(Por Mónica Gomez)
La cocina de este último tiempo sufrió la pérdida del acto de preparar la comida. Estaba devaluado pasar horas preparando platos hogareños para el disfrute de la familia en forma regular. Salir todos los días de compras y visitar verdulería, carnicerías, panadería y todos los almacenes para llegar a casa con los productos frescos.
Si bien este cambio fue en gran parte por la nueva etapa evolutiva de la mujer en el rol familiar, se tornó cultural y hasta se convirtió en un rechazo colectivo a la idea de la mujer en la cocina. Masificando el consumo de productos elaborados por las industrias, haciendo una cocina a la altura de esa mujer moderna que no tiene el tiempo para elaborar los grandes banquetes como los hacían sus madres. También se hizo asiduo el ritual de almorzar fuera del hogar, ya sea por trabajo o por una cuestión de practicidad. El auge de la comida rápida también ayudo a esa postura y fomento una alimentación basada almidón y proteínas huecas.
Los grandes perdedores de esta nueva era son los pequeños que no pudieron fomentar el hábito saludable de incorporar alimentos naturales a la dieta. No formaron el paladar incorporando las distintas clases de productos que hay en el mercado.
Como en toda crisis resurge lo mejor, los que forman las corrientes alimenticias dieron una vuelta de timón y encontraron un punto justo en beneficio para todos.
Es aquí donde los nuevos cocineros enarbolan la bandera de los productos de estación y con el alcaucil a la punta se trata de crear conciencia alimentaria.
El Alcaucil es una flor prehistórica del cual se comen sus pétalos, en nuestro país la producción se concentra en la ciudad de la plata, hay verdes y violetas y son los mejores aliados para la digestión. Es uno de los vegetales que vemos en las tiendas y nos invade la duda de que forma lo preparamos y hasta como lo cocinamos.
La militancia del alcaucil es cada vez más mayor y hasta se puede disfrutar la fiesta con asiento en la plaza principal de la Ciudad de La Plata. Se trató de promocionar y difundir este valorado producto que tiene denominación de origen.
Cumpliendo con mi vocación de activista de la difusión de la buena alimentación y de estación fundamentalmente, hoy les comparto esa receta que los va a salvar en cualquier momento, el Graten de Alcaucil o gratinado de alcaucil es una idea rápida y fácil para que los presentes en tu mesa de una forma más aggiornada y que poco a poco todos se vayan familiarizando con su rico sabor.
GRATEN DE ALCAUCIL
Necesitas:
- Alcaucil 1 por persona
- Limón
- Salsa blanca
- Cebolla 1 unidad
- Quesos tipo reggianito 100 gr.
- Pan rallado 25 gr.
Procedimiento:
Sé que la parte más complicada del alcaucil es limpiarlos, pero si te tenes fé va a ver lo fácil y rápido que es, corta el tallo a un centímetro y ½ de la flor, retilale las pétalos de afuera que estén más duros. Por lo general le saco las dos hileras de la superficie. Corta la punta sacando todos los pinches de los pétalos que te quedan y cortar al medio. Es necesario que lo frotes con limón para que no se oxide y tome un color amarronado, al cortarlo vas a ver unas pelusas en el centro retiras con una cuchara. Llévalo a hervir por 25 minutos. Están listos cuando los pinchas y no tienen resistencia. Escurrirlos y dejarlos enfriar.
Preparar la salsa blanca con la única diferencia que cuando pongas la manteca a fundir le agregues una cebolla picada, en este momento le agregas sal, pimienta y provenzal seco.
Con la salsa blanca y los alcauciles listos mezclar las dos preparaciones con el queso de rallar, disponerlo en una cazuela la cual pueda ir a horno y también a la mesa. Cubrir con el pan rallado y más queso y llevarlo a gratinar al horno.
Confía en tu poder de cocinera, cree en que lo que lleves a tu mesa es lo que va a alimentar a seres queridos. Dales productos de estación y forma futuras generación que valoren lo que nos brinda la madre naturaleza.