Como Napoleón y Hitler, Zelensky también perdió.
Muy Sagaz Donald Trump, percibió la derrota de Ucrania y, para que no salpicara a EEUU y a la OTAN, buscó mostrarse negociador. La solución era admitir el triunfo ruso. En el ajedrez de la geopolítica se juega una partida clave. El presidente republicano -como en la Segunda Guerra Mundial- buscó que Washington y Moscú aparecieran, en un plano de igualdad, como los arquitectos del orden mundial.
Adelanto que es otra la realidad. Está claro que Rusia es la que lleva la delantera de la negociación por Ucrania. Es el representante de Trump quien viaja a Moscú y no un representante de Putin a Washington. Para que lo reciba Putin deberá ponderarlo y elogiarlo en público y así todo lo hará esperar varias horas. En el mientras tanto, el presidente ruso les va recordar todas las sanciones recibidas -casi 30.000- , más que todas aplicadas en el resto del mundo. Putin se mantiene firme en sus exigencias para llegar a un acuerdo de alto el fuego que debería conducir a una paz a largo plazo y eliminar las causales iníciales de esta crisis. Es la confesión de un hecho consumado: la victoria de Rusia en el campo de batalla contra Ucrania y la OTAN.
Se trata, además, de un triunfo contundente sobre EEUU, quienes aportaron la mayor parte del equipamiento bélico, la base logística, el apoyo de inteligencia y el financiamiento que les permitió a los ucranianos durar tres años. Si a ello le adicionamos el divorcio inglés y una Europa convertida en museo -salvo Alemania- los resultados son catastróficos. El avance en las negociaciones va marchando y los representantes de EEUU y Rusia se reunieron el pasado domingo en Riad, la capital Saudí, para avanzar en el futuro acuerdo. Antes hubo conversaciones telefónicas a las que Trump calificó como muy positivas. Sin embargo, Putin fue más cauteloso. Rusia impuso 3 condiciones fundamentales para el acuerdo:
1) Abordar las causas fundamentales de la crisis.
2) Cese total de la ayuda militar extranjera y del suministro de información de inteligencia a Kiev.
3) Implementar mecanismos de control efectivos sobre cualquier alto el fuego en la línea de conflicto, el fin de la movilización de ciudadanos ucranianos y el cese del rearme de sus fuerzas armadas.
Para terminar surge con prístina claridad que a Putin le conviene avanzar en la pacificación, pero su desconfianza es total. Esto indica que todavía habrá mucho camino por recorrer.
REFLEXIÓN FINAL
El desembarco de Donald Trump en el Salón Oval nos obliga a sacar la siguiente conclusión: cuando el pájaro está vivo se come a las hormigas y cuando muere, las hormigas se comen a los pájaros. Con el apoyo de EEUU y la OTAN, Zelensky se sintió poderoso, pero el tiempo fue más poderoso. La vida da vueltas y las circunstancias cambian. EL Presidente de Ucrania disfrutó bailar con el diablo. Que no se pregunte ahora, el por qué su país está en el infierno.
EL LOBO