Existen algunas claves para que los emprendedores puedan comenzar a adaptar su negocio a los cambios ocasionados por la pandemia.
(Por Lic. Gonzalo Merlo)
No voy a repetir en esta nota lo que todos sabemos sobre lo que pasa en el mundo y los graves retos a los que nos enfrentamos. Voy a intentar darte algunas ideas para que tu negocio o tu PyME pueda sobrevivir y porque no crecer en medio de la crisis. Este momento de una crisis es siempre un momento para atacar con creatividad las limitaciones y salir adelante.
Igual que las personas, cada empresa enfrenta la crisis de la mejor manera que puede. Es imposible, injusto e inútil juzgar a quienes están tratando de mantenerse a flote. Lo que podemos afirmar es que algunos negocios se han mantenido a flote mejor que otros. ¿Qué están haciendo bien y qué podemos aprender de ellos?
No se trata solo de “subirse a la ola” digital y aprender a usar la cámara o las herramientas tecnológicas. Si esto es parte de la solución, no es, ni de lejos, la solución misma. De hecho, las empresas que han logrado seguir trabajando, tienen otros secretos:
- Empezar por el “por qué”
“Existen dos maneras de influir en el comportamiento de las personas: manipulándolas o inspirándolas”, afirma Simon Sinek en su libro bestseller “Start with Why”. Los empleados y colaboradores que tienen claro y hacen propio el “por qué” de la empresa; es decir, su visión y razón de existir, son más capaces de trabajar y mantenerse motivados a pesar de las dificultades o de la poca supervisión.
Un hombre que pone ladrillos puede decir “estoy poniendo ladrillos” y decir la verdad. O puede tener una razón propia: “estoy trabajando para dar de comer a mis hijos”. Razón muy válida, sin lugar a dudas. Pero el hombre que trabaja sin cansancio y a pesar de todo, dice “Estoy construyendo la mejor catedral de Europa”. Es decir: sabe que el trabajo de cada día no agota su razón de ser en la quincena, sino en la visión de algo mayor y fuera de sí mismo.
Las empresas cuyos empleados comparten y viven la visión requieren menos supervisión, menos dirección y menos corrección, y florecen con la iniciativa y la creatividad de sus equipos. En una palabra: en la oficina o en casa, estas empresas trabajan, producen y crecen.
¿Qué tanto comparten tus empleados tu propia visión? ¿Qué tan clara la tienes tú mismo? Quizás sea tiempo de pensar, planear y comunicar. Te sorprenderás lo que se puede hacer con un poco de filosofía y motivación.
Cultura
La cultura de una empresa –afirma Daniel Coyle en “The Culture Code”- es la manera en que los colaboradores se relacionan con la empresa y entre sí. Hay tres elementos que la construyen: la Seguridad, la Identidad y el Propósito.
Una empresa con un código cultural establecido se acerca más a una “tribu” o incluso una “familia”, en donde independientemente de que cada persona tenga sus propias tareas establecidas, todos están de acuerdo con realizar tareas más allá de sus obligaciones, ayudarse entre sí y proponer soluciones. Saben y sienten que están en el mismo barco y están dispuestos a trabajar para sacarlo a flote.
Así que hazte estas tres preguntas.
- Seguridad: ¿Tus colaboradores se sienten seguros y tranquilos con su trabajo? ¿Saben qué harás todo lo humanamente posible por no despedirlos? ¿Pueden hablar, opinar y ofrecer sus propias soluciones a los retos? ¿Son parte de una familia, o son solo empleados que se sienten “eventuales”?
- Identidad: ¿También los directores sienten y comunican la crisis? ¿Los líderes sufren y viven los retos igual que todos sus colaboradores? ¿El capitán del barco da su vida por el barco, o ya tiene su propio bote salvavidas? Un buen líder está con ellos, habla con ellos, les escucha y entiende sus problemas. Este es un muy mal momento para abandonar a tu gente, porque entonces ellos te abandonarán a ti más rápido de lo que puedas decir “coronavirus”.
- Propósito: Como vimos en el primer ítem. ¿Todos conocen y comparten un propósito? ¿O solamente tienen una relación transaccional? Recuerda que la primera tarea del líder no es gerenciar, controlar ni operar, sino dirigir: es decir, dar propósito y rumbo.
- Comunicación en tono humano
La comunicación es la plataforma actual de cualquier negocio. Los ladrillos de hoy son las palabras. De fondo, no es relevante si usas Meet, Zoom, WhatsApp o llamadas telefónicas “a la antigua”. Lo que importa es qué tanto, cada cuánto y cómo te comunicas con tu equipo de colaboradores.
Quizás la charla semanal no sea suficiente. Arma equipos para proyectos y búscalos específicamente. Así mismo buscá individualmente a cada miembro de tu equipo para saber cómo está, qué necesita, cómo está su familia y qué cosas le preocupan.
La piedra de toque en la comunicación no es la técnica o la tecnología, sino la relación. El reto de mantener una relación cercana a pesar de la distancia es difícil, pero no imposible. Requiere constancia, orden y, sobre todo, un genuino interés por todas y cada una de las personas que forman parte de tu organización.
Una vez que la relación humana está asegurada con tus colaboradores, clientes y proveedores, es importante que la información fluya de manera correcta: que las personas sepan qué tienen que hacer, cuándo tienen que hacerlo y qué esperar –bueno o malo- dentro de la tormenta. Uno de los mayores estresantes en medio de una crisis es la falta de o confusión en la información. La crisis no es tiempo de cuevas y silencio, sino de transparencia y diálogo.
Si eres una empresa de cierto tamaño, además, tendrás que establecer sistemas tecnológicos que te permitan trabajar sin disminuir tu productividad; pero para el 95% de las PyMES, la clave no está en el hardware ni en el software, sino en la conexión humana.
Llevamos ya dos meses encerrados y aún no está claro cuándo terminará esto. En cierto sentido, quizás no termine nunca, porque entramos a un nuevo mundo, a un universo distinto. Los equipos de trabajo están hechos de personas, y la persona siempre ha de estar en el centro mismo de tu visión y misión.
Con propósito, cultura y comunicación, ya lo verás, saldremos adelante tras esta batalla.