Venecia mágica (Por Cecilia Lastiri).
Venecia es una ciudad única en el mundo que todos quieren visitar por su tradicional y vivo encanto.
Hasta 20.000 turistas visitan cada día sus soñados rincones. Su grandioso pasado se hace presente en cada calle, canal, plaza y patio. Venecia es un destino turístico durante todo el año, los siete días de la semana y a toda hora.
Antes de viajar a Italia junto a Extramuros viajes, recorremos Venecia en 10 momentos claves para disfrutar la cultura italiana:
1.- Admirar el bello conjunto arquitectónico que forman la fachada de la Basílica de San Marcos y la torre del Campanile.
2.- Visitar el interior de la Basílica de San Marcos para contemplar la arquitectura que data del año 800.
3.- Subir al Campanile, para sacar fotos y ver las mejores vistas panorámicas de Venecia y sus alrededores, con la laguna como único elemento natural.
4.- Contemplar la maravillosa fachada del Palacio Ducal y su preciosa Porta della Carta.
5.- Visitar la Scala D´Oro o la Sala del Maggior Consiglio del Palacio y cruzar por el interior del Puente de los Suspiros para ir hasta los antiguos calabozos.
6.- Pasar entre las Columnas de San Marcos y San Teodoro, las cuales ocupan el centro de la piazzeta de San Marcos.
7.- Apreciar el propio Puente de los Suspiros, tanto desde el Ponte della Paglia, a orillas de la laguna, como la vista de ambos desde el puente que hay en el canal interior detrás del Palacio Ducal.
8.- Contemplar la gran belleza de la Torre dell Oroglio, de estilo renacentista, el cual alberga un precioso reloj astronómico desde 1500.
9.- Visitar los históricos Café Quadri y Café Florian donde se ha desarrollado buena parte de la historia de Venecia durante los últimos tiempos.
10.- Disfrutar de la música de las orquestas que tocan en las terrazas de cafés de la plaza que amenizan la estancia de los turistas.
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Magia acuática
Cuando el agua sube, la Piazza San Marcos queda cubierta de agua, las mesas de los restaurantes y bares flotan y aparecen pasarelas suspendidas que dejan deslizar a los turistas sin mojarse. Así como aparece, el agua se va. Las mesas vuelven a estabilizarse sobre sus cuatro patas y el turismo sigue su marcha alocada por las callecitas y canales de Venecia. Hace calor, y el agua, a pesar de llenarlo todo, se hace desear. Aquí no existen las piletas ni la posibilidad de un chapuzón. La vieja ciudad se sostiene sobre pilotes que a su vez se depositan sobre el fango del fondo de la laguna. Y así ha sido por siglos por más que una y otra vez los agoreros pronostiquen su hundimiento. Ni la humedad ni las hordas turísticas han conseguido hacerlo. Y Venecia sigue su rumbo con otros mercaderes menos shakespeareanos y más actuales y mucho glam de manos de marcas internacionales.
Para vivirla, lo ideal es alojarse allí, dentro de su mundo acuático. Aunque, claro, suele ser más caro. Cuatro días son más que suficientes. Una obra en el teatro de La Fenice, un paseo por las islas de Burano (la de los colores) o Murano (la de la manufactura del cristal que lleva su nombre), la visita a la Basílica, al museo de Peggy Guggenheim (fundado en 1980 en el Palazzo Venier dei Leoni, sobre el Gran Canal) y al Museo Correr. Y por sobre todo comer y almorzar en los miles de restós cancheros de sus callecitas o mirando el agua. Dicen que no hay que irse sin tomar algo en el Café Florian, cuyo edificio data del año 1720, y escuchar al atardecer las magníficas orquestas que tocan en vivo en la piazza. Esas deberían ser las prioridades de una recorrida turística.
Para trasladarse el vaporetto es un buena opción, pero caminar también lo es. El taxi-lancha para alguna excursión más larga es una posibilidad y el regateo, una realidad. Las góndolas son un divertimiento. Mejor con cantantes que sin ellos y habrá que pedirles canciones italianas porque a veces sorprenden con ritmos estrafalarios que poco combinan con la atmósfera del lugar. Eso sí, nada es barato y un paseo de una hora con cantantes incluidos puede costar más de 100 euros. Venecia tiene 446 gondolieris, uno por cada puente que tiene la ciudad. Y el 26 de junio de este año entró en escena la primera mujer gondolieri: Georgia Boscoso, una italiana con mucha fuerza y sólo 23 años.
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