Tras la Devaluación, Suben los Precios de los Productos Básicos en los Barrios
A raíz de la reciente devaluación, los precios de los productos básicos en los barrios han experimentado incrementos de hasta el 9%. Autoservicios y almacenes han recibido nuevas listas con aumentos que reflejan el impacto directo de la devaluación y, aunque estos comercios concentran el 70% del consumo, debido a su estructura atomizada no cuentan con el poder de negociación de las grandes cadenas de supermercados. Estas últimas, por su parte, decidieron rechazar los aumentos hasta agotar sus stocks. Este escenario se enmarca en una tendencia preocupante: ya son 16 meses consecutivos de caída en las compras de las familias. La retórica negacionista del gobierno nacional trasciende su análisis de la historia; también se utiliza para ignorar la realidad cotidiana: la plata no alcanza. Este es un hecho que cualquier persona puede constatar en el comercio más cercano, en el día a día. Los números no mienten, y son contundentes.
En marzo de 2025, las grandes cadenas de supermercados del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) experimentaron una caída del 7,4% en sus ventas, comparado con el mismo mes del año anterior. En cambio, los autoservicios independientes en la misma zona vieron una disminución más moderada, de solo un 3,1%. Esta diferencia sugiere que parte de la demanda de las grandes superficies se está trasladando a los comercios barriales, una tendencia que responde a la caída del poder adquisitivo de la población. No obstante, la caída general sigue siendo importante, especialmente si consideramos el contexto. En marzo de 2024, aún bajo los efectos de la primera devaluación de La Libertad Avanza, las ventas de los supermercados ya habían experimentado una caída del 9,3%. Un año después, el consumo argentino sigue sin mostrar señales de recuperación, lo que confirma el impacto negativo de las políticas del gobierno sobre el bolsillo de los ciudadanos. Otras mediciones también ratifican esta tendencia registrando una caída del 7,6% en el tercer mes del año, mientras que el Índice de Ventas Minoristas Pyme de la CAME mostró un modesto aumento interanual del 10,5%, aunque esto no fue suficiente para revertir la caída de marzo de 2024, que había sido del -12,6%.
Nubes en el Frente
Aunque todavía no se conocen los datos de consumo de abril, en la primera quincena del mes los precios continuaron su escalada, una tendencia que venía desde mediados de marzo. Esto hace suponer que no se producirán grandes cambios en la actividad comercial, al menos en el corto plazo. El gobierno nacional se ha atribuido el mérito de haber «controlado la inflación» y lo presenta como uno de sus principales logros de cara a las elecciones legislativas. Sin embargo, la realidad es otra: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cayó entre agosto y noviembre de 2024, pero repuntó nuevamente en diciembre, impulsado por la estacionalidad de las fiestas. Después de un pequeño descenso en enero, en febrero los precios volvieron a subir, y en marzo alcanzaron un 3,7%, cifra que el presidente Javier Milei y su equipo intentaron minimizar con anuncios sobre un nuevo acuerdo con el FMI y la eliminación del cepo cambiario. El IPC de abril será clave para confirmar si esta tendencia se mantiene, pero lo que es evidente es que el acuerdo con el FMI conlleva más deuda y ajustes internos, lo que podría generar nuevas tensiones económicas. Los anuncios cambiarios, por su parte, ocultan una posible nueva devaluación, que sin duda afectará a los trabajadores y a la clase media.
El Impacto en los Precios
El impacto de la devaluación no se sintió de forma inmediata tras los anuncios, ya que se venía produciendo un ajuste gradual desde marzo, cuando aún se negociaban los términos del acuerdo con el FMI. Durante ese período, los precios de los alimentos y productos de consumo masivo aumentaron lentamente pero de manera constante, impulsados por la especulación. A principios de semana, los supermercadistas expresaron que no esperaban una «estampida» de precios, ya que muchos proveedores ya se habían asegurado un «colchón» a través de aumentos anticipados. Sin embargo, los comercios barriales, como almacenes y autoservicios pequeños, sí reportaron incrementos de entre el 5% y el 9% en los productos básicos. Estos aumentos son similares a los que ya se habían registrado en semanas anteriores.
Aumentos y Rechazos
Las grandes cadenas de supermercados y mayoristas también informaron sobre aumentos presuntamente mayores, aunque aseguraron haber rechazado esas listas por considerarlas inviables en un contexto de ventas a la baja. El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró la postura de los comercios y señaló a empresas como Molinos Río de la Plata y Unilever como responsables de los incrementos, que habrían oscilado entre el 9% y el 12%. Una versión empresarial apuntó que, el lunes 14 de abril, Molinos Río de la Plata, junto con otras firmas como Bunge, AGD y Molino Cañuelas, incrementaron sus precios en un 9%, coincidiendo con la implementación del nuevo esquema cambiario. Aunque las empresas no desmintieron estos aumentos, es importante señalar que, antes de esa fecha, ya habían subido los precios de la harina, lo que repercutió directamente en el precio del pan y de otros productos de alta demanda como los fideos secos.