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Nueve de Julio
martes, 26 noviembre, 2024

Esta época del año

 

(Por Agustín Ponissi / Entrenador nacional de básquet / @agus.ponissi)

Estoy seguro de que no a todos les pasa como a mí, pero ya hace unos años en esta época del año me invade un sentimiento mezcla de ansiedad y tristeza.  Ya le digo, seguro que a usted no le pasa lo mismo que a mí, pero sepa  entenderme. Desde hace tres o cuatro años, cuando empieza abril,  tengo esta sensación que no me deja disfrutar estos días y que dura por unos cuantos meses.

No tiene que ver con la nostalgia que viene acompañada con el otoño o con la dureza del invierno en pleno junio.  Tuve que ponerme a pensar de donde venia este sentimiento y creo entenderlo, quiero entenderlo.

 Usted me va a entender. Usted, que tienen mas experiencia, va a saber de lo que yo le hablo. Vio esa sensación que te deja esa novia de la adolescencia cuando  viene mostrando que ya no siente lo mismo, donde ambos sabemos que en algún momento ese amor se va a terminar. O cuando cursas el ultimo año de la secundaria donde inevitablemente sabes que vas a terminar ese ciclo tan importante y a tus amigos ya no los vas a ver como lo hacías antes.

Desde hace unos años vivo con esta vibra de que esto se termina cuando empieza abril y no se me va hasta que el lo determine. Y si, acá hay un culpable. Como en todo orden de la vida siempre hay un culpable. La culpa es de él y aunque no lo conozca me voy a dar el lujo de culparlo, porque hace años me viene enseñando y hasta el ultimo día no va a dejar de hacerlo.

Cuando yo tenia 12 años me juntaba con mis amigos del club en el gimnasio a ver sus partidos, poníamos sillas, proyector, pantalla y todos nos embobábamos con sus primeros logros. Todos mis compañeros querían ser como el, todos usaban su camiseta negra y blanca, todos tenían sus figuritas o alguna carpeta con su foto. Yo no, mi forma de amarlo era desde el silencio y la crítica. Hasta en algún punto tenia el tupe de ignorarlo para el afuera, aunque por dentro amaba cada paso que daba en su carrera. Pero el era así, no me pedía que yo lo amara no daba entrevistas mostrando su ego ni tampoco me empapelaban las calles de mi casa con su foto promocionando algún producto. El era diferente al resto.

Fui creciendo y con mi capacidad de análisis empecé a verlo como un objeto de estudio. Seguía sin mostrar mi amor por su juego, por sus logros. El es el Uno, pero no podía mostrarme idiotizado frente a los demás por una persona de carne y hueso por ahí acostumbrado a que los ídolos nos desilusionan en algún momento.

Ahí me di cuenta: yo sigo esperando que el me desilusione en algún momento. Porque todos los numero uno en algo la pifian y ahí es cuando uno se da cuenta: “este tipo es de carne y hueso”. Mi sensación viene desde el 2014, lo se lo tengo muy claro: la última vez que el salió campeón.

Déjenme explicarles : David salió campeón con su equipo ese año venciendo en la final a los Miami Heat. El año anterior habían quedado con una espina muy grande al perder una serie casi definida en una pelota decisiva. Jugaron una temporada magnifica con un nivel deportivo superior que nunca mas se vio en la Liga, fue líder de su equipo y barrio la serie 4 a 1. Él tenía 36 años (quedaba un mes para sus 37), ya se sabia que Tim su máximo compañero se retiraba en breve y todo veíamos que la dinastía se iba terminando. A el no le hace falta llegar a la gloria, ni ser el mejor en su país, tampoco le falta cumplir algún logro deportivo de la Liga por eso lo invito a releer este párrafo. Salió campeón con 36 años jugando un nivel superlativo, ganándole al equipo que le dejo la espina el año anterior, era profeta en su tierra y su mejor compañero se retiraba.

Desde esa misma noche que en esta época me acuesto con la misma pregunta: ¿Cuánto más va a jugar? Por suerte aun me quedaba una carta a mi favor para no tener que expresar mis sentimientos de idolatría hacia el con la gente, todavía podía equivocarse y desilusionarme. Seguro va a seguir jugando y va a bajar su nivel, va a ser una pena en la cancha, va a dar vergüenza verlo jugar y lo vamos a tener que aplaudir por lo que fue y no por lo que es. Una de las cosas mas vergonzosas que le puede pasar a un ídolo, valorarlo por lo que fue y no por lo que es. Pensemos en el que quiera del deporte que quieran, siempre un ídolo la pifia y estira su agónico final solo por lo que fueron dejando por debajo lo que son.

Eso pensé cuando termino la temporada 2014 pero el me volvió a demostrar que es diferente al resto, que nunca va a ser igual a cualquier ídolo y yo, como mortal de carne y hueso, debo decir que amo cada paso que dio y aun da en su carrera. Desde ese año verlo jugar cada vez menos minutos, pero siendo cada vez mas importante su papel en el campo de juego me deja esta sensación cada abril.

En el medio tuve que decirle adiós en la Selección, pero no me dolió porque a mi me importa verlo jugar, verlo disfrutar de cada minuto, que le llegue la pelota y ver en que momento va a demostrarme que es diferente a los demás.

Usted me va a entender lo que yo siento en abril, para mi esta época es saber que Emanuel puede dejar de vestir una camiseta, puede dejar de picar la pelota, puede colgar las zapatillas y no enseñarme más. Cada vez que la NBA entra en su época de playoffs (etapa final del torneo) yo me siento mal porque se que puede ser la ultima vez que me demuestre que él es un distinto y este sentimiento no se va a calmar hasta que el mismo salga a confirmarme que el ama este deporte tanto como yo y que un año mas me va a regalar.

Disculpe usted mis palabras. No suelo decir lo que siento por el, pero este abril no podía dejarlo pasar.

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