Pasar seis días cabalgando por la cordillera, una experiencia diferente. En esta nota, Diego Guiñazú cuenta sus cabalgatas del alma.
Los Andes no son un paisaje ajeno para Diego Díaz Guiñazú. Menos los de su provincia, los mendocinos. Ya a los 9 años acompañaba a su padre llevando la hacienda a pastar allí en los meses de verano. Hoy, el motivo es turístico. Desde hace casi 20 años, sus “cabalgatas del alma” llevan a personas de todo el mundo a disfrutar de 6 días en plena cordillera.
La temporada de cabalgatas va desde diciembre hasta marzo, salvo algún año que por cuestiones especiales ese período se alarga o se acorta. Y lo agarramos justo, ensillando su caballo pronto a salir con un contingente.
La agenda está casi completa. Las dos cabalgatas de enero ya están cerradas. En febrero serán tres y por ahora hay algunos lugares. Y también para la de marzo. “Tratamos de hacer el mismo circuito”, explica Diego,” y generalmente llegar al límite con Chile eso siempre. Hacemos dos salidas más por el valle, porque es un lugar de miles de hectáreas, los paisajes son muy lindos, hoy hay mucho guanaco, zorro, liebre, cóndores, algo hermoso para disfrutar en su entorno”.
No hay mayores restricciones para disfrutar de estas cabalgatas. Van chicos desde los 11 años hasta adultos de 70, todos sin problemas. Y la gente se anima a disfrutar de esta maravillosa experiencia.
SE- ¿Cómo es el esquema de una salida?
DDG- Salimos de la ciudad de Mendoza, hacia una bodega con visita y degustación. De ahí partimos hasta los tres mil metros donde esperan los caballos, los arrieros y baqueanos, y ahí nos quedamos. Al otro día temprano, 8:30 aproximadamente, ensillamos y cruzamos el primer cordón montañoso por el paso El Portillo, a 4200 metros de altura y llegamos al valle donde nos quedamos. El día siguiente es de descanso, con una salida corta como para que no se desacostumbre la gente. Al otro día nos vamos hasta el límite con Chile y volvemos al mismo refugio. Al día siguiente, hacemos una salida hacia el mesón San Juan, un cerro increíble, lleno de tropillas de guanacos y volvemos al refugio. Al día siguiente emprendemos el regreso hasta los 3000 metros donde nos espera la combi para regresar a la ciudad de Mendoza. Son 6 días completos en la cordillera”.
SE- Vienen muchos extranjeros?
DDG- Hay extranjeros, pero en general en mis cabalgatas hay mucho argentino. Suele haber algún alemán, los brasileños gustan mucho de esto, pero casi toda es gente de Capital, de la provincia de Buenos Aires, incluso en enero viene gente de 9 de julio. Y suelen venir algunos holandeses que les gusta mucho la cordillera. Pero viene mucho cordobés y sobre todo gente de la Mesopotamia. Porque es un paisaje que gusta mucho.
El paisaje es imponente y cada mes tiene su característica especial. “Hoy hay nieve”, explica Diego mientras controla los últimos detalles del contingente, ”hay planchones de nieve como les decimos, cabalgamos sobre ellos. Y el pasto hoy está bien verde porque fue en un año que nevó cuando correspondía, o sea, en mayo, en junio y en julio, y ahora todo el calor hace que el pasto venga muy bien, muy colorido, aunque aún no esté florecido. Lo cual hace un paisaje muy lindo. Los ríos traen mucha agua, el Tunuyán y el Palomar, hay que cruzarlos por la mañana porque a la tarde por el deshielo aumentan casi tres veces su caudal. Y luego, en enero y febrero, es cuando está más florido y en marzo está la ventaja de que los ríos ya no vienen tan crecidos, y el clima es más parejo, hace calor pero no como ahora. Las noches son frescas, 3, 4 grados, no llega a bajo cero, pero con una buena bolsa de dormir y las carpas que tenemos nosotros es suficiente. Y por supuesto, aquel que quiera dormir bajo las estrellas lo puede hacer porque es algo increíble.
SE- ¿Recomendaciones? ¿Equipamiento?
DDG- Yo aconsejo llevar ropa térmica, pantalones cómodos, calzas las mujeres y los hombres calzoncillos largos o calzas más que nada porque tenemos jornadas largas de cabalgata y entonces así prevenimos las paspaduras. Pero con eso es suficiente. Segunda recomendación, anteojos negros, porque allá la nieve y el sol te pueden quemar la vista. Y protector solar, siempre. Ropa de abrigo, un sombrero con barbijo para que no se vuele. Pero después nada del otro mundo. Y llevamos un equipo de primeros auxilios bien completo por cualquier cosa que por suerte hasta ahora nunca tuvimos que usar.
En estas travesías de tantos días alejados de…la ducha…el aseo para muchos es un tema importante. Pero inclusive para esto, Diego tiene la solución: “Llevo unas duchas portátiles, solares, muy cómodas, así que el que quiere puede bañarse todos los días. Siempre buscamos la comodidad del pasajero”.
En la web www.cabalgatasdelalma.com está toda la información detallada para ayudar a tomar la decisión. Seis días alejados de todo. Seis días en la naturaleza más imponente, recorriéndola a caballo. ¿Dónde firmo?