En la actualidad, los cuadros de enfermedades respiratorias parecen estar tardando más en desaparecer. Los virus respiratorios nos sorprenden con síntomas persistentes y se evidencia la necesidad de reforzar las medidas preventivas. Esta percepción no es solo una sensación. Los consultorios médicos han visto un incremento significativo en las consultas relacionadas con este tipo de afecciones desde mayo de este año, y el fenómeno no se limita a una región en particular, sino que se ha observado en diversas provincias del país.
Según un informe de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), desde mayo, se han registrado numerosos picos de infecciones respiratorias, especialmente de influenza A, virus sincicial respiratorio y otros virus respiratorios. Estos picos han sido notables en ciudades como Buenos Aires, Rosario, y Córdoba. La mayoría de los casos son de origen viral, lo que ha resultado en un aumento notable de pacientes con síntomas prolongados, como tos y mucosidad persistente, que pueden extenderse hasta por un mes o más.
La tos persistente, después de una infección viral, es común y puede deberse a la irritación de las vías respiratorias o a la inflamación de los bronquios. En la mayoría de los casos, desaparece por sí sola con el tiempo, pero si persiste o se acompaña de otros síntomas como fiebre, dificultad para respirar o pérdida de peso, es importante consultar al médico.
En comunicación con Meridiano Digital, la Dra. Laura Pulido (MN 127115), coordinadora de la Sección Infecciones Respiratorias de la AAMR, subraya “la tos y la mucosidad prolongadas no suelen ser indicativas de una patología grave, sí es importante consultar a un médico para recibir tratamiento que pueda aliviar estos síntomas. La medicación adecuada puede ayudar a reducir la inflamación de las vías respiratorias y acelerar el proceso de recuperación, evitando un malestar prolongado que puede afectar la calidad de vida de los pacientes.” (Video).
Factores que inciden
Uno de los factores que contribuyen a este fenómeno es la baja tasa de vacunación. Muchas personas no se han vacunado, lo que facilita una mayor circulación de los virus. Esta situación se agrava en los espacios cerrados, como las salas de espera de los centros médicos, donde pacientes con diferentes niveles de inmunidad se exponen mutuamente sin las debidas medidas de protección, como el uso de barbijos.
Prevención
Además de la vacunación, la prevención sigue siendo crucial. El uso de barbijo en pacientes con síntomas respiratorios es una medida sencilla pero eficaz para evitar la propagación de enfermedades. La pandemia nos enseñó la importancia de estas prácticas, pero parece que algunos de nosotros hemos olvidado rápidamente estas lecciones. Es recomendable volver a implementar estas precauciones para controlar la situación.
¿Por qué los síntomas duran más?
Nuevas variantes: La constante evolución de los virus respiratorios puede generar cepas más agresivas o que provoquen síntomas más prolongados.
Baja inmunidad: La disminución en las tasas de vacunación y la exposición reducida a virus durante la pandemia podrían haber debilitado nuestro sistema inmunológico.
Coinfecciones: Es posible que muchas personas estén contrayendo varios virus al mismo tiempo, lo que complica la recuperación y prolonga los síntomas.
Inflamación crónica: Algunas infecciones virales pueden desencadenar procesos inflamatorios que persisten incluso después de que el virus haya desaparecido.
Una pregunta muy frecuente ¿El frío enferma?
Aunque el frío no es el culpable directo de los resfriados y la gripe, sí juega un papel importante. Cuando hace frío, tendemos a permanecer en espacios cerrados, lo que facilita la transmisión de virus. Además, el aire frío y seco puede irritar las vías respiratorias, haciéndolas más vulnerables a las infecciones.
Virus estacionales
Por otra parte, hay virus que son más estacionales que otros, como el de la influenza, que provoca la gripe. Si bien esto se modificó un poco después de la pandemia, tradicionalmente la temporada alta de influenza se da entre mayo y agosto.
Es decir, si bien el frío propicia ciertas condiciones que favorecen el contagio, son los virus y las bacterias los que ocasionan las infecciones, y no el clima.
¿Cuánto puede demorar la recuperación total tras una infección respiratoria?
El tiempo para recuperarse completamente de una infección respiratoria varía. Los resfríos y la gripe suelen mejorar en aproximadamente una semana. La neumonía puede tardar entre una semana y 10 días en mejorar en personas sanas. Las personas mayores o con otras enfermedades pueden tardar más. La tos después de una infección (tos postinfecciosa) puede durar hasta 8 semanas.
Es importante prestar atención a estos signos que podrían indicar que se necesita ver a un médico: tos que dura más de 8 semanas, sibilancia, ronquidos fuertes, dificultad para respirar, fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna.
Consulta médica
“En casos de fiebre (definida como una temperatura superior a 37.5°C en al menos dos ocasiones o 38°C en una ocasión), que persiste por más de 48 a 72 horas, es prudente consultar a un médico. Las personas con diabetes, asma, EPOC o aquellas mayores de 65 años deben tener un control más temprano, dentro de las primeras 48 horas si la fiebre no mejora. En un adulto sano, se puede esperar hasta 72 horas antes de consultar.”, explica Pulido.
Si bien es cierto que las infecciones respiratorias actuales presentan síntomas más prolongados, una fuente de la AAMR le señaló a InfoGEI que es importante recordar que la mayoría de los casos se resuelven favorablemente con el tiempo. Mantener la calma y seguir las recomendaciones médicas son clave para una recuperación exitosa. La vacunación, el uso de barbijo en caso de síntomas, y una buena higiene de manos son medidas preventivas fundamentales que podemos adoptar para protegernos y a quienes nos rodean. InfoGEI)Ac