(Por Marina Suárez, Técnica en criminalística y criminología)
La trata es la negación de la persona, su anulación en tanto sujeto de derecho.
Convertir a las víctimas en una cosa y quebrar su subjetividad es el medio que tienen los operadores de las redes de explotación para lograr someterlas y así entregarlas a los requerimientos de los usuarios, con el fin de obtener a costa de ellas un beneficio económico u otro tipo de contraprestación.
Mediante la palabra “trata”, término oficial utilizado por las Naciones Unidas, se hace referencia al comercio de seres humanos ya sea hombres, mujeres, niñas o niños con fines de explotación.
En el mundo de hoy, la globalización experimentada en las últimas décadas, la migración forzada de cientos de miles de personas por las guerras internas, los genocidios o hambrunas generalizadas, ha potenciado el surgimiento de nuevos desafíos con características distintas a las amenazas clásicas que enfrentaban las sociedades y los Estados modernos. Esta situación favoreció el debilitamiento de los Estados nación, poniendo en crisis su soberanía.
La disminución de la capacidad del Estado se manifiesta en la nula o tardía respuesta de las instituciones gubernamentales ante las nuevas amenazas trasnacionales, tales como la delincuencia organizada, las más destacadas son: el contrabando de armas, tráfico de drogas prohibidas, lavado de dinero obtenido de hechos ilícitos y de la trata de personas, esto trajo como consecuencia la desprotección de los ciudadanos.
Argentina dejó de ser un país de tránsito y se convirtió en destino de hombres, mujeres y niños que son víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, mendicidad y trabajo forzado; sería muy importante elaborar políticas públicas con el fin de la prevención contra este delito.
La trata de seres humanos representa la negación de los derechos fundamentales de las personas. Los bienes jurídicos afectados son la dignidad, la libertad, la identidad, la integridad física, y psíquica; la seguridad de las personas, el derecho a no ser sometido a torturas ni a otros tratos inhumanos, crueles o degradantes, la libertad de circulación, el derecho a formar un hogar, una familia, el derecho de mayor nivel posible de salud y el derecho a la educación. Por tal nivel de afectación a los seres humanos, es importante pensar en cómo combatir la delincuencia organizada transnacional a fin de ayudar a los Estados a formar capacidad para ejercer sus obligaciones soberanas y neutralizar la trata de seres humanos y sus efectos.
Del estado de vulnerabilidad en que se halla la víctima se aprovechan aquellos integrantes de las organizaciones criminales cuya función es la de captarlas para incorporarlas a la red de explotación.
Las víctimas para la explotación sexual (explotación de la prostitución ajena) son buscadas respondiendo a los estándares que el negocio impone o los gustos más demandados por los usuarios. Las mujeres forzadas a la prostitución o pornografía, las niñas y niños introducidos por la fuerza o engaño o abuso de poder a la explotación sexual, son previamente seleccionados y observados por un tiempo por los operadores de la trata que éstos encuentran el momento oportuno para captarlos.
Los medios más frecuentes para apropiarse de una persona, comprenden la amenaza, el uso de la fuerza u otras formas de coacción o el rapto; fraude o engaño; o abuso de poder o abuso de una posición de vulnerabilidad de la víctima o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre ella.
A modo general quería hacer mención de este delito tan grave, que muy poco se habla del mismo, a pesar de la gran magnitud de destrucción que tiene sobre la vida humana.
Es tiempo de que empecemos a mirar a los seres humanos como tal sin vulnerar sus Derechos.
Para Pensar: “abolición de la esclavitud”, creo que jamás sucedió.