(Por Lic. Marina Suárez)
En estos tiempos, el mes de marzo se lo considera el mes de la Mujer, donde el día 8 se celebró el Día de Mujer. En lo personal creo que más que celebración sería un re-pensar de lo que sucede diariamente en todos los ámbitos de relaciones humanas y sobre todo visibilizar las diferentes actividades que puede realizar la mujer fuera de las asignadas dentro de los estereotipos que fuimos enseñadas (mujeres=quehaceres domésticos).
Les comparto este pequeño texto:
“…Para fin del siglo xx las mujeres se incorporan al mundo obrero. La tasa de actividad femenina pasó del 27% al 40% en la última década, las mujeres se ocupan más en el servicio doméstico, el comercio, restaurantes y hoteles asimismo en servicios sociales, de salud y en la enseñanza. Esta fecha representa el fin de la hegemonía de la familia conyugal, con el surgimiento de la industria y el desplazamiento a las ciudades. Existe un mayor número de familias con dos miembros activos. Hay una relación entre las mujeres con hijos y el nivel de ocupación visibilizándose la discriminación laboral hacia las mismas. Ya pisando el siglo XXI con la Ley de Protección integral a las Mujeres donde se hace visible las modalidades y tipos de violencia hacia la mujer, la Ley de Paridad de Género en el Código Nacional Electoral, los instrumentos internacionales de defensa de derechos de las mujeres, la ley Micaela y la última ratificación del convenio 190 de la OIT, contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, marcan hitos claves en la conquista de los derechos laborales de las mujeres. En la actualidad, el derecho a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es considerado en todos los planos de la vida social. En el ámbito laboral es aceptado por los gremios y esta aceptación se encuentra plasmada en los convenios colectivos de trabajo. Sin embargo, los roles tradicionales instituidos por la sociedad siguen vigentes y siguen existiendo obstáculos en el desarrollo laboral de la mujer. La división técnica del trabajo y las relaciones de género en el interior de las organizaciones son un reflejo de los estereotipos entre hombres y mujeres. La brecha salarial es la expresión material de las diferencias que existen entre hombres y mujeres. Las estadísticas nos señalan que los puestos de trabajo ofrecidos corresponden a actividades que pueden ser catalogadas como ocupaciones de sustitución del rol doméstico de la mujer. Las nuevas tecnologías provocaron acciones de formación y de recalificación, aunque limitadas a ciertos sectores o puestos de trabajo, especialmente en los países desarrollados. Si bien la mujer se fue adentrando en la vida pública, la discriminación y la informalidad sigue prevaleciendo, los famosos fenómenos de techo y pared de cristal siguen restringiendo las oportunidades de las mujeres en los puestos de mayor jerarquía y la brecha salarial entre hombres y mujeres es una realidad preocupante -en septiembre 2020 la brecha fue equivalente al 16,4%-. La exigencia de la doble jornada laboral y la falta de infraestructura social para que la mayoría de la población aborde la realización de tareas domésticas, o políticas de cuidado, reafirman la división del trabajo del sistema capitalista y atentan contra la salud de las mujeres y, en algunos casos atentan contra la salud de las mujeres en general…” [i]
No quiero dejar de mencionar una problemática cotidiana en el ámbito laboral como es el Mobbing o acoso, la cual provoca graves consecuencias; donde tiene en la victima efectos directos a nivel físico, psicológico, económico y familiar.
Hemos logrado mucho, pero también queda mucho por alcanzar para lograr la verdadera igualdad.
[i] https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/un_breve_resumen_de_la_conquista_de_derechos_laborales_de_las_mujeres_en_la_historia.pdf