Gustavo Lopetegui, ex vicejefe de Gabinete y actual secretario de Energía, ya se parece demasiado a algunos funcionarios kirchneristas: con sus decisiones define ganadores y perdedores entre algunos sectores, y a pesar de eso ni siquiera explica los fundamentos ni las razones. Como hacía en épocas recientes el ex secretario Guillermo Moreno, sus intervenciones producen transferencias de un eslabón a otro. En el caso del bioetanol de caña de azúcar, los ingenios denuncian que están cediendo 4 pesos por litro hacia la industria petrolera.
Así, mientras los precios de los combustibles están “liberados” y han venido aumentando al ritmo de variables como la cotización del barril de petróleo o el valor del dólar, los precios de los biocombustibles son “regulados” por el Estado nacional y a partir de marzo pasado se han visto “pisados” desde la Secretaría que conduce Lopetegui. Este funcionario poderoso y muy cercano al presidente Mauricio Macri no ha explicado las razones para esta disociación, que quizás existan y hasta sean razonables aunque tanto silencio parezca indicar otra cosa.
Lo cierto es que las empresas productoras de biodiésel a partir del aceite de soja, que proveen a las petroleras el fluido necesario para cortar 10% todo el gasoil que se vende en el mercado interno, han sufrido esta “pisada” unilateral de los precios en marzo, cuando Energía no actualizó los valores como hacía mes a mes, abaratando ese insumo para la industria petrolera.
Ahora son los productores de bioetanol los que padecen esta política premeditada desde la Nación. El Centro Azucarero Argentino, que agrupa a la veintena de ingenios que existen en el país, denunció en un comunicado que “decisiones arbitrarias del Gobiero mantienen retrasado el precio del bioetanol de caña”. Y explicó: “Esto representa un grave perjuicio para el sector socroalcoholero, incluidos los trabajadores cañeros, en beneficio de empresas petroleras”.
El bioetanol se produce en el país de dos maneras: a base de maíz o a base de caña de azúcar. Por ley, también existe un corte obligatorio de las naftas con este biocombustible, que ha sido definido en 12% por este mismo gobierno en 2016, cuando arreciaba la crisis azucarera. Fue una manera de que los ingenios pudieran volcar una mayor proporción de caña hacia la producción de alcohol, quitando presión al mercado del azúcar, el otro gran producto de la molienda.
Todo marchó bastante bien (aún con correcciones en los valores de venta a las petroleras) hasta que Lopetegui asumió en Energía en enero pasado, en reemplazo de Javier Iguacel.
A partir de entonces, según denuncia el comunicado del Centro Azucarero, “el retraso y la arbitrariedad evidenciados en la determinación del precio del etanol de caña por parte de la autoridad de aplicación constituyen una enorme amenaza para el sector sucroalcoholero por los quebrantos que la situación provoca en su cadena de producción, cuya incidencia es fundamental en las economías del NOA”.
Cual si contara con un Guillermo Moreno, pero de “buenos modales”, el actual gobierno decidió en los últimos meses “discontinuar la fórmula de ajuste mensual” del precio del bioetanol que había sido establecida en mayo de 2018. Esa fórmula aplicaba un cálculo de los costos de producción, más una “razonable utilidad” de las empresas productoras.
Ahora todo se establece a dedo. Lo hace Lopetegui y los ingenios azucareros (que no son bebé de pecho) están que trinan.
“Desde que hace un año el gobierno corrigió el mecanismo de determinación mensual del precio del bioetanol mediante una nueva fórmula de corrección, el mecanismo fue interrumpido en tres ocasiones hasta que la base de cálculo volvió a ser desconocida y aplicándose en la actualidad criterios arbitrarios absolutamente perjudiciales para el sector, entre ellos la omisión del verdadero valor de la bolsa de azúcar”, acusaron los productores de bioetanol.
Para el Centro Azucarero Argentino, “los constantes retrasos en su actualización (del precio del bioetanol) son dispuestos por la autoridad como herramienta poco idónea de la lucha contra la inflación por cuanto el resultado no implica más que el empobrecimiento de todo un sector productivo en beneficio de una pocas compañías petroleras que siguen ajustando los valores de las naftas al público según el tipo de cambio y el precio internacional del petróleo”.
Como en la época de Moreno. Sacarle rentabilidad a un eslabón para favorecer a otro usualmente mucho más concentrado, en nombre de un beneficio que jamás llega al consumidor. Y todo sin dar explicaciones.
Según el documento de los ingenios, con esta estado de cosas hoy están transfiriendo a las petroleras unos 4 pesos por litro de bioetanol que le entregan, pues la gestión Lopetegui mantuvo la fórmula de ajuste que regía en febrero de 2016.
Para los productores afectados por este “congelamiento”, si se hubieran aplicado la fórmula consensuada con el sector el año pasado, el precio actual del bioetanol de caña debería ser de 26,80 pesos por litro y no de 22,73 pesos, como fue fijado el pasado 9 de abril por Energía.
“Desde octubre de 2017 a la fecha el precio del bioetanol creció en 34% mientras que el de la nafta aumentó en 86%”, comparó el comunicado del CAA. Todo dicho.