(Por Alejandro Raúl Casas – Juez de Paz Letrado de 9 de Julio)
La situación del servicio de justicia en Argentina desde que comenzó la cuarentena no fue uniforme, la extensión territorial y la diversa distribución poblacional hacen que se presenten realidades diferentes. Y en general los medios de comunicación nacionales no reflejan esas distintas realidades, se limitan a transmitir la información de la ciudad de Buenos Aires o de los grandes centros urbanos.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, la Justicia de Paz es el único organismo del Poder Judicial que está presente en todos los partidos, salvo las ciudades cabeceras departamentales. Por eso es que, aún en tiempos “normales”, es la única cara visible de la Justicia que tienen más a mano los ciudadanos para hacer valer sus derechos.
Al decretarse la situación de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por el Gobierno Nacional, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia dispuso el “asueto judicial” con suspensión de atención al público y un sistema de atención de las urgencias con una guardia mínima compuesta por el Juez y uno de los funcionarios (Secretarios o Auxiliares Letrados), más un empleado por día y los integrantes del Equipo Técnico que el Juez dispusiera para atender los asuntos de violencia familiar y de género considerados de “tratamiento urgente”. Además la Corte estableció que estaban exceptuados de concurrir los funcionarios o el personal con problemas de salud, mayores de sesenta años, mujeres embarazadas y los que tuvieran hijos en edad escolar.
Este servicio de urgencias estaba a cargo de los juzgados de turno en las cabeceras departamentales. Pero en el caso de los Juzgados de Paz, por ser únicos en cada partido, todos estuvimos –y estamos- de turno.
En el caso particular de 9 de Julio, desde el día 16 de marzo y hasta la fecha concurrimos en forma ininterrumpida el Juez y el Secretario (quien, no obstante estar dispensado por salud y edad, voluntariamente decidió trabajar todos los días, actitud que merece ser destacada), y se organizó un sistema de guardias y de trabajo con el Equipo Técnico de Violencia Familiar que aseguró que todas las denuncias diarias fueran atendidas (también es digno de destacar la actitud y predisposición de quienes trabajaron en esa área, aún en los momentos de mayor incertidumbre y riesgo). Y la Auxiliar Letrada que, al inicio, concurrió periódicamente al Juzgado y trabajando además desde su domicilio particular, y luego lo hizo en forma diaria.
Luego la Suprema Corte implementó el sistema de teletrabajo para aquellos funcionarios y personal que decidieran voluntariamente desarrollar tareas desde sus domicilios particulares.
Esta modalidad de teletrabajo sumada a la buena voluntad y predisposición puesta de manifiesto por el personal que, avanzado el período de cuarentena, decidió concurrir en forma periódica al Juzgado, posibilitó que el servicio de justicia en 9 de Julio se desarrollara sin interrupción, obviamente con las restricciones dispuestas por la situación de emergencia sanitaria y sus limitaciones.
Corresponde destacar que en una situación similar se encuentran todos los Juzgados de Paz de la Provincia.
Esta emergencia nos obligó a todos a movernos en un escenario de alta incertidumbre e inestabilidad que, en el caso de la Justicia –y de la Justicia de Paz en particular-, nos exigió adoptar decisiones innovadoras, imprevistas y superadoras, las que, sin duda, dejarán cambios importantes en los comportamientos y en la apertura intelectual de todos los operadores del derecho. Por sobre todas las cosas, aceleró el proceso de digitalización de los procedimientos que viene implementando la Suprema Corte de Justicia de la Provincia desde hace unos años.
Por último, es necesario destacar la comprensión, buena voluntad y espíritu de colaboración puestos de manifiesto por los abogados y abogadas de 9 de Julio para afrontar esta crisis inesperada y de magnitudes imprevisibles.
Es una realidad que la Justicia en nuestro país –como sucede con los otros dos poderes del Estado- se encuentra vapuleada y en buena medida desprestigiada ante la sociedad. Pero sería bueno y saludable para todos que, al momento de juzgarla, se tuviera en cuenta que la misma es extensa y variada a lo largo y a lo ancho del país, y que, en el caso de la provincia de Buenos Aires, hay una justicia en cada una de las ciudades cabeceras de partidos que es a la que acuden a diario los vecinos buscando respuesta a sus problemas: LA JUSTICIA DE PAZ.