El 3 de abril pasado, 24 horas después del Día del Veterano y de los Caídos en las islas, Mateo Rinaldi –jugador de Kimberley– le rindió tributo a los combatientes de una manera singular: celebró su gol a Newell’s por la Copa Argentina con un movimiento similar al que su papá, Jorge, realizó como soldado en Puerto Argentino. Un festejo de gol que abraza el futbol con Malvinas
Sucedió el jueves 3 de abril, 24 horas después del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Por la primera fase de la Copa Argentina, en la cancha de Platense se enfrentaron Newell’s, que cuatro días atrás le había ganado a Boca por el Apertura, contra Kimberley, un tradicional equipo de Mar del Plata que hoy juega en el Federal A –tercera categoría en el organigrama federal de la AFA– pero que mantiene vigente el orgullo de haber participado en seis ediciones de los viejos Nacionales de Primera División, torneos en los que goleó a Independiente en 1970 y venció a River en 1979.
Fiel a una copa que produce resultados inesperados, Kimberley –cuyo nombre, extrañamente, remite a una ciudad de Sudáfrica– consiguió mantener un empate 0 a 0 con sabor a gesta durante los 90 minutos ante Newell’s. Ya en los penales, el quinto remate para el equipo marplatense le correspondía a Juan Mateo Rinaldi defensor central de 25 años. Era una ejecución difícil: uno de sus compañeros venía de errar. Pero Rinaldi disparó fuerte al centro del arco del costarricense Keylor Navas, ex Real Madrid, y acertó: fue gol
Entonces ocurrió el festejo más poético, trágico y reivindicativo. Con la adrenalina de la definición por penales y la incertidumbre por el resultado, nadie –o casi nadie– reparó en el gesto de Rinaldi, que agachó su torso y, cuando su cabeza estaba a la altura del ombligo, con la espalda horizontal, extendió sus brazos hacia ambos lados. Finalmente Newell’s ganaría la serie –el siguiente compañero de Rinaldi también fallaría– y avanzaría a la siguiente fase pero, al regreso a Mar del Plata, los hinchas de Kimberley se acercaron al defensor para felicitarlo: ya había trascendido que su gesto había sido un tributo a su padre, Jorge Rinaldi, héroe de Malvinas y presente en el estadio.
