(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
Los músculos del esqueleto presentan un porcentaje de lesiones deportivas extraordinariamente elevado.
Los músculos están constituidos por células contráctiles o fibras, responsables del movimiento. Las afecciones de los músculos estriados o esqueléticos, son de importancia capital en la medicina del deporte.
El tendón de un músculo conecta el músculo al hueso y concentra una fuerza de polea en un área limitada. La resistencia del tendón es generalmente dos veces mayor que la del músculo correspondiente.
Cuando una fuerza tiene la suficiente intensidad como para desgarrar el tejido tendinoso, el desgarro se produce generalmente en el vientre muscular, en la unión músculo tendinosa o en la intersección ósea. Una tensión constante anormal y prolongada sobre un tendón, origina una infiltración gradual de tejido cicatricial en el tendón, debilitándolo con el paso del tiempo.
Fuerzas mecánicas lesivas: el tejido muscular puede verse lesionado por 3 tipos principales de fuerzas mecánicas: compresión, tensión, cizallamiento.
Fuerzas de compresión: la compresión es una fuerza que dotada de la suficiente energía, puede aplastar los tejidos. Los tejidos blandos son capaces de soportar y absorber las fuerzas de compresión, sin embargo, cuando la fuerza es excesiva y ya no puede ser absorbida se produce una contusión.
Cuando una zona determinada de tejido se ve sometida durante cierto tiempo y de forma constante a fuerza de compresión sub máxima, dicha zona comienza a experimentar un desgaste anormal.
Fuerzas de tensión: las fuerzas de tensión son aquellas que distienden y alargan los tejidos. Cuando el tejido blando sufre de forma repentina un estiramiento más allá de su límite de capacidad sufre un desgarro o una rotura. Cuando los tejidos con predominio de componente conectivo tales como las fascias, tendones, ligamentos, o músculos se ven sometidos a fuerzas de tensión constante, las fibras colágenas se debilitan y se hacen propensa a las lesiones.
Fuerzas de cizallamiento: son aquellas cuya dirección es perpendicular a la de la organización de las fibras del tejido conectivo. Al igual que las lesiones por compresión y tensión, una vez que la fuerza de cizallamiento supera la resistencia intrínseca del tejido sobreviene la lesión.