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domingo, 22 diciembre, 2024

La obligación de los políticos

(por Lic. Hugo Merlo)

DEONTOS (deber obligación y Logía, estudio). Entonces, sería algo así como la disciplina que se encarga de alumbrar sobre los deberes y los valores regidos por la moral.

En definitiva, la Deontología dice lo que está bien y que está mal dentro de un espacio. Cada persona en su profesión, ámbito, oficio, puede tener su propia deontología que nos dice CUAL ES EL DEBER del individuo. Hay profesiones que tienen un código deontológico, una especie de manual de comportamiento que deben respetar los que hacen ese trabajo.

La deontología entonces dice aquello que el individuo debe evitar hacer y/o debe hacer según lo dictan los valores de su conciencia, valores reconocidos y aceptados por la ética.

Hasta acá Ud. estará pensando ¿qué me dice este tipo? y la verdad es que resulta difícil pensar en cómo estamos como sociedad y ahondar en esos comportamientos que nos explican porque nos va tan mal, cuando nos miramos como país. Pero al hueso…

Casi todas las disciplinas tienen un código deontológico, digo “casi” porque esta costumbre no existe entre los políticos y a mi criterio eso DEBILITA la actividad, y esto, aclaro, no tiene nada que ver con la corrupción, eso es delito y harina de otro costal. La política carece de este código, cuando un político miente, actúa ajeno a los intereses de los votantes, habla mal de los otros candidatos o los insulta, está completamente alejado de cuestiones éticas y morales. Es por lo menos incómodo que existan códigos morales en todos los ámbitos menos en la política. El escritor español Pio Baroja decía “la verdad no se puede exagerar, en la verdad no puede haber matices” en la semi verdad, en la falsedad, muchos. Tenemos la sensación que nuestros políticos están llenos de mentiras, de falsedades, ahora podemos decir que en esos casos aún sin códigos, no hay deontología.

En pocos días asumen las nuevas autoridades, esta semana pasó Cristina por el tribunal en una de las indagatorias, y para no defraudar actuó como una energúmena. Dijo – “la historia ya me absolvió”, le dijo a los jueces que las preguntas las tenían que contestar ellos, como dirían los pibes “está tomando de la mala”. Ni decoro, una ordinaria. Si está así ahora, no piensen lo que va a ser cuando asuma. Su abogado defensor, Alberto Fernández, salió a defenderla. Señor Ud. es el presidente le recuerdo.

Hay un “saber popular” que dice que para que te voten “tenés que mentir”, que no se ganan elecciones diciendo la verdad. Esta es otra muestra del ocaso de la deontología en la política.

En esta época de cambios y crisis, está resurgiendo la necesidad de crear normas de conducta que plasmen los deberes de los políticos en la gestión pública a través de los cuales se fortalezca la idea de servicio Público. En otras palabras fijar el comportamiento y obligaciones relativas a actuaciones en los cargos que los servidores públicos ostentan.

Esperemos que los que asumen estén a la altura de las circunstancias, lo que vimos hasta ahora nos deja algunas intrigas, pero habrá que ver.

Lis Hugo Enrique Merlo

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