INTA Digital pone a disposición la producción científica y los datos primarios generados en la institución. Se trata de un repositorio institucional y biblioteca digital que busca compartir el conocimiento obtenido en todas las unidades que tiene el organismo en todo el país.
Promovida por la Secretaria de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, la ley de acceso libre a la información científica obliga a las instituciones nacionales de ciencia y técnica a publicar las investigaciones en repositorios digitales. En este sentido, el INTA presentó un repositorio institucional y biblioteca digital que busca compartir el conocimiento obtenido en las unidades de investigación y extensión que tiene el organismo en todo el país.
En América Latina, la Argentina fue el primer país que aprobó la ley nacional de repositorios digitales. A rigor de verdad, la Ley N° 26899 establece que “los organismos e instituciones públicas que componen el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) deberán desarrollar repositorios digitales institucionales de acceso abierto en los que se depositará la producción científico-tecnológica resultante del trabajo, formación o proyectos, financiados total o parcialmente con fondos públicos, de sus investigadores”.
Nicolás Tripaldi es licenciado en bibliotecología y documentación y, desde hace más de un año, trabaja en el desarrollo del repositorio institucional INTA Digital, en el marco de la Gerencia de Gestión de la Información del INTA. “La Argentina fue pionera en el acceso libre a la información científica”, destacó y aseguró: “Con este proyecto queremos fomentar el acceso abierto y gratuito a toda la información científica generada en el marco de nuestra institución y financiada con fondos públicos”.
Con más de 3300 documentos procesados, el repositorio institucional es sustentado por más de 20 bibliotecarios –que trabajan en las estaciones experimentales de todo el país– que hoy forman parte del equipo como curadores de datos.
“INTA Digital brinda servicios como cualquier otra biblioteca”, señaló Tripaldi y agregó: “En este caso hablamos de objetos digitales que se pueden compartir por correo electrónico, por redes sociales, se pueden descargar”.
Luego de cumplimentar con protocolos de interoperabilidad internacional y de metadatos de descripción bibliográfica, INTA Digital recibió la adhesión al Sistema Nacional de Repositorios Digitales. “Esto nos ubica dentro de la ley que, entre otras cosas, asegura el financiamiento para el desarrollo de proyectos específicos”, indicó el responsable del Repositorio Institucional INTA Digital.
Con este proyecto el INTA consolida una red de datos propia que interconecta las más de 400 unidades de investigación y extensión distribuidas en todo el país. “Con este nuevo servicio de información apostamos a la búsqueda intuitiva, con una interfaz amigable, que permite la búsqueda por autor, título, tema, colecciones o unidades”, describió Tripaldi y agregó: “Además, se puede consultar desde cualquier dispositivo móvil”.
Acceso abierto para los libros
La gran distribución territorial del organismo –tiene más de 400 unidades en todo el territorio nacional– implica que haya investigadores, científicos y técnicos que están permanentemente generando conocimiento.
A veces en forma de informes, otra de paper, de artículos para revistas y también de libros, esa producción de información científica queda guardada gracias a la actividad editorial de Ediciones INTA.
Con un promedio de cien títulos publicados al año –uno cada tres días–, Ediciones INTA busca garantizar la promoción y democratización del conocimiento. “Además de series científicas y técnicas, incorporamos a nuestro catálogo colecciones con enfoques más divulgativos, capaces de acercar las temáticas que trabaja el INTA a un público urbano y también a estudiantes y jóvenes lectores”, manifestó Gustavo Ciuffo, editor en el área de publicación de libros de la Gerencia de Comunicación e Imagen Institucional del INTA.
Asimismo, Ciuffo ponderó que “mediante los repositorios y la presencia en bibliotecas aseguramos que el conocimiento que genera la institución se trasmita en el tiempo”.
Como ejemplo de la política de acceso abierto, Ediciones INTA comenzó a aplicar a sus obras digitales las licencias creativecommon, que son herramientas amparadas en las propias leyes del derecho de autor y que parten de la lógica de licenciar determinados derechos del autor, de tal modo que el usuario pueda hacer uso de la obra a partir de permisos ya concedidos.
“En el caso de Ediciones INTA, los libros pueden ser descargados y compartidos, e incluso se pueden generar obras derivadas, siempre que no se haga un uso comercial y, por supuesto, se cite la autoría y fuente de la obra”, aclaró Ciuffo y afirmó: “Aplicar este tipo de licencias a editoriales comerciales a veces es complejo pero para nuestros libros, que no persiguen un objetivo comercial y que además están financiados y producidos con fondos públicos, este tipo de licencias resultan apropiadas y muy justas”.
En este sentido, el modelo de acceso abierto a la producción científico-tecnológica implica que los usuarios pueden leer, bajar, compartir o imprimir el material bajo condiciones que incluyen, entre otras cosas, la mención de la fuente.