(Por Mónica Gomez)
La tradición de trabajo del campo es arraigada por nuestros orígenes. Familias enteras se asentaron en este nuevo territorio, con ansias de trabajar la tierra y volver esta república como su hogar. Algunas llegaron en barco con la esperanza de un nuevo destino prospero ocuparse de sol a sol, forjaron su destino con sacrificio y dedicación al campo, a la cosecha, al fruto de su labor. Hoy nos encontramos con productores ya afianzados, gozando de técnicas y de herramientas y maquinarias dispuestas para hacer una labor perfeccionada.
A partir de los cambio en alimentación en la sociedad, se prefiere que la procedencia de los cultivos para el consumo, sean de productores regionales, con una menor escala, pero que contengan ese cuidados y dedicación, priorizando los productos más naturales. De allí que la función de las pequeñas quintas con obtención reducida y llenas de verduras de estación entraron en auge.
Pequeñas parcelas de plantaciones con verduras de hojas mezclado con plantas y flores. Con la facilidad de cortar tu propia verdura y traértelas aun con la tierra en sus raíces. Así es como uno arranca una planta para trasplantarla, así es como me traigo mis vegetales.
Ir de compras al vivero como ir a la verdulería, comprar los huevos solo a una familia que vende huevos con producción natural. Estas son las cosas que impulsan al desarrollo de las pequeñas regiones. Sería más fácil hacer la compra en el supermercado y ahorrar tiempo. Pero rescato el valor de lo natural así sea orgánico o no, pero sé que lo que voy a cocinar tiene una procedencia cercana y de desarrollo regional.
Si bien es un gran hallazgo que yo pueda obtener estos productos tan naturales y con una frescura intacta. El auge de estas quintas está presente de todos los lugares. Cada vez se ven más personas con este tipo de interés y se encuentran con gente que se dedica a las quintas con la facilidad de ofrecer bolsones con verduras y frutas de estación producidas en la zona.
La sociedad está cambiando y ese cambio se refleja en la forma de cocinar y en hábitos saludables. Todo lo que este cambio genera en las nuevas forma de consumo, en este caso favorecen a los pequeños productores.
Si son como yo inquietos y en busca de hábitos saludables, investiga. Pregunta por tu zona que siempre están esas personas que producen la verdura en su quinta, en un patio o un jardín. Vas a ver que te vas a maravillar con ver esa hoja de acelga sale de la tierra y va directo a tu cocina.
Hoy aprovechando que todavía siguen las temporadas de frio, al menos por Pigue el frio se siente y mucho, les traigo una sopa de papas y puerro que se van a deleitar una noche. Fácil rica económica y con productos de estación y en partículas los míos recién cosechados.
Sopa de papas y puerro
Necesitamos:
- 1\2 kg. de papas
- 2 puerros medianos
- 1 taza de vino blanco
- 1 taza de caldo de verdura
- 50 gr. De panceta
- Queso reggianito
- 50 gr. De crema de leche
- Sal pimienta y nuez moscada
Procedimiento:
Colocar en una cacerola con una cucharada de aceite, la panceta cortada en bastón, el puerro cortado en rodajas y las papas cortadas en cuadraditos. Revolver cada tanto para que no se peque y queme. Agregar el vino y el caldo. Salpimentar y taparlo por 20 minutos hasta que la papa esta cocida. Cuando esté lista agregarle la crema y con el queso rallado y una pisca de nuez moscada. Mixear o pasar por la licuadora para obtener una consistencia más liquida. Servirla con tostadas y con un chorrito de aceite de oliva.
Esta sopa es riquísima preparala pronto que ya se va el frio, (esperemos) y búscate un quintero amigo que tenga las mejores verduras y así vas a descubrir el verdadero sabor de las verduras.