complicado intentar aprender las reglas de oro de lo que está bien y lo que está mal a la hora de ser un gran líder. La cantidad de contenido que se puede encontrar en incontables libros y recursos puede ser abrumadora y terminar por confundirte más que ayudarte.
Para ser líderes imparables en nuestros negocios y para nuestra gente, es más pertinente que nunca apagar todo ese ruido y alejarnos de todas las distracciones que pueden llevarnos por un camino incierto. Pon atención a la presencia de cualquiera de estos cuatro mitos y haz de este viaje de guiar a tu gente uno más enriquecedor para tu alma, uno que tanto tú como ellos quieran continuar cuando tu posición como líder termine.
Mito1: Los grandes líderes son personas de alto rango
Richard Branson es el clásico ejemplo de cómo un gran líder puede llegar a la cima sin haber estudiado en escuelas particulares ni tener calificaciones sobresalientes. Habiendo batallado lo suficiente en la escuela, Branson dejó el bastante renombrado instituto donde estudiaba a los 16 años para empezar una revista llamada Student. La primera publicación ganó 8,000 dólares en publicidad. Y todos conocemos la historia que vivió a partir de ahí el fundador de Virgin. Y luego está la historia de Rachel Ray, toda una personalidad en la industria gastronómica con un emporio que ha amasado más de $60 millones de dólares sin que ella tenga ningún tipo de estudio o certificación en el tema.
Hay un ADN emprendedor que corre por las venas de estos líderes. Una visión innovadora, tenacidad y paciencia parecen ser los temas en común para la mayoría. Para otros, todo se trata de sacrificios y de tomar riesgos que pudieran costarles su propia vida porque van más allá de sus propias necesidades.
MalalaYousafzai se convirtió en blanco de los talibanes radicales de Paquistán por levantar la voz contra sus reglas que prohíben a las mujeres ir a la escuela. A los 15 años, un sujeto enmascarado se subió al camión escolar en el que ella iba y le disparó en la cabeza. Malala sobrevivió y los muchos meses que pasó en rehabilitación no hicieron más que encender su determinación para luchar por que cada niña en el mundo tenga la oportunidad de ir a la escuela. El trabajo que ha logrado a través del Fondo Malala, con gran apoyo de parte de su padre, le valió el premio Nobel de la paz en diciembre de 2014.
Ya sea que venga de la desesperación o de un lugar feliz, siempre hay la génesis de la pasión motivando la persistencia de ir contra la corriente y continuar la lucha. Y en muchas ocasiones no hay entrenamiento formal ni certificaciones ni diplomas a la vista.
Mito 2: Seguir una lista de comportamientos te hará un gran líder
El dicho de “fíngelo hasta que lo logres” se ha convertido en una frase común que los consultores y coaches sueltan para que uno construya su confianza más rápido. Pero el hecho de meramente emular el comportamiento de las personas a las que admiras y respetas conlleva graves riesgos, sobre todo cuando te conviertes en un líder por default, en lugar de convertirte en uno por elección propia. Los equipos inteligentes pueden oler la falsedad y a los imitadores desde lejos. Tu integridad será puesta en duda constantemente y habrá un jurado que todo el tiempo estará evaluando los valores y los principios bajo los que te riges. Un mal paso puede terminar tu liderazgo tan rápido como empezó, y no necesariamente porque tu equipo así lo quiera.
Imagina que te toca encargarte de los pagos de las tarjetas de crédito de la empresa cuando tu mismo no puedes pagar a tiempo tus propias deudas. ¿Cuánto tiempo podrá resistir tu conciencia? O que te encargan aumentar la cantidad de tarjetahabientes… Sentirás que estás siendo deshonesto cada vez que un cliente se una a tu banco y cada vez que le pidas a tu equipo que le cobre su deuda. Y llegará un momento en el que te cueste trabajo mirarte en el espejo.
Si crees que puedes vivir sin hacerle caso a tus valores y a tu sistema de creencias, entonces tu capacidad de liderazgo y de inspirar a los otros será una lucha constante, además de la batalla que siempre estarás librando con tu consciencia. Desarrolla tu propia lista de conductas pero asegúrate de que honre y refleje tus valores y principios.
Mito 3: La falta de noticias son buenas noticias
Si crees que la falta de quejas significa que todo el mundo es feliz, piénsalo de nuevo. Puede que tu equipo no se sienta seguro de darte retroalimentación sobre las graves fallas que hay en tus sistemas y procesos, o que teman admitir sus errores o confesar que no dan el ancho. Aunque proyecten vivir felices bajo la luz del sol, puede que internamente estén luchando para curar su salud mental o puede que estén viviendo un verdadero desastre en sus vidas personales.
En una encuesta realizada a 2219 trabajadores adultos, el Centro para la Adicción y la Salud Mental de Estados Unidos descubrió que 38 por ciento no les dice a sus jefes sobre sus problemas mentales. Y más de la mitad de ellos piensa que hacerlo presentaría un riesgo para sus carreras. El factor clave para aquellos que dijeron que sí estarían dispuestos a hablar sobre sus problemas de salud mental es tener una buena relación con su jefe. Cuando las cosas parezcan caminar sin contratiempos, necesitas acercarte más.
Éstas pueden ser señales de que necesitas crear relaciones más cercanas y transparentes con tu gente. Los esfuerzos genuinos por crear nexos de confianza con tu equipo te ayudarán a prevenir las amenazas que pueden poner en riesgo el negocio. Tal como lo develó la encuesta del CAMH, tú puedes estar en una posición que te permita salvarle la vida a alguien.
Los tiempos en calma siempre son oportunidades de oro para trabajar en el negocio. Tu equipo es una pieza clave de él. Las encuestas de satisfacción anónimas en las que invites a todos los miembros de tu staff a decirte cómo mejorar los sistemas y procesos existentes (y no sólo a resolver problemas), demuestran que sus contribuciones son valiosas para ti. Sigue alimentando el fuego de la conversación con tu gente.
Mito 4: Admitir el miedo y la vulnerabilidad es una debilidad
Cuando Oprah habló en su programa sobre haber sido acosada por un miembro de su familia cuando era niña, su vulnerabilidad la hizo verse 10 metros más alta a los ojos de su audiencia. Sus seguidores aumentaron en todo el mundo y su voz se hizo aún más fuerte. ¿Cómo pasa esto?
Según el reconocido investigador social Brené Brown, estar dispuesto a revelar tus debilidades, a admitir los fracasos y el hecho de no tener todas las respuestas es uno de los actos de valentía más fuertes que pueden hacer los líderes actuales. Y por el contrario, ser esa persona que cree saberlo todo te hace perder la lealtad, la confianza y el respeto, además de hacerte perder amigos.
Ser humano es ser capaz de sentir el espectro completo de las emociones, de lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad. Si crees que ser un gran líder pasa por no admitir que tú también vives lo mismo que vive tu equipo, necesitas pensarlo dos veces. Los nexos de acero en cualquier relación nación de compartir experiencias adversas y de ser empático, no de distanciarte y proteger tu ego a toda costa.
Considera cuidadosamente dónde podrías hacerle algunos hoyos a tu escudo protector. Prueba las aguas gradualmente con tu gente y observa cómo las relaciones con tu equipo se transforman para bien. Te preguntarás por qué no lo hiciste antes.