Hay un momento en el que te das cuenta que sin la compañía de otros no se concibe un mundo mejor. Que tu vida es un acto compartido y que en ese sublime instante en el que otra persona se suma a tu aventura ya es parte de vos. Coincidir con alguien que crea en tus proyectos, que te anime en tus sueños y que los viva como propios, es una de las experiencias más reconfortantes para un ser humano, alguien así se convierte en amigo. Es ese, aquel que te colma de confianza para hacer más ligero el andar hacia cada logro o meta a concretar, ese que se ajusta a la música de tu cabeza y te guía como copiloto intrépido en busca de nuevas rutas por explorar. Hallarlos es tener en tu equipo aquel que deseas que esté en tu camino, aun con los infortunios del viaje que transitas. La amistad es eso, una fiesta compartida, rodearte de personas que te inspiran a convertirte en artíficie de tu destino que te lleva a venerar el tránsito por esta vida y nada mejor para brindar por la amistad que un buen vino argentino.
De esta forma, cuatro amigos jóvenes, soñadores e intrépidos llevan con responsabilidad y sacrificio un gran proyecto por concretar. Son los artífices del inicio de una nueva bodega en la ciudad de Cruz del Eje, Córdoba. Allí donde se la considera la tierra de aceitunas y conservas, Matías Bonetto junto a su hermano Nicolás, su padre Sergio y su compañero y amigo de la facultad Franco de Battista dan comienzo con su anhelo de crear una bodega en esa localidad. Un espacio totalmente dedicado al vino en donde se mezcle la gastronomía, el disfrute y una copa colmada de experiencias. Son un equipo que da rienda a la aventura, su pasión es el motor del trabajo en el que están sumergidos. Con la cualidad de ser un grupo de hombres con visión, ellos después de su inicio con la producción de fardos de alfalfa hicieron caso a una señal en el camino y se adentraron por completo al sendero del vino. Supieron reconocer las ventajas que tenían a la mano, ya que Cruz del Eje es una muy buena zona para tener viñedos. La alta insolación y la poca humedad es lo ideal para producir uvas sin necesidad de tener que hacerle muchas aplicaciones, por lo que confían que pronto podrán hacerlo de una manera más sustentable y orientada a la agroecología.
Los viñedos divididos por etapas de producción, en sus sucesivas cosechas, vienen obteniendo un rendimiento promedio de unos 10 mil kilos de uvas por hectárea, algo de lo que se sienten conformes. El más antiguo de los viñedos es el que genera la mayor cantidad de uvas provistas para la venta a bodegas dentro de la provincia, la cual está en plena vendimia y otras dos que se van desarrollando una más pronto que otra ya que su plantación fue a destiempo. Este año ya se vuelcan de lleno con su propia marca y darán inicio a su etiqueta con la tercerización de la producción del vino. Ellos llevarán las uvas de su viñedo para que este proyecto vaya tomando forma. El espacio físico que será destinada a la bodega está en desarrollo, cuentan con la maquinaria necesaria para la elaboración del vino y su embotellado. Todo está al detalle, este sueño es latente y su fuerza es la acción constante de estos amigos. Su trabajo es bajo el afán de combinar el encuentro, la amistad, el disfrute y la compañía junto a una buena copa de vino. Ahí ansío estar en cuanto abra sus puertas la experiencia gastronómica y productiva más fascinante en la zona.
Franco es de San Luis y se radicó en la provincia de Córdoba para estudiar ingeniería agronómica y de allí su vínculo con Matías. Esta unión lo consagró como un integrante más de la familia Bonetto, Matías, Nicolás, Sergio, la mamá Liliana De María y Paula junto a su esposo Leo Miranda todos cordobeses hicieron que él sea otro pilar importante de este proyecto. Desde ese momento nadie imaginaba que un día esta amistad los llevaría, a años más tardes, a producir su propio vino. Cada uno lleva una función determinada, Sergio es quien acompaña con la experiencia administrativa, Nicolás con lo contable y la dupla de ingenieros agrónomos con su tarea en el campo, escuché en la charla que pronto habrá una futura integrante en este equipo. El proyecto con una perspectiva de desarrollo acorde al turismo rural va a ser comandado por una chef, ella es hermana de Matías y Nicolás. Así que este sueño que surgió como las plantas de parras que crecieron a la par de esta futura bodega hoy esta camino a ser acorde a la amistad que dio su origen, un desafío en expansión. Brindemos por los grandes placeres que encontramos a nuestro paso. Todo es cuestión del destino.
La receta de hoy es proporcionada por Paula la Cheff de la familia Bonetto.
FOCACCIA AL VINO TINTO
Ingredientes:
500 gr de harina 0000
5 grs de levadura en polvo
260 cc de agua tibia
40 cc de un rico vino tinto
50 cc de aceite de oliva
10 grs de sal
Romero c/n
5 o 6 tomates secos hidratados en agua con azúcar (para sacarles la acidez)
Para la preparación, mezclamos los líquidos, agregamos la levadura, y por otro lado harina y sal. Amasamos un rato (olvídense de amasar como si fuera un pan… la masa es mucho más húmeda). Dejamos leudar la masa, hasta que doble su volumen y la ponemos en una fuente aceitada con aceite de oliva, le hacemos huequitos con los dedos, y en la superficie agregamos el tomate seco cortado en trozos y romero. Yo agrego además unos granitos de sal gruesa, ya que me encanta el crujido que hace al morderla. La metemos a un horno medio hasta que este dorada. Una vez que la sacamos del horno, la desmoldamos, y la podemos comer en rodajas con alguna pastita de nuestro agrado, o bien para acompañar un asado o picada, si tienen ganas de tomarse el trabajo, también queda muy bien tostar las rodajitas al horno… imperdible!!!