(Por Lic. Magdalena Maineri)
Las críticas, muchas veces, son conflictivas o causan emociones negativas. ¿Cómo podemos enfrentarlas? En primer lugar, no te pongas a la defensiva. La tentación al recibir una crítica, es la de defendernos. Lo más probable es que comencemos a pensar en razones por las que nuestro interlocutor está equivocado, y así se lo haremos saber. Pero, ¿a quién pretendemos engañar? Si se nos hace saber que hemos hecho algo mal, es probable que haya cierta razón en dichas palabras o que quizá estemos dando una imagen que no nos corresponde. Peor aún que defendernos es contraatacar y echar otras cosas en la cara de aquel que nos ha criticado.
No proyectes tus inseguridades en la crítica. Tendemos a proyectar nuestra falta de confianza personal en las palabras de los demás Cuanto más daño nos hace una crítica, más probable es que haya tocado un pinto sensible que sabemos que no es precisamente nuestro fuerte. En ocasiones, nos tomamos lo que es un comentario constructivo en algo destructivo, por lo que debemos conocer nuestras limitaciones para entender qué es aquello que nos puede reprochar con razón.
No reacciones inmediatamente. Ante la crítica, lo mejor, en muchos casos, es callarse y asentir. Suena a sumisión, pero si somos pasionales, es mejor darnos tiempo cuando estemos a solas para reflexionar sobre aquello que nos han dicho. Solo entonces, podremos distinguir lo útil de lo accesorio, y sacar de ahí una enseñanza.
Identificar la fuente de la crítica. También es posible que la crítica no tenga nada de razón. De igual manera que proyectábamos nuestras inseguridades sobre las palabras de los demás, puede ser que los demás proyecten sus problemas sobre nosotros. ¿Quién ha hecho la crítica? ¿En qué tono la realizó? A veces es preferible callar que contraatacar.
Desecha lo dañino y quédate con lo útil. Algunas críticas pueden tener parte de razón. Para evitar que nuestro orgullo salga herido, solemos quedarnos con la forma y no con el contenido. Las feas palabras pueden encubrir una verdad. Asique aunque no aceptemos ser tratados injustamente, debemos hacer ejercicio de autocrítica y reflexionar si debemos cambiar algo de nuestro comportamiento.
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