21 Ene 2025
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Nueve de Julio

El río Atuel, donde se respira aventura

En el Cañón del Atuel hay una combinación perfecta de paisajes imponentes, actividades náuticas y aventura.

Rafting, kayak o doki, son sólo algunas de las opciones, pero no todas, que están al alcance del viajero que llega hasta San Rafael, esta ciudad mendocina atravesada por los ríos Atuel y Diamante, que sabe mixturar la adrenalina con el relax.

De los cinco ríos más importantes que hay en Mendoza, dos -justamente el Atuel y el Diamante- están en San Rafael; mientras que de los siete lagos, cinco están en esta ciudad donde la población criolla se fue nutriendo del aporte cultural de inmigrantes franceses, italianos y españoles. Y todos los espejos de agua tienen temperaturas que entre diciembre y Semana Santa oscilan entre los 20 y los 22 grados, lo que los hace agradables para hacer deportes acuáticos.

A 37 kilómetros de la ciudad está el Cañón del Atuel y el paraje denominado Valle Grande. Para ello se utiliza la ruta provincial 173. Allí da la bienvenida una frondosa vegetación junto al rumor del Río Atuel que corre en su lecho de piedras y en cuyo conjunto ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza.

De principio a fin, este camino va bordeando el río Atuel y custodiado por paredes de 260 metros en ambos costados. Los colores en la roca y las centrales hidroeléctricas son atractivos junto a la Cuesta de los Terneros, el Mirador San Francisco de Asís, El Nui (embalse, Club de Pescadores y Villa El Neil) y Valle Grande, donde se puede hacer un placentero viaje en catamarán, rafting o cabalgatas. El recorrido total de este circuito es de unos 160 kilómetros.

A la hora de desafiar al río, muchos optan por el clásico rafting de Valle Grande con recorridos que van de los 7 a los 12 km; algunos se animan al doki, una canoa inflable para dos personas que permite un contacto distinto con las turbulentas aguas del Atuel. Y los más valientes, hacen cool river, que consiste en subirse a un gomón individual y desafiar las sacudidas del río. Aquí la cercanía con el agua (uno va con medio cuerpo dentro de ella) hace que la experiencia sea sin filtro. Igualmente, es una actividad segura y no se atraviesa un rápido tras otro y hay momentos de descanso.

En tanto, a 40 kilómetros de San Rafael, el embalse Los Reyunos es un oasis de 750 hectáreas que invita a zambullirse en las aguas provenientes del río Diamante. Además de un club de pesca y lujares para alojarse, el lago ofrece deportes de aventura como esquí acuático, rappel, buceo, paseos en canoa y tirobangi, una tirolesa de 600 metros que une las dos márgenes del embalse. Pero a diferencia de la tirolesa tradicional, en el tirobangi uno va boca abajo, con las rodillas levemente flexionadas y los brazos abiertos como si fueran alas. Algo así como volar, aunque bien atado, claro está. (DIB)

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